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Enrique Serna habló con SinEmbargo sobre su más reciente libro, un conjunto de siete cuentos, siete “ficciones tragicómicas”, en las que el lector podrá ver cómo los personajes se transforman bajo un poder irresistible “que en algunos de los cuentos es sobrenatural y que les muestra que ellos ya no mandan en sus propias vidas y que alguien los está controlando”.

Ciudad de México, 21 de agosto (SinEmbargo).– En Lealtad al fantasma (Alfaguara), el escritor mexicano Enrique Serna ahonda a lo largo de siete historias “el conflicto de una serie de personajes que por distintas razones ceden el timón de sus vidas o descubren que alguien se los ha arrebatado”, y particularmente en una de ellas, «Abuela en brama», describe la polarización que se vivió antes, durante y después de la elección de 2018 en la que ganó Andrés Manuel López Obrador a través de la relación entre “una dama otoñal burguesa y un joven poeta proletario”.

Espero que ya hayan disminuido un poco los apasionamientos de esa polarización, pero eso tiene un papel importante en la evolución de esta pareja […] porque ninguno de los dos encaja en el ambiente del otro, en esa atmósfera de polarización de una sociedad dividida en bandos antagónicos. Yo quise mostrarlo porque mis personajes no viven en el limbo, viven en una circunstancia histórico social bastante concreta y a veces eso pesa en la evolución de la intimidad de los personajes”, comentó el autor en entrevista con SinEmbargo.

Serna opinó que se ha ido diluyendo esta situación “porque no creo que se pueda supeditar todo a objetivos electorales y finalmente esa polarización lo que busca es el lucro político, pero yo creo que como finalmente los problemas del país siguen ahí, como no se han resuelto eso hace que la gente deje de preocuparse tanto por las pugnas ideológicas y más bien trate de ver la realidad tal como sigue siendo”.

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Cuestionado sobre los dos bloques que han alimentado esa polarización, el de Morena y sus aliados, y el de la alianza Va por México, la cual integran el PRI, PAN y PRD, el también autor de El vendedor de silencio (Alfaguara), señaló que en México “hay muchos partidos camaleónicos” como el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), “que siempre se vende al mejor postor y ahora está del lado de Morena, antes estuvo con el PAN o con el PRI”.

“Son alianzas circunstanciales que muestran en cierta forma que los principios valen bastante poco para toda la clase política en su conjunto y lo que les importa son las conveniencias coyunturales que los hacen de pronto unirse aunque realmente no tengan nada en común. Esa es una de las grandes carencias de la democracia mexicana, creo que la sociedad es la que debe tener un ojo más crítico para ver qué es lo que está proponiendo cada uno de estos bloques de partidos más allá de quienes sean las figuras de los enconos que se puedan crear en una campaña”.

—¿Cuáles a tu parecer son los fantasmas que no ha podido sacudir México, independientemente del partido que esté en el poder?

—El fantasma que es muy real, desgraciadamente, de la criminalidad, que se va expandiendo cada vez más, que cada vez tiene más actividades económicas bajo su poder y que puede cometer actor de terrorismo como los que vimos en la última semana, yo creo que ese es el mayor problema de México en la actualidad.

Lealtad al fantasma, siete “ficciones tragicómicas”. Foto: Cortesía Randomhouse.

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—Este libro Lealtad al fantasma bastante interesante, un conjunto de siete cuentos, abordas distintas cuestiones. En un primer punto, antes de entrar a cuestiones políticas y demás me gustaría que pudieras hablar sobre uno de los puntos elementales que tratas es la cuestión del libre albedrío. Tus personajes lidian con esta cuestión de distintas maneras

—Me interesaba mostrar el conflicto de una serie de personajes que por distintas razones ceden el timón de sus vidas o descubren que alguien se los ha arrebatado y también mostrar la otra cara de la moneda que son los móviles y las conductas de los invasores de almas. Yo quería ver cómo se transforman esos personajes que están bajo un poder irresistible que en algunos de los cuentos es sobrenatural y que les muestra que ellos ya no mandan en sus propias vidas y que alguien los está controlando. Yo creo que esos es un anhelo que tienen por ejemplo los amantes apasionados que en la entrega amorosa se disuelva tu personalidad pero al mismo tiempo creo que es algo bastante angustioso cuando realmente ocurre porque sientes que dejas de ser tú y que te estás convirtiendo en algo diferente que ya no puedes controlar.

