México

Hombres de trabajo todos, descritos con amor por sus familias. Esperados con los brazos abiertos. Los mineros atrapados y los que lograron salir antes de la inundación son ejemplo de un oficio que ha permanecido por generaciones, enseñándose de padre a hijo, ejerciéndose pese a esposas preocupadas… en algunos casos por gusto, y en la mayoría porque no hay más opciones.

Por Paloma Gatica, Armando Ríos y Francisco Rodríguez

Coahuila, 15 de agosto (Vanguardia).- Son 10 mineros atrapados. Padres, hijos, hermanos, amigos. Sus familias los esperan entre incertidumbre, rezos e indignación. Su lugar en la mesa sigue intacto. Son también el último recordatorio de una tragedia sin freno, que se repite ante la falta de regulación de las autoridades, omisiones a sus derechos y la escasez de oportunidades.

LA HISTORIA DE LOS MINEROS QUE SIGUEN ATRAPADOS

Raymundo Tijerina Amaya fue el primer minero en salir de “El Pinabete” el pasado 3 de agosto.
Raymundo Tijerina Amaya fue el primer minero en salir de “El Pinabete” el pasado 3 de agosto. Foto: Vanguardia

«Doy gracias a la vida… salí de milagro»

Por Paloma Gatica

Raymundo Tijerina Amaya fue el primer minero en salir de “El Pinabete” el pasado 3 de agosto. La fuerza del agua lo aventó a la superficie de la plancha, y de ahí otra corriente lo arrojó al malacate (máquina para el ascenso y descenso de materiales), desde donde sus compañeros de cuadrilla –que estaban a minutos de ingresar– tiraron de las cuerdas y mangueras para sacarlo tras escucharlo gritar.

La misma cuadrilla que le salvó la vida logró sacar a cuatro compañeros más minutos después del incidente que inundó la mina en segundos. Una vez en el exterior, Raymundo fue trasladado a la Clínica 23 del IMSS en Nueva Rosita, en donde permaneció hospitalizado tres días, porque tenía agua y carbón en los pulmones.

“Doy gracias a la vida porque me dio otra oportunidad. Fue un milagro, porque yo me rendí, ya no podía, estaba muy cansado de los brazos. Estuve mucho tiempo debajo del agua sin poder respirar, dije: ‘ya no puedo’ y me solté. No sé cómo el agua misma me aventó pa’ afuera”, dice Raymundo. Mientras, en la mina sigue atrapado su hermano menor, Hugo Tijerina Amaya. El día del accidente, Raymundo celebraría el noveno cumpleaños de una de sus dos hijas –además tiene otro niño–, y señala que ahora festejarán doble el 3 de agosto, pues lo considera su segundo nacimiento. El real es el 30 de agosto, por lo que está próximo a cumplir 35 años, y lo hace con la esperanza de abrazar a su hermano.

Después de esta experiencia, Raymundo afirma que no volverá a bajar a la mina para trabajar: “a veces puede sacar uno hasta cuatro mil pesos, pero no es justo arriesgarnos de esa manera, no voy a volver a bajar para sacar carbón”.

Ramiro Torres Rodríguez tiene 24 años y se convirtió en padre de una niña apenas una semana antes del accidente que lo mantiene atrapado en la mina “El Pinabete”.
Ramiro Torres Rodríguez tiene 24 años y se convirtió en padre de una niña apenas una semana antes del accidente que lo mantiene atrapado en la mina “El Pinabete”. Foto: Vanguardia

Ramiro acaba de ser padre y buscaba otro empleo antes del accidente

Por Paloma Gatica

Ramiro Torres Rodríguez tiene 24 años y se convirtió en padre de una niña apenas una semana antes del accidente que lo mantiene atrapado en la mina “El Pinabete”, motivo por el que había dejado de acudir a trabajar a los pozos para buscar una oportunidad laboral con mejores condiciones.

