Ceremonia, una novela que indaga en el origen de las élites en Latinoamérica
PorObed Rosas
27/02/2022 - 12:00 am
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Felipe Restrepo Pombo habló con SinEmbargo sobre su más reciente novela, una historia sobre una familia que erige su fortuna a partir de un cacicazgo, el cual define el destino de sus integrantes al tiempo que da luz a las relaciones que existen entre el poder político y el económico.
Ciudad de México, 27 de febrero (SinEmbargo).– El escritor y periodista Felipe Restrepo Pombo indaga en su más reciente novela Ceremonia (Planeta) la vinculación que existe entre las élites políticas y económicas con los viejos cacicazgos latinoamericanos a través de la intrigante historia sobre la familia Ibarra.
“Para mí era muy importante hablar de esos orígenes de las élites que casi siempre en nuestros países, en México, pero en toda Latinoamérica, han partido de estos caciques, de estos terratenientes que han hecho fortuna explotando gente: partiendo de la explotación de los campesinos, de la gente originaria y obligarlos a trabajar casi como esclavos para hacer grandes fortunas”, comentó el autor en entrevista con SinEmbargo.
En Ceremonia, Restrepo cuenta en dos tiempos la historia de la familia Ibarra, desde sus orígenes con el patriarca, Arturo Ibarra, un terrateniente violento que edifica la fortuna de la familia a través de la explotación minera hasta las relaciones que tienen que mantener sus hijos, sobre todo Mauricio, el primogénito de Arturo, quien obliga a su hija Daniela a un matrimonio para fortalecer los lazos de su familia con el poder político.
El relato tiene diferentes giros y aunque devela la convivencia del poder político con el económico también se centra en las vivencias individuales de los integrantes de esta familia, cuyo apellido suele materializarse por momentos en una carga más que en un privilegio.
“Pensando en esta historia pensé primero en los personajes, en sus conflictos, en sus miedos, en sus anhelos y luego los ubiqué dentro del mundo de las élites. Esta no es una novela que simplemente quiera hablar de cosas que les ocurren a las personas que tienen dinero o que tienen privilegios, son dramas humanos que le pueden ocurrir a cualquiera”, comentó en ese sentido Felipe Restrepo.
El también editor precisó que si bien el transcurrir de su novela pudiera empatarse con la realidad de cualquier país Latinoamericano, lo cierto es que decidió ubicar la acción en ningún país en específico: “hay muchos temas que son comunes y que cualquier lector latinoamericano, mexicano e incluso español o que no sea de habla hispana, puede detectar ahí que son comunes a nuestros países”.
Felipe Restrepo compartió además que ha sentido la necesidad de continuar las historias de estos personajes y señaló que lo próximo que quiere escribir será muy similar y en el mismo universo que esta novela. “Seguramente voy a retomar algunos personajes que todavía tienen mucho qué contar. Como autor a veces uno siente que con unos personajes ya terminó, ya contó lo que tenía que contar y ahí se acaba, pero con estos todavía siento que hay espacio para más, que me gustaría seguir explorando con ellos”.
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—Uno de los aspectos que muestra tu novela, Ceremonia, es la vinculación de estas élites políticas y económicas a viejos cacicazgos. ¿Es esta una realidad que comparten las diferentes naciones de América Latina?
—Sí, sin duda. Que bueno que lo notaste porque para mí era muy importante hablar de esos orígenes de las élites que casi siempre en nuestros países, en México, pero en toda Latinoamérica, han partido de estos caciques, de estos terratenientes que han hecho fortuna explotando gente: partiendo de la explotación de los campesinos, de la gente originaria y obligarlos a trabajar casi como esclavos para hacer grandes fortunas.
No quiero decir con esto, y yo soy muy cuidadoso, no estoy juzgando, pero sí ha sido una realidad histórica de nuestras sociedades, que así se han hecho grandes fortunas familiares, y también me interesaba contar cómo en algunos países esto se ha convertido también en un poder político, y entonces estos caciques, estos terratenientes, también se empiezan a volver los alcaldes, los gobernadores, y hay ahí una relación entre dinero, explotación, política, que para mí está en el germen de muchos conflictos de nuestros países.