—Hablas de una presencia fantasmal en algunas cuestiones, puede ser desde ese autor que le revela al protagonista que solamente es un personaje más, pero también muchos de los personajes se mueven de la cuestión del deseo, por cuestiones que les mueven dentro y ellos mismos de alguna manera causan la circunstancia en la que se encuentran.

—Sí, claro, pero digamos que el deseo es esa fuerza que tú ya no puedes dominar y que a veces te puede llevar a hacer cosas que van en contra de la razón, de tu propia conveniencia, hasta de tus afectos, esa es la encrucijada en la que están varios de estos personajes.

—¿Varios de los cuentos nacen de manera paralela o hay una relación cuando los empiezas a escribir junto con El vendedor de silencio?, ¿hay ésta relación o cómo empiezas a escribir estas historias?

—Yo creo que la imaginación tiende a escaparse de tareas que le puede resultar en el momento demasiado pesadas y escribir una novela histórica es como escalar el Monte Everest. Yo creo que la imaginación se fuga urdiendo historias que le puede resultar más placenteras porque en ellas la imaginación no tiene grilletes, pero anoté las ideas que me iban surgiendo y cuando terminé El vendedor de silencio escribí este libro durante la pandemia.

—De alguna manera es consecuencia, entonces. ¿Tú también te mueves por esas fuerzas para darle forma a estos cuentos?

—Es curioso porque en una conversación que tuvieron (Mario) Vargas Llosa y (Juan Carlos) Onetti en la que Vargas Llosa decía que él era un escritor muy disciplinado, que escribía un cierto número de horas al día y Onetti le dijo que él tenía una relación conyugal con la literatura, pero él tenía una relación adultera con ella porque Onetti escribía por rachas de inspiración, por las noches, no tenía un horario fijo ni nada, pero lo curioso de este caso es que cuando tú te impones un deber como escribir una novela histórica, quizá esas historias más juguetonas, más lúdicas como las que vienen en el libro no se me hubieran ocurrido si yo no me hubiera puesto este cinturón que digamos es el de la novela histórica.

Enrique Serna durante la entrevista.

—Algunos de tus personajes están muy amarrados o sujetos a una serie de prejuicios, muchos de ellos en cuestiones donde predomina este pensamiento machista, patriarcal que no lo puedes soslayar.

—Hay en este libro varios cuentos que digamos son ‘pesadillas donjuanescas’ porque yo creo que un Don Juan Victorioso es un personaje que se hincha como un globo de gas y a mí me gusta quizá, por espíritu chocarrero, pinchar esos globos y mostrar el lado cómico o ridículo que tiene la vanagloria masculina en un tono de autocrítica.

—En «Abuela en brama» exploras esta polarización que se da previo, durante y después de la elección de López Obrador, es un tema bastante interesante porque prácticamente juntas a estas dos clases sociales que desde antes, después y hasta la fecha siguen en constante conflicto.

—Sí, pero espero que ya hayan disminuido un poco los apasionamientos de esa polarización, pero eso tiene un papel importante en la evolución de esta pareja formada por una dama otoñal burguesa y un joven poeta proletario porque ninguno de los dos encaja en el ambiente del otro, en esa atmósfera de polarización de una sociedad dividida en bandos antagónicos. Yo quise mostrarlo porque mis personajes no viven en el limbo, viven en una circunstancia histórico social bastante concreta y a veces eso pesa en la evolución de la intimidad de los personajes.

—En concreto, en cuestión de esta polarización dices ‘esperemos que ya hayan disminuido’ ¿Crees que existan las condiciones para que ya de una vez en esta recta final se pueda llegar a un tipo de autorreflexión sobre lo que ha sucedido en esta primera etapa de Gobierno?

—Creo que se ha ido diluyendo la polarización porque no creo que se pueda supeditar todo a objetivos electorales y finalmente esa polarización lo que busca es el lucro político, pero yo creo que como finalmente los problemas del país siguen ahí, como no se han resuelto eso hace que la gente deje de preocuparse tanto por las pugnas ideológicas y más bien trate de ver la realidad tal como sigue siendo.

—¿Crees que los entornos de estos dos personajes, Delfina y Efraín —los personajes de Abuela en brama— personifican estos dos extremos de esta pugna ideológica?

—Creo que los ejemplifican bastante bien y ellos justamente, tratan de lograr un espacio de concordia en medio de esta guerra, lo tratan de hacer, pero tienen muchas cosas en contra porque pesa sobre ellos una condena social también por la diferencia de edades, entonces esto hace que sea muy difícil que camine bien esa pareja.

