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Dos investigaciones publicadas en la revista Frontiers in Immunology, concluyen que la COVID-19 tendría que mutar muchísimo más de lo que lo está haciendo y de manera muy distinta a la de ahora para que las vacunas creadas hasta ahora, no funcionen de manera eficaz.

Madrid, 31 ene (EFE).- La respuesta inmunitaria que generan las vacunas contra el SARS-CoV-2 es suficientemente potente y variada como para responder de manera efectiva contra Ómicron y otras variantes del virus del SARS-CoV-2, confirman sendos estudios del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III de Madrid.

El primero, publicado hace poco más dos meses, sostiene que la respuesta inmunitaria de los linfocitos T citotóxicos generada por las vacunas disponibles es lo bastante potente y variada como para responder de manera efectiva contra todas las variantes del virus.

El segundo, que acaba de publicarse, sugiere además que la protección inmunitaria celular citotóxica y auxiliar generada por las vacunas no se ve afectada por la variante Ómicron.

Para los autores no hay evidencias de que la protección generada con la vacunación se vea afectada de manera significativa por las variantes emergentes de la COVID-19. Foto: Jenny Kane, AP.

Publicadas en la revista Frontiers in Immunology, ambas investigaciones pretendían evaluar la eficacia de las vacunas contra las cepas actuales y futuras del virus SARS-CoV-2, algo esencial para controlar la pandemia desde el punto de vista clínico, y para gestionar la protección social y la recuperación económica.

Actualmente, todas las vacunas contra la COVID-19 se basan en la cepa original denominada Wuhan-1, pero cada vez más se detectan nuevas variantes y subvariantes del SARS-CoV-2, que acumulan mutaciones frente a esta cepa original, lo que podría modificar la eficacia de la respuesta inmunitaria.

El artículo, publicado esta semana, ha analizado el posible impacto de las mutaciones presentes en la variante Ómicron que podrían facilitar el escape del virus de las respuestas inmunitarias citotóxicas y auxiliares generadas por las vacunas, en concreto las asociadas a los 551 alelos de HLA clase I y a los 41 alelos de HLA clase II más abundantes en la población humana.

Los autores de los artículos coinciden que el virus tendría que mutar muchísimo más de lo que lo está haciendo y de manera muy distinta, para que sea vea afectada la eficacia de las vacunas. Foto: Czarek Sokolowski, AP.

Mediante un análisis computacional, el nuevo estudio ha confirmado algo que ya sugería el trabajo publicado en diciembre: estos casi 600 alelos, presentes en más del 90 por ciento de la población humana, contienen suficientes epítopos de células T sin mutaciones de escape a las vacunas en la variante Ómicron.

El artículo anterior, llevado a cabo antes de la aparición de la variante Ómicron, centró su estudio en los 551 alelos HLA clase I y llegó a una conclusión similar analizando otras variantes previas del SARS-CoV-2.

Para los autores las conclusiones son claras: no hay evidencias de que la protección mediada por la respuesta celular citotóxica generada con la vacunación se vea afectada de manera significativa por las variantes emergentes del SARS-CoV-2.

En su opinión, el SARS-CoV-2 tendría que mutar muchísimo más de lo que lo está haciendo hasta el momento, y de manera muy distinta a la de ahora, para plantear un posible escenario en el que las vacunas no ofrecieran una buena protección mediada por la respuesta inmune celular.

En cualquier caso, la vigilancia que se está haciendo de las variantes es fundamental, tal y como se ha visto con Ómicron, cuya influencia se continúa estudiando para conocer aún mejor su comportamiento.