—Mucho de lo que retratas también puede corresponder a una cuestión que puedes tener en Colombia, pero que al mismo tiempo son temas que si los extrapolas a México tienen una validez…
—Totalmente, y si te fijas, yo no quise ubicar la acción en ningún país en específico, y si bien, claro, hay cosas de Colombia, porque yo nací en Colombia, pero he vivido en México casi toda mi vida, hay muchos temas que son comunes y que cualquier lector latinoamericano, mexicano e incluso español o que no sea de habla hispana, puede detectar ahí que son comunes a nuestros países. Me gustó mucho que hayas notado ese origen porque yo lo trabajé mucho, cómo esta familia llega a tener el poder que tiene y como esto a través de las generaciones va cambiando. Este hombre, este patriarca que creó esa riqueza y luego lo que se van volviendo las otras generaciones.
—Me llama mucho la atención estos lazos entre el poder económico y el poder político. En tu historia el poder económico, de mano de don Arturo Ibarra, se impone al político por mucho tiempo, pero a su hijo, Mauricio, le toca apostar por una relación política para salvar su negocio. ¿Cómo entiendes esta danza entre estos dos poderes?
—Es un tema súper complicado que yo creo que sí es muy latinoamericano: es esta relación entre la política y la riqueza. Hay países europeos, por ejemplo, en donde la gente tiene una carrera política muy brillante y llegan a ser secretarios y llegan a ser presidentes, y al final nunca tuvieron una relación con los ricos y nunca se volvieron ricos, simplemente es una carrera como cualquier otra.
Por algún motivo en nuestros países hay este matrimonio como indisoluble entre los millones y los millones de votos, y no quiere decir con esto que sea necesariamente pura corrupción o que sólo haya corrupción, pero sí es algo que es muy notable. Este Mauricio, que es el hijo del patriarca que se vuelve un floricultor, tiene que estar dando constantemente dinero, relacionándose con los políticos porque sabe que su negocio va a funcionar en la medida que tenga buenas relaciones políticas y que los políticos lo ayuden con su negocio. No te estoy describiendo nada nuevo, es algo que vemos en los diarios, en los noticiarios a diario porque hace parte. La razón no la sé, como escritor sólo puedo verlo y contarlo. La explicación no te la podría decir, pero creo que viene desde esos inicios históricos.
—Está este miedo de los empresarios a los movimientos de izquierda, que es algo que puedes mencionar en cualquier lugar de la región porque ha existido.
—Y está existiendo en este momento si te fijas en Chile, Perú, Colombia, México, hay este discurso de las élites en contra de los líderes de izquierda. Se está dando esa tensión política en todos nuestros países entre esos líderes de izquierda y esos poderes de derecha que no quieren que llegue la izquierda al poder.
—¿Por qué ese temor hacia los gobiernos de izquierda?, ¿por alguna pérdida de privilegios o los antecedentes de los cacicazgos?
—No quisiera salirme tanto de nuestro tema, pero lo que sí quiero decir es que muchas veces las aristocracias ven en la izquierda una pérdida de estatus, una pérdida de poder que les van a quitar. Ha ocurrido en países como Venezuela, eso sí ha sido una realidad. Pero a mí no necesariamente me parece que la izquierda en el gobierno traiga tantos cambios, al final muchos de estos candidatos se presentan como grandes renovadores y que están luchando por el pueblo y al final terminan aliándose con los mismos poderes. Me parece que, más allá de mis opiniones políticas, eso también es una realidad que hemos visto y que está ahí.
—Otra cuestión latente es el lugar al que relegan a las mujeres. Es un espejo en el que todavía nos vemos mucho y del cual no está exenta ninguna élite.
—Totalmente. El machismo es un tema sobre el que toca hablar y que ha sido siempre tan marcado en nuestras sociedades sobre lo que no se podía hablar. Los hombres han relegado sistemáticamente a las mujeres a lugares secundarios, las han llevado a puestos donde no incomodaban y eran más bien accesorios de la vida de los hombres. Menos mal creo que esa realidad ha ido cambiando, menos mal que cada vez vivimos en una sociedad donde hay menos esas inequidades y machismos tan tóxicos. Pero igual lo quería poner en la novela porque es un tema del que hay que hablar, hay que mostrar cómo nuestras sociedades han cometido estos errores y cómo las élites han sido muchas veces partícipes y, de hecho, fundadores de este tipo de machismos. Si lo ves en la novela ya específicamente, esto ocurre mucho con el patriarca, las mujeres están ahí, no participan, y luego las mujeres de la novela empiezan a cobrar una relevancia. En nuestras generaciones las mujeres han tomado un papel protagónico.
