Jorge Javier Romero Vadillo
28/07/2022 - 12:04 am
La izquierda rancia
Sigue sin surgir en México una izquierda renovada, que reivindique la política como medio para construir una auténtica sociedad de derechos.
El Presidente de la República no es un hombre de izquierda; por el contrario, sus creencias profundas son conservadoras y sus prácticas políticas fueron aprendidas en el PRI, no en la militancia socialista por la que nuca pasó. Pero de cara a la galería, para mantener el entusiasmo de una parte de sus seguidores –los viejos nostálgicos de las gestas revolucionarias del siglo XX o los jóvenes educados en las mitologías que todavía circulan por los CCH y las universidades públicas –usa símbolos y consignas aprendidas durante su estancia en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
El 26 de julio, por ejemplo, rememoró el asalto al Cuartel Moncada, mito fundacional del régimen cubano, con los melifluos canticos de un viejo representante de lo que en un tiempo fue considerado nueva trova, como nuevo sería el hombre surgido de la gesta de la Sierra Maestra. La cursi simbología de una revolución fallida, como casi todas, que convirtió el futuro luminoso en un presente sombrío de opresión totalitaria donde condenan a décadas de prisión a quienes gritan hoy ¡Patria y Vida!, en oposición al necrófilo grito de los barbudos que llegaron a La Habana en 1959 para quedarse ellos con la Patria y condenar a muerte o al exilio a quienes no se sometieran a sus designios.
La manipulación de los símbolos es una habilidad del demagogo. Lo que produce grima es que esos símbolos sigan siendo señal de identidad de los restos de una izquierda que acabó siendo fagocitada, una vez más, como ya lo había sido a partir del cardenismo, por políticos sin otras ideas que las de la captura del botín público y el control clientelista de las demandas populares para contar con bases de apoyo.
La antigua izquierda partidista mexicana, surgida bajo el influjo de la Revolución Rusa, acabó por desarrollar una identidad democrática precisamente por su confrontación con el autoritarismo del régimen priista. Los dirigentes comunistas que no fueron seducidos por los justicieros cantos de sirena del PRI y sus corporaciones obreras y campesinas, acabaron convencidos de la necesidad de construir un régimen plural y democrático y fueron abandonando el credo soviético y se abrieron a las nuevas causas sociales, como el feminismo y los derechos de la diversidad.
De ese proceso de apertura ideológica surgió el PSUM, en 1981, y el PMS en 1987, con la idea de construir un polo de la izquierda, donde confluyeran también otras expresiones no provenientes del comunismo, que compitiera eficazmente en los procesos electorales y se convirtiera en una fuerza relevante en una sociedad plural, inabarcable ya por un monopolio autoritario. Sin embargo, cuando el PRI se fracturó y vino la avalancha cardenista, la incipiente izquierda democrática fue arrasada y sus restos acabaron mezclados en un partido sin señas claras de identidad, con un programa ambiguo y prácticas alejadas por completo de la deliberación democrática, dependiente de un caudillo que la postre fue relevado por otro con vocación mesiánica.
En aquel amasijo amorfo sólo sobrevivieron las señas de identidad más rancias de la antigua izquierda militante. La vieja fascinación por la revolución de los soviets había sido sustituida por la veneración a la revolución cubana, la defensa acrítica del sandinismo, y el deplorable gusto por el folclorismo y la nueva trova, muy lejana de la elaborada tradición musical del son cubano. Mientras el régimen cubano se hundía en el fracaso económico y la heroicidad del pueblo de Cuba consistía en encontrar estrategias de supervivencia o para salir de la isla convertida en prisión por sus pretendidos libertadores, muchos militantes del PRD y después de Morena seguían alabando los míticos logros revolucionarios en salud y educación, mientras volteaban a otro lado cuando se trataba de los presos políticos y la represión.
Después del 11 de julio del año pasado y los inicuos juicios a los que fueron sometidos los acusados de instigar la protesta popular, la insistencia en la defensa de un régimen atroz es simplemente aberrante. Y que el Presidente de México use la fraseología aceda de las consignas cubanas para justificar su soberanismo y para congraciarse con sus ingenuas bases izquierdistas es un signo ominoso.
Mientras tanto, sigue sin surgir en México una izquierda renovada, que reivindique la política como medio para construir una auténtica sociedad de derechos, con equidad y justicia, pero con prosperidad económica, respeto por el ambiente y democracia. Una izquierda que no se pretenda ni dueña de la verdad absoluta, ni pretenda apropiarse del Estado como su monopolio para alcanzar sus fines: una izquierda razonable, que reivindique los orígenes ilustrados del pensamiento socialista, defienda la ciencia y combata las supersticiones, al tiempo que se reconozca como parte de una sociedad compleja, plural, donde confluyen intereses contradictorios, pero no por ello menos legítimos. Una izquierda abierta al mundo, estudiosa de las difíciles concreciones de la realidad por transformar, que no se case con dogmas y renuncie a cualquier complacencia con las dictaduras.
Tal vez sea necesario incluso renunciar a definirse como izquierda, precisamente porque los valores esenciales que debe defender están cada vez más alejados del heroísmo fúnebre que sigue clamando ¡Patria o muerte!, cuando lo que se debe reclamar es la buena vida para todos y no solo para las nomenclaturas partidistas.
