Los trabajadores de Pemex tienen la oportunidad de decirle adiós a sus explotadores
PorGuadalupe Fuentes López
31/01/2022 - 12:05 am
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La dirigencia del STPRM se encuentra acéfala desde 2019 luego de la renuncia de Carlos Romero Deschamps, quien dejó el cargo en medio de varias investigaciones abiertas en su contra por parte de la Fiscalía General de la República. Este 31 de enero la historia del sindicato más grande de Pemex puede dar un giro de 180 grados y acabar con el cacicazgo que lo ha dirigido.
Ciudad de México, 31 de enero (SinEmbargo).– Fundado en 1935 durante la presidencia del General Lázaro Cárdenas del Río, el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) elige hoy a su nuevo Secretario General, un cargo que durante los mandatos de Joaquín Hernández Galicia, «La Quina», y Carlos Antonio Romero Deschamps se usó para vender plazas, robar cuotas, apoyar a partidos políticos y enriquecerse.
En un hecho histórico, como lo ha calificado la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), 89 mil petroleros elegirán democráticamente a su nuevo líder de entre 25 candidatos a través de una votación electrónica en la plataforma Sirvolab, la cual estará supervisada por 400 servidores públicos de la dependencia federal y del Centro Federal Laboral.
La votación electrónica, que concluirá este mismo día, es diferente a la que los petroleros estaban acostumbrados, un mecanismo que se implementó desde su origen (1935) y que funcionaba sólo con el voto a mano alzada de los 36 delegados que conforman las secciones del STPRM en todo el país.
«Antes la elección era a mano alzada en una asamblea general donde acudían únicamente los 36 delegados en representación de los trabajadores», dijo en entrevista la doctora María Xelhuantzi López, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y autora de libros como 101 años de control sindical en México (1918-2019) (Cisnegro, 2019).
Victoria Arredondo Lami, candidata a la Secretaría General del STPRM, recuerda cómo eran las alecciones anteriormente, donde solo había un candidato el cual era votado de manera unánime.
«Nos juntaban, nos hacían levantar la mano, no había propuestas de otra persona que pudiera contender, era Romero Deschamps el candidato. La diferencia ahora es que con el voto libre y secreto tenemos la oportunidad de votar sin sentirnos amedrentados», dijo en entrevista.
La dirigencia del STPRM se encuentra acéfala desde el 16 de octubre de 2019 luego de la renuncia de Romero Deschamps, quien dejó el cargo en medio de varias investigaciones abiertas en su contra por parte de la Fiscalía General de la República (FGR), que lo señala de corrupción.
Por décadas, la dirigencia del STPRM ha estado en manos de caciques, por eso la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República se convirtió en una esperanza de cambio, sin embargo, una candidatura vuelve a poner en alerta a los petroleros en esta contienda: la de Ricardo Aldana Prieto (Orizaba, 1954), señalado por desfalco en el «Pemexgate» cuando era tesorero de Petróleos Mexicanos (Pemex), del cual fue exonerado en el foxismo.
“Es una burla más a los trabajadores, están jugando su última carta poniendo al compadre, casi hermano de Carlos Romero para mantener el grupo de poder, pero los trabajadores ya estamos cansados. No queremos venganza, sino justicia”, comentó en una entrevista para SinEmbargo Miguel Arturo Contreras, aspirante a dirigir el STPRM y que lleva 14 años como petrolero disidente.
El mayor sindicato de Pemex ha sido dirigido por 28 petroleros a lo largo de su historia, según información oficial del STPRM. No obstante, las únicas dirigencias de las que se tiene registro cometieron actos de corrupción y afectaron a miles de trabajadores son las de Joaquín Hernández Galicia «La Quina» (1958-1989) y Carlos Antonio Romero Deschamps (1993-2019).
