Un espacio de resistencia de la Ciudad de México se despide este 2022 con una agenda de actividades en la que desean regresar a trabajar con las bandas, artistas, académicos y promotores con lo que iniciaron este viaje de la contracultura en 1995. El Multiforo Alicia se irá a los 27 años, como los grandes rockeros, dejando un legado de músicos a los que apoyó en una ciudad que no les deba lugar.
Ciudad de México, 26 de marzo (SinEmbargo).– «Inventamos la historia de los conejos: A un conejo le cerramos los ojos, lo mandamos a oír qué es lo que se escucha en la ciudad; a otro conejo le cerramos los oídos, lo mandamos a ver qué es lo hay en la ciudad. Por las noches llegaban los conejos a decirnos que había nuevos muchachos y muchachas que usaban el pelo de colores, usaban piercing, se ponían tatuajes, usaban otro tipo de ropa diferente, hablan diferente. Venía el conejo que mandamos a escuchar y nos decía ‘hay un montón de sonidos nuevos, un montón de sonidos que no están en la radio’, le decíamos al conejo ‘¿cómo qué?’ y nos contestaba ‘hay ska, hay surf, rockabilly, hip-hop, hard core, hay punk’».
Ignacio “Nacho” Pineda, promotor cultural y fundador del Multiforo Alicia, cuenta que la historia de los conejos surgió en 1995, cuando los «Alicios» y él buscaban la forma de traer música al espacio que apenas empezaba. Varios de sus fundadores querían a bandas famosas de ese entonces en su escenario: La Maldita Vecindad, Café Catvba, La Lupita… pero no habían medios para hacerlo, «estaban un poco alto de costos, producciones muy elevadas y sus requerimientos también», recuerda. La pregunta obvia era: ¿Qué hacemos? Así que se inventaron ese relato de los conejos espías.
El Multiforo Alicia fue acercándose a las bandas emergentes que a su vez buscaban espacios para tocar en la gran ciudad. El Alicia logró lo que pocos o nadie más hacia en ese tiempo, dar un brazo de apoyo a jóvenes a cambio de nada sólo de un chispazo de energía y amor por la música.
Este espacio le abrió las puertas a la contracultura con su apertura el 1 de diciembre de 1995, pues la cultura dejó de ser sólo para quienes podían pagar ella o de ese selecto grupo que decía que sí lo era y que no. Ahora todos eran bienvenidos, todos tenían acceso a expresiones como la música cargada de sonidos que sonaban casi a escondidas en algunos barrios.
«El Alicia es como esa película de Eddie Murphy, una película gringa medio Boba, De mendigo a millonario. Los que formamos el Alicia éramos unos buenos para nada, unos ‘reprobados’ por el sistema, cuando llegamos aquí nadie sabía trabajar realmente muchos esto. Lo intentamos y fuimos aprendiendo hasta que más o menos ya supimos cómo se maneja un evento, hemos aprendido muy bien», recuerda «Nacho» quien arrancó el proyecto junto a Martín Reyes y Héctor Zavala, pero paulatinamente se quedó sólo él a cargo.
Por su escenario desfilaron bandas que apenas daban sus primero brincos en la escena como La Tremenda Korte, Nana Pancha, Panteón Rococó, Sekta Core!, Lost Acapulco, La Matatena, Las Ultrasónicas, Fenómeno Fuzz, pero también otros que ya habían iniciado camino como Los Estrambóticos, Tex Tex o «El Mastuerzo».
El Alicia evoca su nombre a la novela de Lewis Carroll, pero también a un movimiento literario que suscitó en Italia en aquel tiempo. Ambos, con su deseo, desobediencia y locura inspiraron el nombre que aún luce en la entrada del lugar y del cual cuelga ya la «L».
A casi 27 años, ese espíritu de resistencia sigue presente más allá de «A» de anarquía que luce en la ya distinguida tipografía de sus carteles y de su gato de Cheshire que la acompaña desde que el ilustrador Andrés Mario Ramirez Cuevas creó el logo. Pero, como recalca «Nacho»: «Todo principio tiene un fin».