Es el hermano mayor de Aureliano Torres, uno de los cinco mineros que lograron salir trepando por el malacate (máquina para el ascenso y descenso de materiales) y con ayuda de la propia agua. Ramiro es honrado y trabajador desde niño, afirma su madre, Lucía Rodríguez, quien no se ha despegado desde el momento del accidente de la mina.

“Mi hijo es amable y de buen corazón, en busca de un futuro prometedor para su familia. Apenas tenía unos días de haber regresado a trabajar al pocito, pues busca un mejor trabajo para que su esposa esté tranquila y poderles dar todo tanto a ella como a la niña”, dice Lucía. La familia de Ramiro y sus hermanos –que trabajan en las labores de rescate para sacar a los 10 mineros– señalan que días antes de tomar la decisión de dejar ese empleo comentó que había filtraciones de agua en la mina, “más de lo normal”.

A Mario Alberto Cabriales Uresti, de 45 años, siempre le gustó trabajar en pozos. No le entusiasmaba trabajar en otro lado.
A Mario Alberto Cabriales Uresti, de 45 años, siempre le gustó trabajar en pozos. No le entusiasmaba trabajar en otro lado. Foto: Vanguardia

A Mario Alberto le gusta ser minero… y la cantada

Por Francisco Rodríguez

A Mario Alberto Cabriales Uresti, de 45 años, siempre le gustó trabajar en pozos. No le entusiasmaba trabajar en otro lado. Su papá también fue pocero y el oficio se hereda en esta región, dice Hilda Alvarado, la esposa.

Ella recuerda que en una temporada que no había chamba en los pocitos se fue a trabajar a una fábrica. Pero un día ya no quiso regresar y se fue a buscar trabajo en los pocitos.

“Llegó contento porque había encontrado trabajo en un pozo”, recuerda Hilda, cuando comenzó a trabajar en la mina “El Pinabete”, en Agujita. El miércoles 3 de agosto se levantaron como de costumbre. Mario Alberto desayunó con su hija y ella le echó el lonche para que comiera en la tarde. “Cuídate”, se despidió Mario Alberto de su esposa. “Cuídate tú. Tú andas en el peligro”, le respondió Hilda.

Horas después, las cuñadas se comunicaron con Hilda para informarle que su esposo y padre de dos hijos, había quedado atrapado en la mina. Hilda dice que su esposo es muy alegre, que le gustaba la música, cantar y la cerveza. “Cuando tomaba se le olvidaba todo, pero era el mejor esposo”, comenta.

Antonio Cabriales recuerda que su hijo inició en el carbón a los 18 años porque le gustó el billete. “Siempre bien responsable. Le gusta la cantada”, platica Antonio, minero retirado de 81 años.

Hilda recuerda que siempre le dijo a Mario Alberto que buscara otro empleo, aunque ganara menos, pero él nunca lo aceptó. “No lo van a aceptar. Lo que les gusta hacer, es lo que van a hacer. A mi esposo no le gustaba faltar, ni para ir al Seguro”, agrega.

Margarito Rodríguez Palomares comenzó desde los 18 años a trabajar en las minas de carbón.
Margarito Rodríguez Palomares comenzó desde los 18 años a trabajar en las minas de carbón. Foto: Vanguardia

Margarito aprendió a trabajar el carbón, aunque un hermano también quedó atrapado

Por Paloma Gatica

Margarito Rodríguez Palomares comenzó desde los 18 años a trabajar en las minas de carbón. No conoce otra manera de ganarse la vida y sacar adelante a su familia, que lo espera afuera de la mina “El Pinabete”, donde se encuentra atrapado desde el 3 de agosto.

Ha trabajado por 20 años en las minas de la región, lo que le permitió construir una casa para su esposa y sus tres hijos, donde también ha visto crecer a sus tres nietos.

