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08/08/2022 - 12:04 am
Disminución del gasto en salud deja a más pacientes vulnerables
«La disminución en los últimos años de los recursos pagados para la atención de enfermedades de alto costo y en el número de casos es alarmante; se traduce en menos pacientes que reciben tratamientos e intervenciones adecuadas».
Por: Janet Oropeza Eng*
En enero de 2020, el Insabi sustituyó al Seguro Popular, con el objetivo de mejorar la cobertura en salud de más de la mitad de la población, que carece de seguridad social y se encuentra en una mayor situación de vulnerabilidad. El INSABI estableció su población objetivo en 66 millones de personas —14 millones más que los 52 millones que cubría el Seguro Popular—.
Al crearse el Insabi se mantuvo el fideicomiso que existía con el Seguro Popular, transformándolo ahora en el Fondo de Salud para el Bienestar (Fonsabi). Si bien sí se establecieron ciertos cambios en sus nuevas reglas de operación, el principal fin del Fonsabi, al que se destina el 73 por ciento de sus recursos, siguió siendo el financiamiento de intervenciones de enfermedades de gastos catastróficos o alto costo, según establezca el Consejo de Salubridad General -CSG- (LGS, 2021, artículo 77 bis 29). Es decir, el fideicomiso juega un rol esencial dentro del Insabi, ya que el diagnóstico y el tratamiento médico de las enfermedades de gasto catastrófico tiende a ser complejo y costoso y puede destruir el patrimonio de las familias y dejarlas en la pobreza, si no son cubiertas por los sistemas de salud pública.
Es importante señalar que, el Programa Sectorial de Salud 2020-2024 (PSS) prometió que, con la creación del INSABI, se aumentarían las intervenciones reconocidas como de gasto catastrófico[1] y se eliminarían las barreras de edad que existían para la cobertura de algunas de éstas y que afectaban gravemente el acceso y derecho a la salud (SSA, 2020, p. 4).[2] Sin embargo, a más de dos años y medio de la creación del Insabi, identificamos tres importantes desafíos que vulneran sistemáticamente el derecho a la salud de pacientes con enfermedades de alto costo:
1.- Número limitado de enfermedades de alto costo cubiertas: El Fonsabi sigue financiando mayormente las mismas 66 intervenciones de gastos catastróficos que hacía en 2018, además de que las barreras de edad para la atención persisten. Algunos padecimientos de alto costo que el Fonsabi aún no financia son el lupus eritematoso, la enfermedad de Crohn, la enfermedad renal crónica o algunos tipos de cáncer. Pacientes del Fonsabi con estas enfermedades deben pagarlas de su propio bolsillo y, a menudo, comprometer su patrimonio para recibir atención.
2.- Disminución de casos financiados por el Fonsabi: el número de casos de enfermedades de alto costo financiados por el Fonsabi ha disminuido sustancialmente y de forma alarmante en los últimos años. Esto significa que cada vez se están pagando menos tratamientos e intervenciones de estos padecimientos. Por ejemplo, en el periodo 2016-2018, el fideicomiso financió 277 mil 887 casos, mientras que en 2019-2021, este número fue 114 mil 302, es decir, los casos cubiertos han disminuido en casi 59 por ciento.[3]
3.- Gasto en decremento para gastos catastróficos: El gasto pagado por el fideicomiso para la atención de enfermedades de alto costo –que se eroga de la primera subcuenta– ha venido disminuyendo a partir de 2017, siendo 2021 el año en que menos se ha gastado, con sólo dos mil 831 millones de pesos. En el periodo 2016-2018, el gasto total pagado fue de más de 30 mil millones de pesos, mientras que en el periodo 2019-2021 fue de 14 mil 957 millones de pesos, es decir, disminuyó más de 50 por ciento. Este decremento significa que cada vez se paga un número menor de intervenciones o tratamientos.
La disminución en los últimos años de los recursos pagados para la atención de enfermedades de alto costo y en el número de casos es alarmante; se traduce en menos pacientes que reciben tratamientos e intervenciones adecuadas.
Por ello, es fundamental que el Insabi y/o el Gobierno federal explique y atienda las causas de estas disminuciones y asegure que la cobertura de padecimientos de alto costo de pacientes sin seguridad social se recupere y supere los niveles de años anteriores. Esto es aún más relevante en un contexto en que no ha quedado claro cuál será el rol del Insabi, ahora que se anunció que el IMSS-Bienestar dará servicios de salud a la población sin seguridad social, y en un contexto en que el gobierno se había propuesto cubrir a más pacientes.
De igual forma, es importante que el Gobierno federal cumpla la promesa plasmada en el PSS 2020-2024 de que se aumenten las intervenciones de enfermedades que se consideran de gasto catastrófico y de eliminar las barreras que persisten. Mientras eso no suceda, se seguirá vulnerando el derecho a la salud de las y los pacientes que más requieren estos servicios.
* Janet es investigadora en el programa de Rendición de Cuentas y Combate a la Corrupción de @FundarMexico
[1] De las 66 intervenciones que son reconocidas como de gasto catastrófico, más de la mitad son para la atención de algunos tipos de cáncer.
[2] Por ejemplo, algunas enfermedades de alto costo como la hemofilia o las enfermedades lisosomales solo son financiadas por el FONSABI si al paciente se le detectó antes de los 10 años o si es menor de 10 años. En el caso de los infartos al miocardio hay cobertura sólo para personas menores de 65 años.
[3] Si bien la cifra de casos financiados puede aumentar conforme el FONSABI vaya actualizando sus datos, se puede ver que la tendencia ha ido a la baja.
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