Ahora los turnos en estas fechas son “pesados”. Ángela relata a Periódico Central que sus ingresos son, principalmente, por accidentes automovilísticos, caídas o quemaduras. La delincuencia no da tregua y también se ha vuelto muy común atender a personas picadas o baleadas durante asaltos.
Por Magarely Hernández
Puebla, 24 de diciembre (Periódico Central).- Ángela ha trabajado por más de 10 años como enfermera en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y desde entonces celebra Navidad en el hospital, junto a sus compañeras y pacientes. Aunque está alejada de su familia, se queda con la satisfacción de ejercer con profunda vocación.
Hace varios años en el Hospital de Traumatología y Ortopedia el 24 de diciembre era una jornada tranquila. Los pacientes firmaban sus altas voluntarias porque pese a sentir dolor o estar heridos, preferían pasar Navidad en su casa y no en un hospital. Pero la situación cambió de un tiempo para acá.
Ahora los turnos en estas fechas son “pesados”. Ángela relata a Periódico Central que sus ingresos son, principalmente, por accidentes automovilísticos, caídas o quemaduras. La delincuencia no da tregua y también se ha vuelto muy común atender a personas picadas o baleadas durante asaltos.
Varios días antes de Navidad, enfermeras, médicos y camilleros se organizan por turno y piso para hacer más amena la jornada laboral. Entre ellos cooperan para pedir un menú especial y, en ocasiones, también para dar aguinaldos después de arrullar al Niño Dios.
ESPÍRITU NAVIDEÑO
Quienes más muestran su espíritu navideño decoran, aunque sea en un espacio muy pequeño, con árbol y nacimiento. Sin embargo, ellos no se reúnen para cenar o pedir posada porque tienen que brindar toda la atención a sus pacientes.
Cada quien va a cenar cuando puede. Aprovechan para hacerlo, por ejemplo, cuando su paciente está dormido o tranquilo. Si tienen suerte, comen con compañeros de otros pisos que se encuentran en el comedor y de esta forma ya no se sienten tan solos.
El personal de la salud sabe que la situación para los familiares es complicada y en muchas ocasiones les comparten cena. Cuando organizan posadas también hacen partícipes a los pacientes que se pueden levantar. Con el suero en un brazo y una velita en la mano caminan por el piso en que se encuentran hospitalizados.
SABER COMPARTIR
Para Ángela, su deseo en estas fechas siempre será que nunca tenga a un familiar o conocido en esta situación. Y también que su hijo, esposo, madre, hermanas y sobrinos estén disfrutando de la noche: «saben que los amo y mi corazón siempre está con ellos».
Las horas en el hospital se pueden hacer eternas o cortas, todo depende de la carga de trabajo. A la salida, para aquellos que no tienen auto, es todo un reto encontrar transporte público para regresar a casa. A esto se suma que los taxistas suelen duplicar sus tarifas.
En estas fechas también es común ver a asociaciones y familias que llegan a los hospitales para entregar pan, café y una cena para las familias que velan por sus pacientes y tampoco tendrán un festejo.
A veces sí me siento triste por no estar con mi familia, pero me pongo a pensar que no soy la única y hay quienes la están pasando muy mal. Así que me toca ser agradecida.