“Tiene las manos callosas, ya son muchos años los que lleva ahí. Mi papá le enseñó a trabajar el carbón a pesar del dolor de haber visto a otro de sus hijos atrapado. Mi papá fue y lo sacó con sus propias manos, y luego se enfermó, la piel le quedó muy mal porque sacó la tierra con sus manos”, dice una de las hermanas de Margarito. Días antes del accidente, Margarito recibió la visita de su hermana y platicaron sobre el trabajo y las enseñanzas que heredaron de su papá, quien les inculcó que deben trabajar con empeño para superar las dificultades de la vida. Así lo han hecho hasta ahora. Margarito es terco y muy activo, señala su familia, tanto que en los meses de invierno, cuando el trabajo en “El Pinabete” escaseaba o hacían recortes, buscaba empleo en otros pozos para llevar el sustento a su familia y consentir a sus nietos. A las labores de rescate de los mineros, de las que ha estado pendiente su esposa Mary y toda su familia, se sumó su hermano Gilberto desde el primer día.

José Rogelio Moreno Morales, de 22 años, es hijo de José Rogelio Moreno Leija, minero que también se encuentra atrapado en la mina “El Pinabete” desde el pasado 3 de agosto.
José Rogelio Moreno Morales, de 22 años, es hijo de José Rogelio Moreno Leija, minero que también se encuentra atrapado en la mina “El Pinabete” desde el pasado 3 de agosto. Foto: Vanguardia

José Rogelio Moreno Morales: el hijo que está atrapado con su padre

Por Paloma Gatica

José Rogelio Moreno Morales, de 22 años, es hijo de José Rogelio Moreno Leija, minero que también se encuentra atrapado en la mina “El Pinabete” desde el pasado 3 de agosto.

En la zona cero, donde los trabajos de rescate son encabezados por la Guardia Nacional, su hermana Arizbeth Moreno Morales no da crédito de la tragedia, y pide que las autoridades permitan entrar a los mineros que acuden como voluntarios para que concluyan el rescate.

Arizbeth dice que su papá se dedica a la minería desde que tiene uso de razón, y que su hermano apenas iniciaba en la extracción del “oro negro”: hace tres años bajó por primera vez a un pozo, y así comenzó a ganarse la vida y a aportar con los gastos de la casa. En su perfil de Facebook, Arizbeth ha informado sobre los avances que señalan las autoridades; y en otras publicaciones comparte fotos con su hermano, al que describe como su protector, su mejor amigo y su compañero de travesuras de la infancia.

Días antes de quedar atrapado en la mina “El Pinabete”, José Rogelio Moreno Leija, padre de José Rogelio Moreno Morales –quien también espera ser rescatado–, alertó a sus compañeros sobre la presencia de agua.
Días antes de quedar atrapado en la mina “El Pinabete”, José Rogelio Moreno Leija, padre de José Rogelio Moreno Morales –quien también espera ser rescatado–, alertó a sus compañeros sobre la presencia de agua. Foto: Vanguardia

José Rogelio (padre) advirtió sobre malas condiciones en la mina

Por Paloma Gatica

Días antes de quedar atrapado en la mina “El Pinabete”, José Rogelio Moreno Leija, padre de José Rogelio Moreno Morales –quien también espera ser rescatado–, alertó a sus compañeros sobre la presencia de agua.

El experimentado minero de 42 años también había comentado a su familia sobre las malas condiciones en las que trabajaban. Incluso, semanas antes del accidente, publicó en sus redes un video que muestra la manera en que se adentraba en el pozo.

En las imágenes se observa al minero caminar hacia la bocamina, mientras acomoda su celular, para que la cámara capte su ingreso a la mina, localizada en la zona carbonera de Sabinas, Coahuila. Una vez en el borde del pozo, con ayuda del malacatero sube al “bote” y enseguida le entregan un pilote de madera, con los que apuntalan la mina.

A casi dos semanas del siniestro, en ese lugar se montó un campamento donde se concentran los cuerpos de emergencia que intentan rescatar a los trabajadores, además de los familiares, que permanecen cerca a la espera de noticias.