LA CULTURA DE LA RESISTENCIA
Avenida Cuauhtémoc 91 en colonia Roma. La dirección ha sido siempre la misma para este espacio que ha resistido al cambio de los tiempos.
«Cuando iniciamos el Alicia hace 26 años, la Roma era una colonia abandonada, no había mucho movimiento cuando llegamos. Todavía había alrededor de este espacio edificios derruidos, escombros, pasabas y ‘¿Esto qué es?’, decía la gente. Fue desde temblor, no lo habían recogido, así estaba. Gran parte de la colonia Roma estaba abandonada, mucha gente se espantó mucho del terremoto del 85, no quiso volver, le daba miedo. Las casas y lugares quedaron abandonados», recuerda «Nacho».
Hoy la historia es otra:
«Hemos visto cómo ha ido cambiando la colonia Roma, en parte nos gusta, en parte está sacando a la gente. Llega alguien con más plata o negocio, alguien que paga más, la gentrificación. Desde hace 26 años para acá somos los únicos que quedan, y creo que ya es momento de irnos de verdad», reitera con decisión.
Pineda hace un viaje en el tiempo. Recuerda aquel 1995, cuando no sólo una escena emergente subía a los escenarios sino también había un cambio «fresco» que movía a los jóvenes a pensar de forma diferente.
Ese cambio que abría posibilidades se remontaba un año atrás, al 1 de enero de 1994 cuando el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se armaba y tomaba los gobiernos de cinco municipios de Chiapas para exigir “trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz” al entonces Presidente Carlos Salinas de Gortari.
«Los muchachos usaban otro tipo de ropa y de la que los adultos se escandalizaban más, veían al mundo de otra manera, en esos años en México se dio el moviendo zapatista y muchos chavos se politizan dentro de la escuela o en la calle y comienzan a cuestionarse todo, empiezan a platicar entre ellos, les cambia las ideas. No sé si fue gracias al Alicia comienzan a hacerse del concepto de autogestión, nosotros platicábamos con la bandas que hay que hacer las cosas por uno mismo, de pronto te das cuenta que las bandas comienzan a hacer sus conciertos, sus discos, sus estudios, sus mercancías, sus camisetas , todo ese tipo de cosas, ellos comienzan a trabajarlo, pasan los tiempos, los muchachos en esa época al sacar los carteles se maravillaban de ver un cartel con su nombre».
Ahora, dice, a las nuevas generaciones no les interesa ir a volantear al Chopo, las fechas para tocar se ven directo con sus agencias. La autogestión ya no tiene cabida.
«Creo que eso no está mal, pero para mí tampoco está muy bien, yo soy más de la idea de ‘hazlo tú mismo’, aprende, ve a tocar donde puedas, escucha a tu público, crea más público».
De la misma forma la Roma hoy es otra. Ha sufrido una más de su múltiples transformaciones con el paso del tiempo. Sus calles lucen abarrotadas de sitios gourmet, departamentos con rentas impagables, y bares, muchos bares. Personas con mayor poder adquisitivo han desplazado a los de menor.
«A mí la Roma ya no me gusta como antes, antes tenía su humillo, su rollo bonito y caminaba por la noche, ahora todo es bares, todo es una cantinota. No estoy en contra de eso, pero cuando iniciamos era otra cosa, era una colonia más cultural, más de gente que era artista, más de escritores, más de músicos, ahorita ya no. La renta está bastante elevada y va cambiando todo su aspecto».
Lo que más lamenta “Nacho” Pineda de este paso del tiempo es que tampoco haya servido para hacer crecer a más lugares como el Alcia, descentralizando la cultura y llevándola a más partes de la Ciudad de México, a otras Alcaldías, y es por eso mismo contundente al decir: «Yo creo que ya no estamos tan contraculturales, yo le llamara más la cultural de la resistencia».
