La técnica de Roldán consigue información genética a partir de una muestra de saliva y pertenece a una corriente artística conocida como «bioarte».

Barcelona (España), 25 dic (EFE).- El médico mexicano Juan Roldán, afincado en la ciudad de Girona (noreste) desde 2008, creó la firma Genoma23 para comercializar cuadros personalizados hechos con el ADN de la persona que encarga la obra artística, plasmada con la información genética.

La idea, pionera en España, la desarrolló el médico e investigador Juan Roldán a partir de un algoritmo matemático que traduce la información genética en trazos y colores únicos para crear una imagen digital.

«Igual que el ADN hace que las personas tengamos un color de piel, cabello u ojos determinado, hace también que las pinceladas y tonalidades del cuadro sean únicas e irrepetibles, como el propio ADN», asegura Roldán.

A partir de una muestra de saliva, un procedimiento nada invasivo, el laboratorio aísla y secuencia pequeños fragmentos de 23 genes, que son pequeños segmentos que conforman el ADN y que contienen información específica que definen los rasgos físicos y hacen a cada persona única.

Cada célula del cuerpo se calcula que contiene entre 25 mil y 30 mil genes, y los 23 que utiliza el proyecto de Roldán son los mismos que se analizan, por ejemplo, cuando se hacen pruebas de paternidad o médico-forenses.

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El ADN está formado por cuatro bases químicas: la adenina, la timina, la guanina y la citosina, que se unen entre sí y forman pares de bases que conectan las dos cadenas del ADN, formando una doble hélice.

El material genético humano tiene más de 3 mil millones de estas letras y su combinación define el ADN, que es diferente en cada persona, incluidos los gemelos idénticos, lo que asegura que ninguno de los cuadros del proyecto Genoma23 sea similar a otro.

Las secuencias de ADN obtenidas en el laboratorio a partir de la muestra de saliva, se introducen en un algoritmo basado en modelos matemáticos, que desarrolló Roldán en colaboración con el departamento de Matemáticas Aplicadas de la Universidad de Girona, y así obtiene la imagen digital única.

Roldán, que nació en México en 1970, fue investigador principal de distintos proyectos en dos hospitales de Cataluña, después de investigar varios años modelos moleculares de enfermedades respiratorias en Estados Unidos, donde despertó su inquietud por el ADN como forma de expresión artística.

El proyecto de Roldán, sin embargo, no es el primero en unir la ciencia del ADN con el arte, ya que la investigación del material genético durante años ha tenido amplia repercusión en diversos campos, como la escultura o la arquitectura.

El «bioarte», el nombre que ha recibido esta corriente artística, se basa en la aplicación de herramientas y técnicas de la ciencia para crear obras artísticas, es decir, la unión de arte, ciencia y vida mediante la tecnología.

Las secuencias de ADN obtenidas en el laboratorio a partir de la muestra de saliva, se introducen en un algoritmo basado en modelos matemáticos, que desarrolló Roldán en colaboración con el departamento de Matemáticas Aplicadas de la Universidad de Girona. Foto: Genoma23

Los artistas de este movimiento utilizan plantas, piel, insectos, genes, bacterias, hongos, cultivos de tejidos, transfusiones de sangre animal, ADN y hasta su propio cuerpo, y todo tipo de elementos orgánicos para crear sus obras de arte.

Según se desprende de la información de la web de la firma de Roldán, conseguir el cuadro por medio de este proceso cuesta entre 760 y 510 euros (entre 570 y 860 euros).

Dependiendo del modelo y tamaño, la obra se imprime en un soporte ecológico y se envía en un envoltorio hecho de madera de bosques sostenibles.

La firma también garantiza la protección de datos del usuario, por lo que no utiliza nombres ni apellidos en las muestras del laboratorio, y una vez obtenido el cuadro, esta es destruida a través de un proceso que afirman que es seguro.