El miércoles 3 de agosto, cuando ocurrió la inundación en “El Pinabete”, era el segundo día de trabajo de José Luis Mireles Arguijo.
El miércoles 3 de agosto, cuando ocurrió la inundación en “El Pinabete”, era el segundo día de trabajo de José Luis Mireles Arguijo. Foto: Vanguardia

José Luis sólo llevaba un día en la mina; lo espera su hijo para jugar futbol

Por Paloma Gatica

El miércoles 3 de agosto, cuando ocurrió la inundación en “El Pinabete”, era el segundo día de trabajo de José Luis Mireles Arguijo.

Todavía no cobraba su primer sueldo. Se había cambiado de mina esa semana con la ilusión de un mejor salario, porque con “Arizpe” –así identifica su familia a su patrón anterior– el sueldo era menor.

“Es minero de toda su vida, pero aquí acaba de entrar. Apenas el martes se había presentado a trabajar, era el nuevo y desgraciadamente el miércoles ocurrió el accidente”, cuenta su cuñado, José Luis González Amaya. Hace tiempo, a José Luis Mireles le había caído una piedra en el hombro, mientras trabajaba en otra mina que no contaba con las condiciones de seguridad requeridas.

“Tenía tiempo que se había lastimado el hombro, de hecho todavía lo tenía lastimado y le decía a mi hermana que se iba a venir a trabajar para acá, por el sueldo y por el seguro, pero todavía no se lo daban porque tenía apenas dos días”, apunta su cuñado, quien también colabora en los trabajos de rescate de los 10 mineros.

A José Luis le gusta jugar futbol, y más aún si la “cascarita” es con su hijo de cuatro años durante las tardes y noches, mientras su esposa Mónica prepara la cena para los tres.

Jorge Luis Martínez Valdés sólo llevaba semana y media trabajando en la mina “El Pinabete” antes de la inundación, que lo mantiene atrapado junto a nueve compañeros.
Jorge Luis Martínez Valdés sólo llevaba semana y media trabajando en la mina “El Pinabete” antes de la inundación, que lo mantiene atrapado junto a nueve compañeros. Foto: Vanguardia

Jorge Luis regresó a las minas para comprar útiles escolares a sus hijos

Por Paloma Gatica

Jorge Luis Martínez Valdés sólo llevaba semana y media trabajando en la mina “El Pinabete” antes de la inundación, que lo mantiene atrapado junto a nueve compañeros. Pero su esposa, Carolina Guadalupe Álvarez Oviedo, dice que pronto tiene que regresar, porque le prometió a su hijo de 10 años que lo llevaría de campamento.

“Él va salir, le prometió a mi hijo que lo llevaría de campamento y lo está esperando”, resalta Carolina, quien considera a su compañero de vida un buen padre y esposo, que se dedica desde joven a la minería para que no les falte nada a los tres. “Me niego a creer que no va a regresar, yo estoy segura de que saldrá de ese pozo. Él es muy buen papá y mis hijos lo están esperando”, reitera Carolina.

Jorge Luis estaba desempleado y decidió regresar a los pozos de carbón porque sus hijos requerían útiles escolares para este lunes que regresan a la escuela, y en estos sitios puede ganar hasta cuatro mil pesos semanales para cubrir los gastos.

Fidencio Sillas Álvarez labora en la mina “El Pinabete” desde hace unos meses, de acuerdo con familiares de los 10 mineros atrapados desde el 3 de agosto, y fue uno de los que lograron salir evitando la inundación.
Fidencio Sillas Álvarez labora en la mina “El Pinabete” desde hace unos meses, de acuerdo con familiares de los 10 mineros atrapados desde el 3 de agosto, y fue uno de los que lograron salir evitando la inundación. Foto: Vanguardia

Fidencio venció al agua en la mina… y en sus pulmones

Por Paloma Gatica

Fidencio Sillas Álvarez labora en la mina “El Pinabete” desde hace unos meses, de acuerdo con familiares de los 10 mineros atrapados desde el 3 de agosto, y fue uno de los que lograron salir evitando la inundación.

Fidencio, de 52 años, se aferró al “bote” con el que los bajan a las entrañas de la tierra, al malacatero y a las mangueras que no se llevó el agua. No hay mucha información sobre él, pero se sabe que fue dado de alta el pasado domingo de la Clínica 24 del IMSS, en Nueva Rosita, en donde médicos atendieron su salud, pues presentaba agua y carbón en los pulmones.

