Un mes de invasión rusa en Ucrania ha dejado casi 3.7 millones de refugiados, aunque algunos de los que cruzaron la frontera en las primeras semanas de la guerra están retornando a su país, donde la parte occidental se mantiene tranquila y lejos del frente de batalla.
Por Sara Gómez Armas
Leópolis (Ucrania), 25 de marzo (EFE).- La ucraniana Olga Hoidosh tardó cuatro días en atravesar la frontera de Polonia, a pie por el cruce de Medyka, con sus dos hijos y sus hermanos, pero 20 días después ha decidido regresar por ese mismo lugar a su casa en la ciudad occidental de Ternópil, donde se quedó su marido.
«En Polonia nos han recibido muy bien, pero tenía que volver. Antes de la guerra, mi marido se rompió las dos piernas en una caída y no puede caminar. Además como está en edad de reclutamiento militar no puede abandonar Ucrania», explica a Efe recién llegada a Leópolis desde Polonia, donde ha dejado a sus dos hijos escolarizados al cuidado de una amiga.
Un mes de invasión rusa en Ucrania ha causado casi 3.7 millones de refugiados, pero algunos de los que cruzaron la frontera en las primeras semanas de la guerra están retornando a su país, donde la parte occidental se mantiene tranquila y lejos del frente de batalla.
El plan de Olga, de 32 años, es «ir y venir» entre Ucrania y Polonia hasta que la guerra se termine: pasar unos días atendiendo a su marido hasta que se recupere; y otros cuidando de sus hijos, de 4 y 6 años, y también de sus hermanos, que son adolescentes y que huyeron con ella.
TRASIEGO DE IDA Y VUELTA
En el cruce de Medyka, a 80 kilómetros de Leópolis, la cola para salir de Ucrania acumula unas 200 personas, mientras que la de entrada no llega a 50, pero marca una nueva tendencia, ya que en las primeras tres semanas tras la invasión solo entraban periodistas y voluntarios.
«La verdad que me ha sorprendido la cantidad de gente que estos días está volviendo, muchas mujeres. Parece que mucha gente viene para abastecerse y luego regresan para ayudar a sus maridos o a sus familiares que se quedaron en Ucrania», indicó a Efe Basel, un boliviano de 30 años que vive en España.
Junto con otros españoles, «voluntarios independientes», lleva varios días ofreciendo comida, mantas y ropa a los que salen -«y ahora también a los que entran»- en el lado polaco de Medyka, donde numerosas ONG y agencias humanitarias mantienen su presencia.
A diferencia de Olga, que va ligera de equipaje, Ivanka y Natasha regresan a Ucrania cargadas con varias maletas a punto de reventar y bolsas con mantas, almohadas y comida, con sus respectivos hijos, un total de cinco niños de entre dos y 10 años.
Amigas y vecinas de la localidad de Berezhany, a 90 kilómetros al suroeste de Leópolis, se instalaron en la ciudad polaca de Tarnow cuando estalló la guerra con la incertidumbre de qué pasaría, pero ahora quieren volver para estar cerca de «los hombres de la casa» que no pudieron irse.
Ambas tomaron el mismo tren que Olga hasta Przemysl, la ciudad polaca más próxima a la frontera; luego un autobús hasta el paso de Medyka, donde cruzaron a pie, y ya en suelo ucraniano, negociaron con una furgoneta para que las llevara a Leópolis, la segunda mayor ciudad del país, considerada su capital occidental.
REGRESAR AL FRENTE
Es el mismo periplo que tomó el ucraniano Mikola Fialkovski, de 46 años, quien emigró hace seis años a Polonia, donde trabajó como electricista pero ahora vuelve a Ucrania, a su natal provincia de Mikolaiv -muy castigada por las bombas rusas-, para luchar en el frente «por el futuro de mis hijos y los niños del país».
«Cuando estalló la guerra, al ver lo que sucedía en Mikolaiv, los fuertes bombardeos, sentí mucha pena, por mi gente y por los niños. Por eso he decidido regresar», contó a Efe recién llegado a Leópolis.
Además de los refugiados -principalmente mujeres y niños- que paulatinamente están regresando a Ucrania, el flujo de retorno mucho más numeroso es el de hombres que vivían fuera del país y que han vuelto como voluntarios para alistarse en el Ejército nacional y luchar en el frente, a raíz del llamado nacional a filas para todos los hombres de entre 18 y 60 años.
En el primer mes desde el comienzo de la guerra, más de 435 mil ciudadanos ucranianos han retornado al país, según anunció el Presidente Volodímir Zelenski, y el grueso principal son emigrantes que ahora vuelven para defender su país en la misma línea de fuego.