Jorge Javier Romero Vadillo
Politólogo. Profesor – investigador del departamento de Política y Cultura de la UAM Xochimilco.
https://dev.sinembargo.mx/author/javierromero/
Jorge, definitivamente tienes mucha razon en tu analisis politico porque la izquierda en el mundo desarrollado ha evolucionado y en America Latina se sigue conservando esa idea del socialismo, para ejemplo veamos a Chavez que sigui el modelo cubano y fracaso.
Ser de izquierda en America Latina es ser anti-ciencia, nacionalista y en muchos casos hasta conservador como Pedro Castillo que cree que con poner a los jovenes a ordeñar se acaban los problemas, si asi fuera entonces su vecino Boric no iria al psiquiatrico tan a menudo o el hijo de Fernández no sería según el Drag y esos junto con el ex-terrorista Petro y Daniel Ortega forman la izquierda latinoamericana que viene a salvarnos.
Notese que no mencione a YSQ porque todos sabemos lo que piensa y hace perfectamente.
Me gustaría saber, como «Mexicano», de que izquierda hablas cuando te refieres al «mundo desarrollado» y la evolución de esta izquierda, pues, con todo respeto, la mayoría (si no es que todos) de los países desarrollados están cooptados por la derecha «rancia».
¿De dónde sacas que ser de izquierda es ser anti-ciencia, nacionalista (como si esto fuera malo per se)?
Por último, habrá que ser serios: Denostar sólo a los dirigentes latinoamericanos de izquierda, omitiendo deliberadamente a demás especímenes de derecha, no sólo de Latino América (como Bolsonaro, Macri en su momento, Duque o el impresentable Uribe) sino a nivel global (como Biden, Boris Johnson, Macron, etc.) es digno de cuestionarse.
La izquierda en esos paises desarrollados es progresista, defiende causas como el medio ambiente, mas dinero en educacion y ciencia, apoya minorias y favorece la migracion entre países.
Tu dices que no denosto a los lideres de derecha pues no lo hago, porque la derecha por definicion es siempre muy conservadora, asi que no le veo sentido examinar sus posturas.
Una realidad, China trae naves espaciales en la Luna y Marte literalmente. Izquierda o derecha para hacer eso? No parece importar. Algo que sí me llama la atención es que la izquierda evoluciona, URSS -> Rusia, Mao -> Xiaoping -> hoy… mientras el partido republicano sigue con las mismas ideas de «los padres fundadores» del siglo 18. Una cosa, la biblia pesa mucho!
¿Y porque no evoluciona en América Latina?
Estimado Jorge, me gustaría que su próxima columna fuera un símil de ésta, pero analizando a la derecha «rancia»; así, de algún modo, justificaría o no mi sospecha sobre su aversión hacia la izquierda.
Sin intentar justificar al régimen cubano y todo lo que ha significado para este pueblo, sólo le hago una observación: Habrá que tomar en cuenta un «nimio» detalle en todo lo que usted escribe al respecto y que tiene que ver con el bloqueo (de vieja data) inhumano del imperio yanqui y las consecuencias que esto ha tenido para esta isla por no plegarse a los intereses gringos. SALUDOS
Mejor que examine la derecha en el mundo y sus similitudes con el gobierno mexicano actual, a lo mejor YSQ resulta derecha.
La derecha no esta rancia esta putrefacta, esta corrompida hasta el tuétano, esta como muchos pseudoperiodistas que son mercenarios del periodismo..que les ganan las viscéras, que les gana el odio y que pierden toda objetividad, inteligencia y claridad y solo publican panfletos, análisis llenos de pus, de insidias y de coraje oculto de análisis político y ni a periodistas llegan, menos a lograr un verdadero análisis político. Son de los periodistas del «montón» que no salen de lo mismo, y de gritar..Obrador regresame mi chayo»
Hay que lavarse, desinfectarse, suturarse o hasta cercenarse lo que este rancio. Los extremos suelen apestar porque están muy lejos del control.
Habría que tener una lista de criterios con los que se califica una izquierda verdadera de la que no lo es. Y antes habría que tener una autoridad absoluta o un consenso que aceptara tales características como condición indispensable para calificar, aceptada por todos. A mí me parece evidente que AMLO no es marxista, pero también me parece innegable que es de izquierda si se le compara con los gobiernos panistas o priistas. A mí me parece que la dicotomía izquierda-derecha sigue siendo útil, pero entendiendo que hay una gama continua de posiciones intermedias y que el concepto es de posición relativa con respecto a otros. A fin de cuentas, a mi me interesa poco la manera como se califique al gobierno de AMLO, me importa que se enfoque a mejorar al país y sobre todo a los más necesitados. Si a eso, a algún marxista ortodoxo o un Pol Pot le place llamarle ultraderecha, a mí me da igual.
Linux es de izquierda, Apple de derecha. Wikipedia es de izquierda, la Británica de derecha, la UNAM… etc.
Fasciante cuando un siervo de la derecha acomodaticia, sin ideas ni ideales, sólo con codicias y arribismo, se toma la atribución de criticar algo que odia per sé.
Hoy sí llama por su nombre al presidente, porque lo odia y no lo comprende.
Pero por años este analizador sólo lanzaba sus críticonas diatribas tibias, con mucha sutileza, sin nombre ni apellido.
Verborrea de un derechoso dando cátedra de cómo debe ser la IZQUIERDA.