Economía

De acuerdo con la Cepal, para que México logre cerrar sus brechas necesita, entre muchas otras cosas, aumentar el crecimiento económico de México y contar con suficientes recursos públicos, lo que ocurrirá si se aumenta la inversión pública y se siguen creando las condiciones necesarias para atraer inversión privada nacional y extranjera. «Si no se cuenta con una economía sólida será difícil hacer frente a choques externos, como la pandemia por COVID-19, que puede generar retrocesos importantes en el cierre de brechas en el mediano y largo plazo», sentenció la Comisión.

Ciudad de México, 3 de marzo (SinEmbargo).- En los últimos 30 años, México no ha logrado reducir de manera significativa sus brechas estructurales en comparación con los países desarrollados e, incluso, muchas aumentaron a lo largo de este periodo de tiempo, a la par que la reducción de la pobreza a nivel nacional ha sido «insuficiente y modesta«.

De acuerdo con el reporte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), titulado Diagnóstico de las brechas estructurales en México, la reducción de la pobreza, la pobreza extrema y la desigualdad en el país ha sido mínima y han repercutido en la vida de varias generaciones. Al mismo tiempo, éstas se hacen más profundas si se cruzan entre sí y se juntan con el factor rural o urbano.

«Las desigualdades de género, las étnico-raciales, territoriales, de ingreso y aquellas relacionadas con las oportunidades y las diferentes etapas del ciclo de vida de las personas constituyen ejes estructurantes de la desigualdad en México, en la medida en que determinan los niveles de ingreso y el acceso a los recursos productivos, a la educación, a la salud, al trabajo decente, a la protección social y a los espacios de participación, entre otros», se lee en el estudio a cargo de Juan Carlos Rivas Valdivia y Yannick Gaudin.

El número de carencias sociales que experimenta la población mexicana, destaca el diagnóstico, refleja la gravedad de la vulnerabilidad de la población en el país. El estudio señala que entre 2008 y 2018, se observó una leve mejora en los indicadores de carencias sociales a nivel nacional y en la mayoría de las entidades federativas. El promedio de las carencias de la población en situación de pobreza pasó de 2.8 en 2008 a 2.2 en 2018. De igual forma, el número promedio de las carencias sociales de la población en situación de pobreza extrema pasó de 3.9 a 3.6 en el mismo periodo.

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Si bien en esos 10 años se redujo la brecha de pobreza entre las zonas rurales y urbanas, los datos de 2018 arrojan que aún es muy grande la brecha en zonas rurales, pues es del 55.3 por ciento comparado con el 37.6 por ciento en las zonas urbanas. Además, con respecto a la población hablante de lengua indígena en situación de pobreza, el porcentaje pasó de un 76 por ciento en 2008 a un 74.9 por ciento en 2018, mientras que el porcentaje de la población no hablante de lengua indígena en situación de pobreza pasó del 41.4 por ciento al 39.4 por ciento.

En materia de género, el porcentaje de mujeres en situación de pobreza pasó de 44.6 por ciento a 42.4 por ciento entre 2008 y 2018, en tanto que el porcentaje de hombres en situación de pobreza bajo de un 44.0 por ciento a un 41.4 por ciento en el mismo tiempo.

Según el estudio, en 24 de las 32 entidades federativas se observó una reducción en el porcentaje de la población en situación de pobreza; en ese sentido, las tres entidades federativas que presentaron la mayor reducción en el porcentaje de población en situación de pobreza fueron Aguascalientes, Hidalgo y Tlaxcala.

«El mayor reto sigue siendo el sur del país», se lee en el texto de Cepal, al señalar esta región en donde se encuentran las entidades federativas con mayor porcentaje –incluso con aumentos significativos– de población en situación de pobreza entre la década de 2008 a 2018: Chiapas (77 por ciento al 76.4 por ciento), Guerrero (68.4 por ciento al 66.5 por ciento), Oaxaca (61.8 por ciento al 66.4 por ciento) y Veracruz (51.2 por ciento al 61.8 por ciento), este último con el incremento más importante en dicho indicador.

Los datos anteriores ya mostraban un avance positivo muy ligero, sin embargo, en 2020, debido a los efectos negativos de la pandemia por COVID-19, los pocos logros alcanzados en materia de pobreza, pobreza extrema y desigualdad tuvieron un retroceso significativo ante el fuerte aumento del desempleo, la contracción del consumo y la ruptura de cadenas comerciales.

«Aunque hubo efectos compensatorios en el nivel de precios, dada la contracción de la demanda, las familias de menores ingresos enfrentaron el aumento de los precios de bienes básicos. Las familias cuyos ingresos dependen de empleos informales fueron las más afectadas», explican los autores del estudio.

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La «Línea de Pobreza Extrema por Ingresos urbana» aumentó 0.9 por ciento y en el ámbito rural fue de 1.1 por ciento. Foto: Cuartoscuro.

De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el número de personas en situación de pobreza en México aumentó en 3.8 millones de personas y su tasa pasó del 41.9 por ciento en 2018 al 43.9 por ciento en 2020, una diferencia de dos puntos porcentuales.