La doctora María Xelhuantzi López señala que desde la nacionalización de Pemex (18 marzo de 1938) el sindicato petrolero ha estado controlado por el Gobierno en turno y ha servido para fines políticos, pero a partir de la presidencia de Miguel Alemán (1946-1952) comenzó una época de charrismo dentro del STPRM.
«El Gobierno de Miguel Alemán interviene en el sindicato para desbaratar cualquier posibilidad de oposición. A partir de ese momento el sindicato está completamente controlado por el Gobierno, cualquier posibilidad de independencia o autonomía ya no existe», destacó la también Coordinadora del Seminario de Gestión del Trabajo de la UNAM.
Aunque los especialistas mantienen dudas respecto al ejercicio de votación dentro del STPRM, esperan que la elección de este 31 de enero beneficie a los trabajadores petroleros, quienes han vivido violencia laboral por parte de los líderes seccionales y secretarios generales que han desfilado por la dirigencia.
«Es un sindicato con una historia de corrupción, de violencia, de un dispendio brutal de recursos. Hay que recordar también los periodos de Salvador Barragán Camacho y el de Sebastián Guzmán, que también fueron líderes sindicales que hicieron las mismas trampas que ‘La Quina’ y Romero Deschamps», mencionó la profesora María Xelhuantzi López.
En el siguiente gráfico se observa una línea del tiempo con una breve historia del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.
«LA QUINA»: 31 AÑOS EN EL PODER
Joaquín Hernández Galicia, “La Quina” (Ciudad de México, 1922), asumió la dirigencia del STPRM en 1958 y se perpetuó en el poder por 31 años hasta 1989, cuando fue arrestado por el Ejército mexicano por órdenes del entonces Presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).
La gestión de «La Quina» al frente del mayor sindicato petrolero estuvo plagada de acusaciones, como la venta de plazas y formar una fortuna con el flujo de dinero hacia la cúpula sindical, sin embargo, los delitos por los que fue acusado no estuvieron relacionados con Pemex ni el sindicato.
«‘La Quina llega por la bendición de Adolfo López Mateos y lo que hizo en el sindicato fue perfeccionar esos mecanismos de control, con él, el STPRM hasta tenían sus propias funerarias. En su época la oposición era avasallada, algunos dirigentes fueron asesinados», recordó la académica de la UNAM María Xelhuantzi López.
La persecución contra Hernández Galicia, de acuerdo con analistas, se debió a su oposición a las políticas de privatización del gobierno priista. En la campaña de 1988 lo calificó de neoliberal y, ya después de los comicios, se constató que en los distritos habitados por trabajadores petroleros, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, el candidato del Frente Democrático Nacional (FDN) obtuvo votaciones copiosas.
También se decía que Hernández Galicia había patrocinado la publicación del libro ¿Un asesino en Palacio?, que relata el episodio donde uno de los miembros de la familia Salinas de Gortari (Raúl Salinas de Gortari o Carlos Salinas de Gortari) asesina con un rifle calibre 22 a una empleada doméstica, en la residencia de la Ciudad de México del entonces prominente político mexicano Raúl Salinas Lozano.
«‘La Quina tenía una estructura de control sindical, pero su principal poder eran los recursos que le daba Pemex, obtenía el dos por ciento de toda la inversión de la paraestatal. El poder económico le servía a Hernández Galicia para repartir dinero a los gobernadores e imponer listas para diputados y senadores», dijo en 2013 durante una entrevista con Carmen Aristegui el periodista Salvador Corro, coautor junto con José Reveles del libro La Quina: el lado oscuro del poder (Planeta, 1989).
El 10 de enero de 1989, dos días antes de su cumpleaños número 67, elementos del Ejército mexicano irrumpieron en la casa del líder sindical y en las casas de los demás miembros de la familia en Ciudad Madero, Tamaulipas. Hernández Galicia fue condenado a 35 años de prisión por tráfico de drogas, acopio de armas y homicidio calificado.
