Es la tercera vez que Serébrennikov opta a la Palma de Oro, el año pasado compitió con Petrov’s Flu y conectó con el certamen por videoconferencia y hace cuatro años con Leto no pudo estar presente al encontrarse en arresto domiciliario por una acusación de fraude.

Por Magdalena Tsanis

Cannes (Francia), 19 de mayo (EFE).- El cineasta y disidente ruso Kirill Serébrennikov ha rechazado este jueves en Cannes el boicot a la cultura rusa, aunque ha dicho comprender a quienes lo piden, durante la tercera jornada del certamen, donde compite por la Palma de Oro con Tchaikovsky’s wife.

«El boicot a la cultura rusa me resulta insoportable porque la cultura rusa siempre ha promovido valores humanos, la compasión», ha dicho en rueda de prensa en su primera visita presencial al festival tras lograr salir de su país el pasado 28 de marzo.

«La gente que desata guerras y lanza a otros a las trincheras no está interesada en la vida ni en el dolor, la palabra guerra y la palabra cultura son antagonistas y la cultura seguirá luchando por defender valores», ha proclamado el cineasta.

Es la tercera vez que Serébrennikov opta a la Palma de Oro, el año pasado compitió con Petrov’s Flu y conectó con el certamen por videoconferencia y hace cuatro años con Leto no pudo estar presente al encontrarse en arresto domiciliario por una acusación de fraude.

Pero su alegría por estar aquí, ha subrayado, no puede ser completa. «Sin esta guerra todos nos sentiríamos mejor, no puedo estar feliz sabiendo que están lanzando bombas contra ciudades, quiero expresar mi compasión, tengo amigos ucranianos y la situación es trágica».

Una de las cuestiones más polémicas durante la rueda de prensa fue la financiación de las películas de Serébrennikov. Tanto su anterior filme como «Tchaikovsky’s wife» cuentan con fondos de Kinoprime, la fundación creada por el magnate Roman Abramovich, sancionado por sus lazos con el presidente ruso Vladímir Putin.

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«Abramovich es un mecenas de las artes desde hace años, gracias a él y a su fundación ha salido adelante el mejor cine ruso de autor de los últimos años», ha defendido el director ruso y ha recordado que el propio presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pidió al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que no lo sancionara porque podía ser una figura clave para el proceso de paz.

En la víspera del comienzo del certamen, su director artístico Thierry Frémaux justificó su inclusión en la competición porque su narrativa es contraria a la del estado ruso y porque se filmó antes de que comenzara la guerra en Ucrania.

Tchaikovsky’s wife es un drama a la vez tortuoso e hipnótico que habla de un tabú en Rusia como es la homosexualidad de uno de sus más célebres compositores. La historia se centra en su matrimonio con Antonina Miliukova, una alumna completamente obsesionada con él y cuya relación, según cuenta el filme, no llegó nunca a consumarse.

Con una puesta en escena deslumbrante, perfectamente coreografiada, y algunas secuencias atrevidas para un filme de época de finales del siglo XIX, la película habla del daño que produce la homosexualidad reprimida pero también de un sistema que sepultaba a las mujeres en vida y para quienes el matrimonio podía parecer la única salida.

Destaca el trabajo de la actriz Alyona Mikhailova que transmite con convencimiento la deriva de una mujer que pasa del enamoramiento y el idealismo al fanatismo y la autodestrucción.

La guerra entre Rusia y Ucrania ha cobrado protagonismo en esta 75 edición de Cannes desde el primer día, cuando Zelenski intervino en la ceremonia inaugural a través de un mensaje en vídeo en el que citando a Chaplin y a «El gran dictador» pidió al mundo del cine que no callara ante lo que está sucediendo en su país.

Este jueves además se proyectará por primera vez, fuera de competición, el documental póstumo sobre Ucrania del cineasta lituano Mantas Kvedaravicius, abatido por soldados rusos en Mariúpol el pasado 2 de abril, y que ha sido editado por su pareja, Hanna Bilobrova, que le acompañaba en ese viaje.