—En esa diferencia de edades vuelve a estar presente este elemento machista, ella misma lo dice ‘a mi hermano que tiene distintas parejas no hay problema’, pero incluso ella entre su grupo de amigas se va relegando poco a poco por esta circunstancia. ¿Es una realidad que solamente se visibiliza en este extracto social o está permeado en todo en general?

—Yo creo que esa condena a las parejas con mucha diferencia de edad es pareja en todas las clases sociales.

—Hablando sobre los dos extremos políticos e ideológicos. Estos se han conjugado por una parte en dos bloques, en una tenemos al gobierno y en la otra al otro bloque PRI-PAN-PRD. Me gustaría saber tu opinión al respecto.

—Hay muchos partidos camaleónicos en México, por ejemplo, el Partido Verde que siempre se vende al mejor postor y ahora está del lado de Morena, antes estuvo con el PAN o con el PRI. Yo creo que son alianzas circunstanciales que muestran en cierta forma que los principios valen bastante poco para toda la clase política en su conjunto y lo que les importa son las conveniencias coyunturales que los hacen de pronto unirse aunque realmente no tengan nada en común. Esa es una de las grandes carencias de la democracia mexicana, creo que la sociedad es la que debe tener un ojo más crítico para ver qué es lo que está proponiendo cada uno de estos bloques de partidos más allá de quienes sean las figuras de los enconos que se puedan crear en una campaña.

—Lo tocas en este cuento de «Abuela en brama», esta cuestión o las distintas aristas en las que se puede ver una realidad política. A partir de eso, ¿qué avisoras de aquí a 2024, no se podría minimizar que es una fecha interesante, importante y que de alguna manera causa distintas especulaciones en todos los ámbitos?.

—Yo estoy casi seguro de que va a repetir Morena en la presidencia y creo que por eso es necesario que haya también una crítica incisiva y demás porque es un partido que va a quedarse largo tiempo en el poder.

—¿Crees que el principal pie del que cojea este gobierno es la falta de autocrítica?

—Sí, desde luego. Creo que finalmente lo que tenemos que hacer es preservar la democracia mexicana gane quien gane y en ese sentido yo espero que Morena no tenga tentativas dictatoriales como la que ahora parece esa idea de desaparecer al INE.

—De esto se alimenta el discurso de la oposición, hablar de una dictadura, de una autocracia y demás. ¿Ves esos elementos dentro de lo que hemos podido ver estos cuatro años?

—Hay algunas amenazas muy concretas y una de ellas es la desaparición del INE que a pesar de que organizó unas elecciones donde Morena obtuvo una victoria contundente y ha organizado otras durante este sexenio donde ha tenido muchas victorias, pues hay este golpeteo constante de querer desaparecerlo y eso hace que en mucho surja la preocupación, y yo me incluyo, de que quieren volver a crear un partido de estado muy parecido al PRI y me parece que en ese sentido ellos tienen una relación muy conflictiva e incongruente con la transición a la democracia porque la transición a la democracia finalmente es lo que ha permitido que llegue un partido de izquierda al poder, pero al mismo tiempo López Obrador cree que esa transición fue una farsa, no fue una farsa, fue demasiado real.

—¿Cuáles a tu parecer son los fantasmas que no ha podido sacudir México, independientemente del partido que esté en el poder?

—El fantasma que es muy real, desgraciadamente, de la criminalidad, que se va expandiendo cada vez más, que cada vez tiene más actividades económicas bajo su poder y que puede cometer actor de terrorismo como los que vimos en la última semana, yo creo que ese es el mayor problema de México en la actualidad.

—Cuando ves a tus personajes te das cuenta de un aspecto bastante interesante, muchas de las condiciones en las que vivimos, como dices ‘no, no es que vivan en un espacio libre, viven en un contexto social’, por ejemplo, el profesor que se rige, en teoría, bajo un código de ética en algún momento no descarta esta idea de cometer este crimen de agredir, es decir, no escapan a muchos de los problemas que vivimos.

—Esta atmósfera de impunidad hace que mucha gente que no haya delinquido nunca probablemente se plantee que puede delinquir con bastante facilidad y eso lo vemos en el caso de asesinatos de periodistas, como quien mande a matar a un periodista sabe que lo van a achacar al narco, entonces seguramente muchos sienten que pueden quedar impunes fácilmente. Es una invitación para cometer delitos a gente que hasta ese momento se ha mantenido dentro de la ley.

Obed Rosas

Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM. Estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras.

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