BITS | Stray, una aventura sumamente mágica y profunda
PorOswaldo Rodríguez
31/07/2022 - 12:04 am
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El juego logra transmitir muy bien los sentimientos de soledad, tristeza o tensión en diferentes momentos y cómo la esperanza se fue perdiendo poco a poco. Además, las pequeñas persecuciones que podemos tener con los “zurk” le agregan un toque de supervivencia para recordar que si bien, ya no hay humanos en el juego, aún existen peligros dentro del mismo ecosistema.
Ciudad de México, 31 de julio (SinEmbargo).- El mundo independiente en la industria de los videojuegos no deja de sorprendernos, no sólo con la calidad y nuevas propuestas que hemos visto año con año, sino con la originalidad que puede implicar llevar una historia a nuevos horizontes sin la necesidad de tener que ser una gran producción a nivel de guion, a veces con personajes y entornos tan sencillos vemos historias tan mágicas que con cada detalle nos llenan más y más, como sucede en Stray.
La premisa de Stray es básica y muy acercada a una realidad planteada en un futuro donde la humanidad ha desaparecido por completo, hay ciudades destrozadas tras una barrera que suponía sería la que protegería a los seres humanos, pero terminó por ser su propia exclusión al mundo exterior, no sólo eso, si no que a lo largo del juego, conocemos a los “zurk”, una especie de bacterias modificadas genéticamente cuyo propósito inicial era consumir la basura que existía en el mundo, sin embargo evolucionaron hasta el punto de comerse cualquier cosa a su paso, también conocemos a los “compañeros”, una serie de robots los cuales estaban creados para servir a la humanidad, pero eventualmente quedaron solos y viviendo en pequeñas ciudades tratando de sobrevivir a los “zurk”.
Nuestro protagonista es un gato, quien en compañía de otros felinos tenía unan vida normal de gato, hasta que por azares del destino y de una tubería oxidada fue separado de su familia y se adentró en este oscuro mundo post apocalíptico, dando paso a la exploración de nuevos lugares y de los diferentes distritos que vamos recorriendo y en algunas partes, escapando de los “zurk”, eso no es todo, ya que también encontraremos hasta el ahora conocido, último humano en la tierra, llamado “B-12” que es científico que transfirió su memoria a un pequeño androide y tendremos que ayudarlo a recuperar sus memorias, además de adentrarnos en detalles del declive de la civilización y aprender más de nuestro entorno.
Algo que hace de Stray algo muy especial es la manera en que todo lo que rodea al ecosistema del juego encaja de una manera tan natural y poco forzada dentro de cada situación que se plantea en el mundo, dentro de los aspectos que podrían sonar raras, como el controlar a un gato, pero al final estamos limitados a eso, a cosas que hace un gato y en ningún momento se vuelve algo tan descabellado, además de que el juego nos va humanizando en cada ocasión que nos adentramos a al historia.
Dicho esto, el pequeño mundo abierto que nos plantea el juego nos da una sensación de vida y de simpleza a nuestro alrededor, de lo mágico que pueden ser los pequeños detalles que existen en la vida que nos rodea y cómo es algo que tenemos que apreciar día con día. El juego logra transmitir muy bien los sentimientos de soledad, tristeza o tensión en diferentes momentos y cómo la esperanza se fue perdiendo poco a poco. Además, las pequeñas persecuciones que podemos tener con los “zurk” le agregan un toque de supervivencia para recordar que si bien, ya no hay humanos en el juego, aún existen peligros dentro del mismo ecosistema. Todo esto, acompañado de un estilo gráfico impecable en cada distrito que nos adentramos, casa o construcción abandonada, combinado con un estilo musical único, hacen de Stray una aventura sumamente mágica y profunda.
Por la parte del sistema de juego, Stray plantea cosas muy simples por el hecho de que controlamos a un gato, donde podemos hacer cosas de gato como dormir, tomar agua, arañar carpetas, cortinas, árboles y demás, hasta los pequeños rompecabezas o secciones que vamos encontrando y que tenemos que descifrar para cruzar de un extremo a otro, los limitantes que tenemos para brincar hasta cierta altura o el hecho de interactuar con objetos como latas, baldes de pintura y algunas cosas extraordinarias como puertas y códigos, que se justifican con tener a “B-12” como compañero.
Stray no sólo es uno de los mejores juegos independientes que hemos visto este año, también es una de las aventuras más sencillas, pero profundas que hemos visto en mucho tiempo, el cual nos dará una experiencia de alrededor de 8 a 10 horas de juego, pero que valen cada minuto dentro de él.