La sed y los cerca de 45 grados que se registraron el miércoles 3 de agosto dentro de la mina “El Pinabete” hicieron que Aureliano Torres Rodríguez saliera por un refresco minutos antes de la inundación que dejó atrapado a su hermano, Ramiro Torres Rodríguez, junto a nueve de sus compañeros.
La sed y los cerca de 45 grados que se registraron el miércoles 3 de agosto dentro de la mina “El Pinabete” hicieron que Aureliano Torres Rodríguez saliera por un refresco minutos antes de la inundación que dejó atrapado a su hermano, Ramiro Torres Rodríguez, junto a nueve de sus compañeros. Foto: Vanguardia

La sed y el calor salvaron a Aureliano… pero nada pudo hacer por su hermano

Por Paloma Gatica

La sed y los cerca de 45 grados que se registraron el miércoles 3 de agosto dentro de la mina “El Pinabete” hicieron que Aureliano Torres Rodríguez saliera por un refresco minutos antes de la inundación que dejó atrapado a su hermano, Ramiro Torres Rodríguez, junto a nueve de sus compañeros.

Aureliano cuenta que al reincorporarse a sus actividades una inusual bocanada de aire lo puso en alerta. Luego, un estruendo desde el interior de la tierra confirmó que algo había pasado, y en cuestión de segundos ya se encontraba luchando contra el agua.

“Solo escuché un tronido”, menciona Aureliano, de 22 años, quien al salir de la mina le explicó a su madre lo poco que sabía del accidente y que su hermano mayor, Ramiro, de 24, era uno de los 10 atrapados.

“No pude hacer nada para sacarlo, el agua subió en cuestión de segundos”, fueron las primera palabras del joven, quien fue el segundo de los mineros que pudieron salir ese día y reunirse con sus familias.

Aureliano logró salir por su propio pie, aferrándose a las mangueras y al bote con que suben a la superficie, mientras la corriente de agua crecía. Igual que lo hicieron sus compañeros Fernando Pompa y Fidencio Sillas. Aureliano ni siquiera requirió hospitalización. Así lo establecieron los paramédicos que llegaron en una ambulancia, los mismos que atendieron antes a su madre, cuando se desmayó en el sitio buscando a sus hijos. Ella se encontraba dentro de la unidad de socorro, hasta que vió llegar a Aureliano.

“¡Ahí viene junior!”, exclamó antes de abrazar a su hijo. Días después, Aureliano se unió a los trabajos encabezados por la Guardia Nacional para rescatar a su hermano Ramiro, y a los otros nueve compañeros que continúan atrapados.

AMLO ordena reforzar plan de rescate de mineros en Coahuila; mina “colapsó aún más”

¿Y LAS AUTORIDADES?… INDOLENTES ANTE LAS QUEJAS

2017

La Comisión Nacional de los Derecho Humanos (CNDH) presenta el informe “Estudios sobre el cumplimiento e impacto de las recomendaciones generales, informes especiales y pronunciamientos de la CNDH, 2011-2017”, en el que revela que de los mineros de carbón muertos entre 2006 y 2017, sólo el 50 por ciento estaba dado de alta en el IMSS.

2017

La CNDH informa que de 2011 a 2017 emitió 24 recomendaciones para que autoridades como la Secretaría de Economía, la Profepa, Secretaría del Trabajo y Previsión Social y el Gobierno de Coahuila mejoraran las condiciones de la actividad minera en la entidad, y para que se redujera el impacto ambiental. De éstas, se incumplió el 55 por ciento de lo requerido.

2018

La CNDH emite una nueva recomendación contra las mismas autoridades, y hasta ahora no existe novedad respecto al cumplimiento. Mientras, han ocurrido tres incidentes con víctimas mortales.

En una década, 276 accidentes mineros han cobrado la vida de al menos 270 personas

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