Junto con “La Quina” caerían todos sus allegados, encabezados por Salvador Barragán Camacho, acusados de acopio de armas y de asesinato en primer grado, pero nunca fueron acusados de corrupción o enriquecimiento ilícito, delitos por los que entonces la opinión pública e incluso los trabajadores de Pemex exigían ponerlos en manos de la ley.
«La Quina”, Barragán y otros 30 petroleros fueron encarcelados y destituidos de todos sus cargos en el sindicato petrolero, desplazados por un nuevo liderazgo encabezado por Sebastián Guzmán Cabrera, también señalado como cacique cuyo negocio se basaba en vender plazas de Pemex.
Joaquín Hernández Galicia obtuvo su libertad en el año 2000 y siempre culpó de su derrumbe a Carlos Salinas, a quien nunca dejó de llamar “traidor a la patria”.
En septiembre de 2013, dos meses antes de su muerte, “La Quina” aseguró que buscaría el apoyo del entonces Gobernador de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú, para recuperar un fideicomiso de 3 mil millones de pesos que se le quitó luego de su detención.
“Quiero regalarle el dinero a los pobres, a todos los pobres de México”, declaró a medios.
También, en esa ocasión se lanzó contra los expresidentes Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa. “Ya estamos hartos de presidentes tontos como Zedillo; payasos como Fox, y borrachos como Calderón”.
En una de las últimas entrevistas que dio arremetió de nuevo contra Salinas de Gortari.
«Todo me lo quitaron los bandidos de Salinas de Gortari, el expresidente trató de matarme cinco veces», dijo en el programa “Tragaluz” de Milenio TV.
También dijo que Carlos Salinas debía agradecer que no lo mandó matar. “Que diga que no lo mandé matar, que dé las gracias que no lo mandé matar, porque no soy matón, que de las gracias a Dios que no lo mandé matar. Hay mucha gente que lo quiere matar todavía”, dijo.
Aseguró que no lo perdonaría jamás, pues “es un traidor a la patria y los traidores de la patria no se perdonan, se fusilan”.
Respecto a Carlos Romero Deschamps, quien en 2013 era Secretario General del STPRM, lo llamó “La Ramera”. “Ese fue el peor de todos, es un desgraciado que está riquísimo. ¿Por qué permite el gobierno que venda las plantas, que venda los exámenes médicos, que venda los préstamos?”
Aseguró que Romero Deschamps debería de estar preso “o muerto”.
El abogado Javier Coello Trejo da cuenta en su libro El Fiscal de hierro (Planeta, 2021) de cómo en el Gobierno de Carlos Salinas encabezó la investigación que resultó en la detención de Joaquín Hernández Galicia.
“Seguimos la ruta, tomamos fotografías, reunimos suficiente información. De cada detalle le informé al presidente y le garanticé que teníamos todas las pruebas sobre el tráfico de armas”, describe en el texto en el cual se puntualizan cada una de las decisiones que se tomaron previo a que el líder petrolero fuera detenido en enero de 1989.
“La Quina” falleció el 11 de noviembre de 2013 a la edad de 91 años luego de permanecer varios días hospitalizado debido a un problema de colón.
ROMERO DESCHAMPS Y EL APOYO DE 5 PRESIDENTES
Carlos Antonio Romero Deschamps fue durante 26 años un hombre clave en Pemex hasta el 16 de octubre de 2019 cuando presentó su renuncia en medio de investigaciones abiertas en su contra por enriquecimiento ilícito, desvíos y corrupción.
Desde su posición como líder petrolero fue cómplice de los gobiernos priistas y panistas en los desvíos de recursos para campañas, en el descuido en las operaciones que llevaron a la petrolera a producir cada vez menos, y en su última etapa de poderío apoyó reformas cuestionadas como la Energética.
Desde 1993, Romero Deschamps ocupó la dirigencia del STPRM, que es el gremio más importante dentro de Pemex y uno de los más poderosos en México y América Latina.