Por su parte, el número de personas en pobreza extrema en México aumentó hasta 2.1 millones de personas y su tasa paso del 7 por ciento en 2018 al 8.5 por ciento en 2020. En términos de carencias sociales, el mayor cambio entre 2018 y 2020 fue un aumento de 12 puntos porcentuales en la carencia por acceso a los servicios de salud, que pasó del 16.2 por ciento al 28.2 por ciento, y también destacó el rezago educativo con un incremento de 0.25 puntos porcentuales y la carencia por acceso a alimentación nutritiva y de calidad, con 0.31 por ciento.

La Cepal menciona en su estudio que un factor de gran importancia detrás de la persistencia de la pobreza y la desigualdad es la baja movilidad social.

En ese sentido, de acuerdo con datos de Centro de Estudios Espinosa Yglesias (2017), 86 de cada 100 personas nacidas en los hogares más pobres en la región sur de México no logran superar la condición de pobreza. En cambio, solo 27 de cada 100 personas nacidas en los hogares más pobres en la región norte del país no logran superar la condición de pobreza. Estas cifras dan cuenta de la complejidad y el enorme reto que tiene el país para superar la pobreza.

BRECHAS DE MÉXICO EN AL

La comparación de México con otros países de América Latina y el Caribe es importante no sólo por compartir el mismo contexto regional, sino también porque es la región más desigual del mundo con un coeficiente de Gini promedio de 0.50 comparado con 0.45 en África Subsahariana, 0.40 en Asia Oriental y el Pacífico, y 0.30 en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Según la medición de brecha por ingresos, el PIB per cápita de México en 1990 se encontraba en tercera posición entre las economías emergentes del G20, después de Arabia Saudita y la Federación de Rusia.

En 2019, México se situaba en la quinta posición, debido a que en 29 años Argentina y Turquía experimentaron un crecimiento acumulado del PIB por habitante del 56 por ciento y 121 por ciento, respectivamente, mientras que en México creció a un menor ritmo (32 por ciento).

En comparación con países de Latinoamérica, el PIB por habitante de México está por arriba del promedio de los países vecinos, pero debajo de países como Chile, Panamá, Costa Rica y Argentina. Sin embargo, la tasa de crecimiento del PIB por habitante de México ha sido la más baja entre los países de la región (e incluso disminuyó entre 2008 y 2018), por lo que se redujo la brecha con los países más rezagados de la región y se amplió con los países que observaron el mejor desempeño regional.

En cambio, la comparación de ingresos entre los estados de la República Mexicana evidencia la enorme desigualdad. En 2018, de acuerdo con datos del INEGI, el ingreso corriente promedio trimestral en localidades urbanas fue de 55.495 pesos y en las rurales de 30.016 pesos, casi la mitad. En las localidades urbanas, el ingreso corriente promedio diario por perceptor del hogar en el primer decil fue de 46 pesos y en el décimo decil de 804 pesos; en las localidades rurales dicho ingreso fue de 37 pesos en el primer decil y de 709 pesos en el décimo decil.

La Cepal recalcó que en México se agudizan todas las brechas existentes –educativas, de ingresos, de género, de inversión, de salud, entre otras– debido al ámbito geográfico, es decir, si se pertenece a un entorno urbano o rural. Foto: Cuartoscuro.

Relacionado a ello, México ha mantenido un porcentaje de pobreza levemente por encima del promedio de los países de América Latina y el Caribe, en novena posición en 2018 entre los 12 país estudiados de la región. Además, el estudio enfatiza que la evidente notoriedad de que existe una mayor proporción de la población en pobreza y pobreza extrema en áreas rurales que en áreas urbanas, y aunque las tasas de pobreza y pobreza extrema en ambas áreas disminuyeron entre 1996 y 2006, aumentaron entre 2006 y 2014.

«El cierre de brechas estructurales requiere, entre muchas otras cosas, aumentar el crecimiento económico de México y contar con suficientes recursos públicos. Para ello, se necesita aumentar la inversión pública y continuar creando las condiciones necesarias para atraer inversión privada nacional y extranjera. Si no se cuenta con una economía sólida será difícil hacer frente a choques externos, como la pandemia por COVID-19, que puede generar retrocesos importantes en el cierre de brechas en el mediano y largo plazo», explicaron los autores del análisis.

La Comisión mencionó que no sólo se tienen brechas importantes en materia de ingresos y pobreza, sino que también existen de manera persistente las brechas en educación, en fiscalidad, en materia de bienes y servicios, y en cuestión de inversión y ahorro.

La Cepal instó que en México existen importantes brechas estructurales rural-urbanas y territoriales que deben trabajarse y atenderse lo más pronto posible, sobre todo porque las áreas rurales y los territorios del sur del país se encuentran más rezagados que el resto del país.Además, «aunque ciertas brechas entre áreas urbanas y rurales se están reduciendo, esto ocurre debido a una aparente degradación (convergencia a niveles negativos) de los indicadores de desarrollo urbano», y ejemplificó lo anterior mencionando que la reducción de la brecha de pobreza se debe en gran parte a un mayor aumento relativo de la tasa de pobreza en áreas urbanas que en áreas rurales, «por lo tanto, se encuentran indicios de la existencia de trampas de pobreza en el ámbito territorial».

Valeria González Cervantes

Es feminista y Comunicóloga por la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México. Tiene una gran afición por la lectura de ficción. Comenzó su carrera en La Hora Nacional.

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