México

A dos meses y medio de la invasión de Rusia en Ucrania, Naciones Unidas registra a casi 6 millones de refugiados en otros países, entre ellos, México. Entre calor, barrera de idioma y nostalgia, desde finales de abril casi 600 ucranianos han esperado en un deportivo de la Alcaldía Iztapalapa su pase migratorio hacia Estados Unidos.

Ciudad de México, 14 de mayo (SinEmbargo).– Dentro de la Alcaldía de Iztapalapa, la más poblada de la Ciudad de México, casi 600 ucranianos han pernoctado desde el 23 de abril en un campamento en espera de obtener su pase migratorio por dos años hacia Estados Unidos.

Actualmente, quedan 470 refugiados, de los cuales 227 son menores de edad, entre ellos, la única familia bicultural conformada por el ucraniano André y la rusa Lía quienes, dicen, buscan un mejor futuro para sus dos bebés lejos del hostigamiento del Gobierno de Rusia, donde vivían. Otro de los niños es uno de nueve años que registra estrés postraumático luego de presenciar los bombardeos.

Desde que inició la invasión de Rusia en Ucrania el 24 de febrero, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha registrado hasta ahora casi 6 millones de refugiados ucranianos en diferentes países y ocho millones de desplazados al interior de Ucrania.

El Gobierno de Estados Unidos anunció en marzo que recibiría a 100 mil ucranianos y el 21 de abril lanzó el programa «Unidos por Ucrania», que les exige controles de seguridad como selección biográfica y biométrica, y completar las vacunas, así como haber sido residentes en Ucrania desde el 11 de febrero de 2022, por lo que algunas familias han esperado más de una semana en la capital mexicana mientras sus documentos son aprobados.

André y Lía con sus bebés. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo.

André, Lía y sus hijos vivían en Rusia con la familia de ella, quien era florista. Sin embargo, el Gobierno ruso comenzó a detectar la presencia de ucranianos y arribar a sus casas para inspeccionarlos y remitirlos a psicólogos. Al sentirse reprimidos y escuchar sobre el programa norteamericano Unidos por Ucrania, decidieron viajar hacia México como trampolín hacia Estados Unidos.

“Aquí en el campamento somos la única familia bicultural, ucraniana y rusa, entonces pedimos a Estados Unidos que apruebe el pase aunque yo sea rusa», dijo Lía mientras su esposo cuidaba a los dos bebés. 

“Que agilicen el trámite y presten atención a estos casos, porque tenemos hijos y no tenemos a dónde regresar. En Rusia no nos aceptan porque mi esposo e hijos son ucranianos”, explicó. 

Al ser un deportivo, además de contar con comida en desechables, baños y dónde dormir, los refugiados del conflicto bélico al este de Europa pueden acceder a la alberca, a la pista de hielo y entretenerse con juegos de mesa.

Entrada al campamento en la Alcaldía Iztapalapa. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo.
Menores de edad jugando. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo.

Sin embargo, provenientes de una región fría, entre las carpas blancas han resentido la ola de calor registrada en los últimos días en la Ciudad de México e incluso algunos han sufrido alergias al polvo.

También se enfrentan a la barrera del idioma por lo que el programa ofrece clases en inglés. Otros, más aventurados, salen al supermercado en compañía de autoridades del Instituto Nacional de Migración (INM).

«Estamos muy agradecidos por la solidaridad del Gobierno de México, pero el sol está muy fuerte. Para los niños es difícil, su cara se ha quemado, por lo que esperamos sea rápido irnos a Estados Unidos», dijo Lía.

DEJARON FAMILIA

La familia bicultural está a un paso de refugiarse en territorio estadounidense y, con suerte, Lía podrá retomar su labor con las flores. No obstante, sus familiares en Rusia y Ucrania siguen allá, a miles de kilómetros, en espera de una oportunidad para huir de los bombardeos, propaganda, violaciones y muertes.

En el Día de la Victoria, desde la Plaza Roja el Presidente de Rusia Vladimir Putin alabó “la defensa de la patria» y agradeció al ejército por «defender a nuestra gente en el Donbás». Justificó la invasión como «una respuesta preventiva». El jueves amagó a Finlandia, al norte de Europa, con una respuesta técnico-militar tras su decisión de ingresar de manera inminente en la OTAN.

Por su parte, la portavoz de la Casa Blanca de Estados Unidos, Jen Psaki, dijo recientemente que Putin no logrará desfilar por la capital Kiev ni dividir a la OTAN.

«Reza por Ucrania», reza un letrero. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo.

Un hermano de André es policía en Ucrania y ahora está en una de las ciudades bajo fuego, pero no puede salirse por no tener más de 60 años. Su madre y hermana, que viven en Rusia, siguen aguardando para poder evacuar.

Un amigo de Lía, narró, al intentar huir de Rusia, la policía fronteriza lo obligó a desvestirse para revisar si tenía tatuajes. También chequearon sus publicaciones en Instagram y Facebook. Ella tiene seis hermanas y seis hermanos.

“Extraño mucho a mi familia en Rusia y me preocupan porque hay mucha propaganda a favor de la invasión en Ucrania: pósters, información en la TV. Ellos también buscan salirse de Rusia», aseguró la mujer. 

Apenas esta semana, con ayuda de amigos, la líder del colectivo ruso feminista Pussy Riot, Maria Aliójina, logró escapar de Rusia disfrazada como repartidora de comida para evadir a la policía de Moscú que había estado vigilando el apartamento de una amiga en el que se alojaba.

Tras haber sido encarcelada en multitud de ocasiones por protestas contra el Gobierno de Putin, en abril las autoridades anunciaron que Aliójina, entonces en arresto domiciliario, pasaría a cumplir 21 días de condena en una colonia penal.

La Alcaldía de Iztapalapa quitará el campamento hasta que el último refugiado ucraniano pueda viajar hacia Estados Unidos, su nuevo hogar.

Dulce Olvera

Reportera de temas de crisis climática, derechos humanos y economía. Egresada de la FCPyS de la UNAM.

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