El otro gremio de Pemex, el Sindicato Petroleros de México (Petromex), obtuvo su registro apenas el 26 de marzo de 2019.
Romero Deschamps (Tampico, 1944), contador público por la Escuela Bancaria y Comercial, llegó al STPRM en 1969 con el cargo de trabajador eventual en la refinería de Salamanca (Guanajuato) hasta que su primo hermano, Víctor Deschamps, lo presentó con el entonces líder petrolero Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, quien lo incluyó en su equipo de trabajo desde donde cumplía tareas de mensajería y fue su chofer.
Después se convirtió en secretario general de la sección 35 impulsado por “La Quina”.
“Le agarramos confianza por ser de Tampico, y porque se mostraba muy apasionado de las ideas sindicales”, relató “La Quina” en una entrevista publicada en la revista Proceso en la que también lo acusó de traición. “Siempre se mostró como el más servil de todos los secretarios generales, el que estaba más dispuesto a alabarme, a echarme porras, a apoyarme en todo, llegaba al grado de ser arrastrado, pero se enmascaró bien”.
Romero Deschamps compaginó su vida sindical con la política. Fue secretario de Acción Política de la Dirección Juvenil del PRI en 1970 y un año más tarde fue comisionado nacional del STPRM. Ha sido dos veces Senador de la República [1994-2000 y 2012-2018] y tres veces Diputado federal [1979-1982, 1991-1994 y 2000-2003].
El exlíder petrolero logró permanecer los 12 años que duraron los gobiernos de Acción Nacional (PAN): todos los presidentes, incluidos Vicente Fox y Felipe Calderón Hinojosa, se han tomado la foto con él.
Se le atribuye la autoría del “Pemexgate”, el desvío de mil 500 millones de pesos propiedad del sindicato para el financiamiento de la campaña del candidato priista a la presidencia de la República, Francisco Labastida Ochoa, en 2000.
De este caso salió bien librado Romero Deschamps. En el sexenio de Fox no fue inculpado y el caso se cerró por falta de pruebas, a pesar de que el PRI recibió una multa de mil millones de pesos y Labastida Ochoa perdió las elecciones.
Desde 1993, cuando una votación a mano alzada lo convirtió en Secretario General, Romero Deschamps ha negociado cada dos años con 11 directores de Pemex. Siempre ha conseguido una serie de prestaciones que no tienen símil en ninguna empresa privada. Parte de ese conjunto de beneficios es la cláusula 77 que en las tres décadas que ha cumplido como dirigente jamás ha sido modificada. Esta vez, con Octavio Romero Oropeza al frente de la petrolera, la cláusula tampoco fue alterada.
Sobre Romero Deschamps y su familia pesan numerosas acusaciones de corrupción, sustentadas en evidencias sobre un tren de vida desenfrenado, con mansiones, yates y autos de lujo.
Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia, el 1 de diciembre de 2018, y su salida del Senado que lo amparaba con el fuero constitucional, el exlíder sindical volvió a estar en la mira de la justicia.
En marzo del año pasado el Presidente López Obrador confirmó que la Fiscalía General de la República investiga dos denuncias contra Carlos Romero Deschamps y otras contra los gerentes de las seis refinerías.
«Hay dos denuncias en la Fiscalía, según la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), por depósitos de 309 millones de pesos (casi 15 millones de dólares), esta es la información (de Romero Deschamps)», informó López Obrador en su tradicional conferencia matutina.
Pese a las acusaciones sobre corrupción, Romero Deschamps no ha pisado la cárcel como Elba Esther Gordillo, quien también llegó a lo alto del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en tiempos del Gobierno de Carlos Salinas de Gortari y quien se mantuvo al frente de su organización sindical por alrededor de 25 años.
Guadalupe Fuentes López
Periodista con más de una década en medios digitales. Edita y escribe sobre temas de economía, corrupción, política, derechos humanos
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