«Hay mucha producción cultural en la ciudad, hacen falta espacios, totalmente. La idea es que si hay tantos inmuebles abandonados o en mal uso, pues que se lo den a los colectivos culturales de las zonas, que los chavos de la Gustavo A madero, Tacubaya, Iztapalapa, Tepito… tengan sus espacios, que ahí ellos se junten, se reunían, se organicen».
EL ADIÓS, A LOS 27
«Alicia se hará invisible y se irá de viaje», recalcó en comunicado a finales del año pasado que anunciaba el eminente adiós que tendrá lugar en diciembre de este año. Sí, se despide a la edad que los rockeros que también inspiraron con su rebeldía como Jimi Hendrix, Janis Joplin o Jim Morrison.
“Nacho” Pineda, que siempre se ha referido al «Alicia» como una joven rockera de cabellos pintados nacida en la periferia de la ciudad y que después de una duro día de trabajo espera la noche para ponerse su mejor atuendo para ir a escuchar a una banda al Multiforo, cree que es momento de despedirla.
«Alicia cumple 27 años, es rockera, ella es consecuente con lo que ella vive y en lo que cree. Creo que los 27 es una buena idea que Alicia se vaya, y en lo personal, son 27 años de mucho trabajo. Es un espacio independiente, se tiene que trabajar todos el día: Difusión, las redes, las programación, las reuniones, las reparaciones, todo el tiempo andas trabajando casi no hay un rato libre para uno, no me había dando cuenta de ese movimiento, de ese tipo de vida tan acelerado hasta ahora que hemos estado en la pandemia y me de cuenta de eso, de todo el tiempo de andar como acelerado, y pues dije, ‘¡ya relax! ¿no?, llévatela tranquila’. Todo lo que empieza, termina también, entonces no me preocupa mucho eso, creo que es momento ya de irnos».
El Multiforo, espacio independiente que nació de las voluntades de muchas personas que se sumaron y ha sido la casa e impulso de bandas como Los Esquizitos, Sonido Gallo Negro, o escenario de otros grandes como Manú Chao, no da paso atrás.
La pandemia cayó como balde de agua fría, los «Alicios» salieron a vender en medio del cierro carteles que se volvieron clásicos a capturar a las bandas que se han presentado y por la belleza de su diseño, pero también un puñado de discos que produjeron bajo su sello Grabaxiones Alicia, que nació en el 2000 y que tuvo como resultado una operación de ocho años de apoyo a bandas que iniciaban y que desencadenó en 40 discos de grupos como Rafael Catana, Twin Tones, Austin TV o compilaciones de punk y surf.
Aunque la pandemia no es la causa del cierre, sí fue la pausa que dio paso a darse cuenta del ritmo tan fuerte que llevaban y que debe parar. Pese a eso, el fundador del Alicia no cierra por completo la puertas del lugar que también ha sido espacio para otras expresiones artísticas como la literatura, y abre la posibilidad de convertirlo en una cooperativa.
«Está esta disyuntiva que estamos ya platicando con el colectivo para ver si se hace cooperativa, si lo ‘Alicios’ se organizan y se hace cooperativa, cada miércoles nos estaremos reuniendo para hacer un taller. ¿Cómo funciona?, ¿qué es una cooperativa?, ¿cuál es la idea? Lo estamos trabajando con ellos, si ellos aceptan hacerse cooperativa, el espacio es para ellos».
Pero «Nacho» sí parará. Este 2022 retomará lo planteado cuando se anunció el cierre, que es la invitación a las bandas, artistas, académicos y promotores a ser parte de la agenda de actividades y despedir al Alicia como se debe.
«Yo me quisiera divertir. La verdad mi idea es irme contento. Irme sin corajes sin tristeza, sin malestar. Hicimos lo que nos tocaba. Gracias. Queremos trabajar con la gente con la que iniciamos el proyecto, con la que hemos crecido como diseñadores, bandas, periodistas y escritores con lo que hemos crecido a la par».