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Ante los nuevo casos de hepatitis aguda de origen desconocido en niños, el doctor Cristóbal Coronel llama a la calma a los padres, pues, aclara, se trata de casos aislados y no parecen estar relacionados con la COVID-19.

Madrid, 20 de abril (Europa Press).- Empezó Reino Unido con más de 70 casos de hepatitis aguda detectados en niños menores de 10 años en su país. Después le han seguido Estados Unidos, Irlanda, Dinamarca, o Países Bajos. Pero España no se ha librado, y se han encontrado hasta el momento tres niños con hepatitis aguda severa de origen desconocido, requiriendo uno de ellos un trasplante de hígado.

Este martes 19 de abril el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) apuntó a un «agente infeccioso» como la causa más probable de esta hepatitis aguda de origen desconocido en niños. Pero todavía no hay nada claro.

Por eso, desde el Ministerio de Sanidad se lanzó la semana pasada a las comunidades autónomas una alerta de la OMS al respecto, y desde entonces todas se encuentran expectantes ante la aparición de casos similares a estos descritos.

Según destaca en este sentido la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP), el síndrome clínico en los casos identificados es de hepatitis aguda grave con transaminasas marcadamente elevadas, que a menudo se presenta con ictericia, a veces precedida de síntomas gastrointestinales, y que incluyen vómitos como característica destacada.

¿Hay que estar preocupados? El presidente de la SEPEAP, el doctor Cristóbal Coronel, quiere llamar a la calma a los padres españoles durante una entrevista con Europa Press porque, según aclara, se trata de casos aislados en primer lugar, y después porque dice que parece que no están relacionados ni con la infección ni con la vacunación frente a la COVID-19, ahora tan frecuentes.

El síndrome clínico en los casos identificados es de hepatitis aguda grave con transaminasas marcadamente elevadas, que a menudo se presenta con ictericia. Foto: André Coelho, EFE

«Ahora mismo nos encontramos ante un caso de hepatitis, que es una inflamación del hígado, y que cursa con la sintomatología típica de una hepatitis pero que, a diferencia de la clásica, afecta a niños y es más fulminante, de una evolución más fatal. No ha supuesto todavía ninguna muerte, pero tiene un índice de fallo hepático muy alto, y eso justifica que en España de los tres casos descritos haya un fallo hepático que haya precisado un trasplante», aclara el experto.

Eso sí, llama a la calma porque, según insiste este pediatra, la mayor parte de los casos de hepatitis en niños responden a cuadros «benignos» y «autolimitados», y que se resuelven espontáneamente generalmente con sencillas medidas.

QUÉ ES LA HEPATITIS

Detalla que la hepatitis es un proceso inflamatorio del hígado, que lo puede producir desde un virus (lo más frecuente), hasta intoxicaciones, la toma de medicamentos o de alcohol, así como otros factores o circunstancias. Dice que cada vez se están descubriendo más virus hepatotrópicos, y hay descritas hepatitis A, B, C, D y E.

Entre las funciones del hígado se encuentra el fabricar productos químicos del organismo, como la glucosa o la bilis, así como ciertas proteínas del plasma sanguíneo, el colesterol, o proteínas que permiten enviar grasa por el cuerpo, por ejemplo.

«Parece ser que estos casos no tienen relación con la COVID-19, y epidemiológicamente hay casos de síntomas de adenovirus, un virus respiratorio muy común en los niños, con sintomatología respiratoria y digestiva. Parece que pudiera estar implicado, pero son datos preliminares», asegura.

LOS SÍNTOMAS DE ESTOS CASOS DETECTADOS

Por otro lado, el doctor Coronel advierte de que la mayor parte de las consultas de Pediatría son de sintomatología respiratoria, o bien de cuadros de vómitos, diarrea o fiebre, patologías habituales entre los menores.

Esta imagen de microscopio electrónico de 1981 proporcionada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. muestra partículas del virus de la hepatitis B, indicadas en naranja. Foto: Dra. Erskine Palmer/CDC vía AP

Entonces, ¿cómo distinguir estos procesos habituales de una hepatitis? Dice que los síntomas de la hepatitis se corresponden generalmente con fiebre, dolor abdominal, náuseas, vómitos, o diarreas, pero distingue a la hepatitis un pipi del color del coñac (oscuro), las cacas blanquecinas, y la piel se pone amarilla. El diagnóstico dice que se confirma mediante un análisis de sangre de transaminasas, unas sustancias cuyo aumento denota una inflamación activa del hígado (hepatitis).

Reitera el presidente de la SEPEAP que en la mayor parte de los casos se trata de cuadros «autolimitados, benignos, y que se resuelven espontáneamente». En el caso de la hepatitis A, antiguamente la más frecuente en nuestro país, se transmite de forma fecal-oral y se resuelve en un porcentaje mayoritario en menos de un mes: «Con una buena higiene de manos, sobre todo después de ir al baño; toser en el codo; y usar pañuelos desechables, con esto mejoraríamos mucho la cadena de transmisión».

La hepatitis B es diferente y el doctor Coronel señala que se relaciona más con la drogadicción, es una enfermedad de transmisión sexual, aunque se puede transmitir de madre a hijo en el embarazo, o en el parto o por contacto de sangre a sangre. En el caso de la hepatitis C dice que tiene lugar por contacto de sangre con sangre, siendo habitual también en el mundo de las drogas.

«Pero en este caso que nos atañe no sabemos si se ha producido por un tóxico o por un virus, porque los casos no están relacionados, ni han viajado, ni se relaciona con la COVID-19. No se sabe a qué puede deberse. Por eso se habla de casos de origen desconocido. Ahora mismo estamos haciendo una búsqueda activa de los casos que sospechemos», subraya el presidente de la SEPEAP.

En España se vacuna a todos los niños de la hepatitis B; y en Cataluña y en alguna comunidad autónoma más de la hepatitis A también. No hay vacunas eficaces por el momento para el resto de hepatitis.

En último lugar, recuerda que la hepatitis no tiene tratamiento; de hecho, dice que las medidas de sostén se basan en evitar tóxicos o medicinas, que los menores estén bien alimentados, evitando las comidas copiosas o grasientas, ya que son más difíciles de digerir; así como permanecer en reposo y esperar a que mejoren los síntomas, que van cediendo con el tiempo, asegura el doctor Coronel.