Por siglos, las mujeres en todas partes del mundo han alzado la voz y levantado el puño de lucha a favor de todas las injusticias sociales, su actuar ha dejado eco prácticamente en cualquier lucha social, e inspirado a muchos y a muchas a seguir generando cambios profundos para cambiar las cosas.

Y si bien todos los movimientos sociales sin excepción están llenos de injusticias y el terreno lleno de piedras, el trabajo y dedicación de las mujeres en el movimiento de los Derechos Animales ha logrado cambiar la vida de los más invisibilizados.

Sin duda, los animales tienen las más grandes aliadas: mujeres que con el lente de una cámara, con mucha convicción y, muchas veces arriesgando su vida, han entrado a los más horribles lugares y presenciado los más terribles actos de crueldad contra los animales, para mostrar al mundo el sufrimiento oculto que viven y la urgencia de ayudarles.

Hoy, en especial quiero platicarles de las investigadoras de Igualdad Animal, mujeres que con su trabajo han llevado luz a los animales y están cambiando el mundo para ellos con sus cámaras. Sus fotografías y videos han logrado que miles de personas conozcan el sufrimiento de los animales y decidan ayudarles.

He conocido su trabajo desde la raíz, y sé lo difícil y estremecedor que es estar en sus zapatos y ver lo que sus ojos ven. Después de cada grabación en las granjas o mataderos, he tenido el sentimiento de ya no querer grabar más, me invade mucha tristeza, pero de inmediato pienso en que todo el material que hemos logrado conseguir saldrá a la luz y entonces, los animales tendrán esperanza.

Esa esperanza, es la misma que mantiene a las investigadoras a seguir con su trabajo de grabar los más atroces actos, esa esperanza es su rabia canalizada para ayudar, ayudarnos a nosotros a entender lo que la ganadería industrial está causando a los animales y ayudarles a ellos a salvarse de ese horror.

«No olvido las miradas de terror de los cerdos cuando los meten a los cajones de aturdimiento, he descubierto que su mirada es muy parecida a la mía. Ahí me detuve mucho tiempo, con el primer cerdo, sus ojos eran color café claro y su pupila temblaba pero me veía fijamente, comunicándose con desesperación sentí cómo su mirada penetraba mi alma. Ahí le hice una promesa, me dedicaría a ser investigadora encubierta todo lo necesario», estas palabras de Sharon Núñez, Presidenta de Igualdad Animal, describen de manera perfecta el porqué es que las investigadoras siguen con esta labor que las expone a un dolor y sufrimiento inimaginables, pero nunca más que el que los animales sienten.

Las investigaciones detonan cambios estructurales y de comportamiento en favor de los animales. Mostrar la terrible realidad que padecen en la ganadería industrial permite que la sociedad, los gobiernos y las empresas puedan tomar decisiones compasivas hacia ellos.

Presenciar el mundo de los animales tras una cámara de foto o video es sin duda una herida profunda en los corazones de las investigadoras, pero es también la más grande posibilidad que tenemos para acabar con su sufrimiento.

Hoy quiero celebrar, legitimar y reconocer su trabajo, que nos inspira y nos alienta para continuar con valentía defendiendo a los animales de la cruel industria ganadera alrededor del mundo.