—Esas mismas conductas machistas están muy presentes en la relación padre e hijo de los personajes. Es evidente con don Arturo y Mauricio.
—Sí, esa relación tóxica que tiene Mauricio con su padre, sobre todo en esa escena donde le pide que mate, que sacrifique a un animal y él no lo puede hacer, luego muchos años después cuando están en la escena del coche donde él atropella a un perro es para mostrarle a su hijo que sí pudo hacer lo que no pudo mostrarle a su padre. Me interesaba mucho cómo esas relaciones tóxicas familiares se pasan de generación en generación y generan violencias familiares.
—Lo dicho, no solo se queda en ellos, ves a Mauricio con su hijo Patricio, donde persiste y tiene un conflicto de identidad muy fuerte de no poder manifestar su orientación sexual abiertamente…
—Ahí quería hablar de esas tantas personas en nuestros países que, por pertenecer a sociedades conservadoras, a sociedades que restringen la identidad, han tenido que vivir dobles vidas, ocultar su sexualidad, sus gustos. Lo ves en el personaje de Patricio, un chico donde para explorar sus deseos tiene que irse a vivir una doble vida, a esconderse, a sentirse avergonzado de quien es. Lo que también quería decir es la importancia de que eso cambie y podamos encontrar la libertad de ser lo que queremos ser. Ahí hay también mucho de mi historia personal. Aceptar quién es uno, aceptar lo que le gusta, aceptar quién es y decir yo soy esto mientras no le haga daño a nadie y estoy en total libertad de explorar lo que yo quiera. El personaje Patricio sufre mucho a lo largo de la novela, yo espero que encuentre su libertad y espero que encuentre quién quiere ser porque se lo merece, es algo que nos merecemos todos.
–El seguimiento que haces de su vida es de lo más duro, es como si él tuviera que cargar con todos esos estigmas de su linaje.
–Claro, con el estigma de unas cosas familiares que ni siquiera le corresponden a él y termina siendo víctima de un pasado que no tiene nada que ver. Él es sólo un pobre chico que quiere ser él, sentir lo que le gusta, desear y llevar a cabo su deseo. Por eso siento que tiene una historia de vida muy sufrida, pero espero que en siguientes entregas de esta historia tenga una resolución más feliz.
—¿O sea, esto continúa o qué tienes pensado?
—Me gusta que las historias se cierren, pero que a la vez dejen muchas preguntas hacia adelante. No me gusta darle todo al lector y decir esto termina así y ya se acabó. Me gusta que queden dudas, que queden preguntas, que no sean finales cerrados, sino que inviten a leer más. Terminando esta novela, y ahora que está publicada y existe, he sentido la necesidad de continuar las historias de estos personajes, de este universo. Lo próximo que quiero escribir será muy similar en el mismo universo que esta novela y seguramente voy a retomar algunos personajes que todavía tienen mucho qué contar. Como autor a veces uno siente que con unos personajes ya terminó, ya contó lo que tenía que contar y ahí se acaba, pero con estos todavía siento que hay espacio para más, que me gustaría seguir explorando con ellos.
—Por último Felipe, si bien hemos hablado de que Ceremonia es un retrato de las élites, al final termina reflejando que sus integrantes también son humanos con frustraciones, deseos y demás.
—Totalmente, pensando en esta historia pensé primero en los personajes, en sus conflictos, en sus miedos, en sus anhelos y luego los ubiqué dentro del mundo de las élites. Esta no es una novela que simplemente quiera hablar de cosas que les ocurren a las personas que tienen dinero o que tienen privilegios, son dramas humanos que le pueden ocurrir a cualquiera. Una novela lo que pretende es hablar de lo que todos sentimos sea cual sea la situación, de lo que todos vivimos y cómo cada ser humano tiene una historia que vale la pena contar. Más allá de que esto hable de las élites o que se ubique en el mundo de las élites lo que quiere contar es la historia de unos personajes y de una familia. Lo primero que uno pensaría es que es un libro sobre las élites, sí, pero también es sobre los conflictos que todos tarde o temprano tenemos que afrontar.
Obed Rosas
Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM. Estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras.
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