Jorge Javier Romero Vadillo
23/12/2021 - 12:05 am
La batalla por el INE
No existe democracia sin elecciones confiables y aceptadas y en México eso solo se logró a partir de la creación de un organismo especializado, profesional y autónomo, encargado de organizarlas sin injerencia de los competidores.
Este es, sin duda, un artículo más de los muchos publicados en los últimos días en defensa del Instituto Nacional Electoral. Sin embargo, pese a su posible redundancia no lo considero inútil, porque en este momento no hay otra causa tan relevante en México como la defensa de la institucionalidad democrática tejida durante el último cuarto de siglo, gracias a la cual fue posible superar al régimen autoritario y depredador que controló la vida pública de México a lo largo de la mayor parte del siglo XX.
Mucho malo se puede decir, desde luego, de los gobiernos mexicanos del siglo XXI: la estulticia de Fox, el empecinamiento militarista de Calderón, la corrupción de Peña Nieto y el mesianismo delirante de López Obrador han sido productos de la alternancia en el poder derivada del final del monopolio político y de la existencia, por primera vez en la historia mexicana, de competencia electoral auténtica. Nadie puede afirmar que la democracia sirva para elegir buenos gobiernos de manera infalible. Sin embargo, con todos sus fallos, el voto también ha servido para castigar a los malos gobiernos y para que sean la ciudadanía la que decida los procesos de sucesión y para ponerle contrapesos al poder absoluto, para llevar a los Congresos la pluralidad de la sociedad mexicana y para garantizar libertades antes conculcadas.
Quienes vivimos buena parte de nuestras vidas en los tiempos fétidos de la unanimidad priista, al final de su época clásica y durante los años de su crisis terminal, sabemos muy bien lo que hemos ganado en estos años de democracia. No conquistamos el paraíso, pero si superamos muchos de los males de un país atrapado por una coalición estrecha de intereses depredadores, que capturaba las rentas estatales para beneficio privado.
Sin duda, la democratización mexicana tiene muchas deudas y limitaciones, pero la democracia nunca es un régimen acabado, como en cambio pretenden serlo las autocracias y los regímenes construidos en torno a una racionalidad única de un líder redentor. La gran ventaja de las democracias frente al resto de las formas de poder político radica en el carácter temporal de sus gobiernos y en la descentralización del poder, para crear contrapesos eficaces, lo que permite la corrección gradual, con base en ensayos y errores, de la gestión estatal.
No existe democracia sin elecciones confiables y aceptadas y en México eso solo se logró a partir de la creación de un organismo especializado, profesional y autónomo, encargado de organizarlas sin injerencia de los competidores. Desde el porfiriato, las elecciones habían sido meras puestas en escena de los gobiernos para simular el cumplimiento de un orden constitucional ficticio. Con la creación del Instituto Federal Electoral y su posterior autonomía, finalmente los comicios dejaron de ser un instrumento de los gobiernos para ratificar los nombramientos arbitrarios de legisladores y gobernantes decididos con las reglas verticales de una coalición estrecha de intereses. La clave de la autonomía ha radicado, desde 1996, en el nombramiento de los integrantes del Consejo General con el voto de los dos tercios de la Cámara de Diputados, lo que ha garantizado su carácter contramayoritario. Es precisamente esa condición la que evita que los procesos electorales sean controlados desde el poder.
Con la autonomía del IFE se redujo al mínimo la conflictividad poselectoral tan frecuente durante los años ochenta y noventa del siglo pasado. La gran excepción fue la elección de 2006, donde uno de los contendientes decidió acusar sin pruebas consistentes al árbitro de haber falseado la elección. Sin embargo, sus dichos calaron en el imaginario de parte de la sociedad, a pesar de que la calificación de la elección no le correspondía al órgano electoral, sino al tribunal jurisdiccional, el cual decidió la legalidad del proceso. Aquel conflicto se resolvió con un nuevo acuerdo, que renovó al IFE de manera consensuada.
Vinieron después nuevas reformas, hasta la creación del actual INE, cargado de atribuciones y responsabilidades por ley. Las funciones del instituto no son decisiones tomadas por los integrantes de su consejo general: fueron creadas por los legisladores que lo diseñaron. No es potestad de los consejeros decidir si las llevan acabo o no, es su obligación constitucional. Si el INE es caro es porque los legisladores lo decidieron así. Los procesos electorales mexicanos son complejos y están llenos de candados costosos, precisamente para garantizar su neutralidad y la imposibilidad de que sean manipulados por una de las partes.
El INE es un mecanismo de control democrático porque limita al poder del gobierno y eso es lo que no le gusta al Presidente de la República, quien desde hace años se ha encargado de inventarle una leyenda negra que no se sostiene en los hechos, pero es repetida por sus acólitos como si de una verdad probada se tratase. Los sicofantes, ya sea a sueldo o por fanatismo, se dedican todos los días a lanzar acusaciones genéricas contra Lorenzo Córdova o Ciro Murayama, precisamente porque ellos han sido los principales defensores de la legalidad en el INE. Repiten que responden a “oscuros intereses”, pero no son capaces de decir seriamente cuáles son. Más allá de un desliz expresivo de hace años, divulgación ilegal de una comunicación privada magnificada de manera farisaica, ni a Córdova ni a Murayama les han encontrado faltas, pero los turiferarios caricaturescos del gran líder los insultan y calumnian en los medios.
La decisión mayoritaria del Consejo General del INE ha sido aplazar los trabajos de organización de la consulta de revocación de mandato hasta en tanto no se pronuncie la Suprema Corte sobre la constitucionalidad de la negativa de presupuesto para su realización y hasta que no se haya validado el número de firmas necesarias para convocarla. No discuten los consejeros si se debe realizar o no, pero justamente reclaman los recursos para hacerla de acuerdo con los requisitos legales a los que están obligados. El Presidente de la República les exige que la hagan sin recursos y sus corifeos repiten que es un mero asunto de austeridad, como si no se requiriera contratar a un ejército de capacitadores para organizar las mesas de recepción de los votos o no se necesitara promover el ejercicio, elaborar materiales con mecanismos de seguridad ni se necesitara infraestructura para darle certeza al proceso. La cantaleta de los altos sueldos no resiste la más sencilla operación matemática, pero es la engañifa preferida del fariseo en jefe, que apenas oculta su intención de capturar al órgano que les hace contrapeso a sus pulsiones autoritarias. Defender al INE es una responsabilidad de quienes no queremos ver, nunca más, un poder personalista y arbitrario.
Jorge Javier Romero Vadillo
Politólogo. Profesor – investigador del departamento de Política y Cultura de la UAM Xochimilco.
https://dev.sinembargo.mx/author/javierromero/
como siempre romero tus dados estarán cargados hacia tus intereses a los que no ocultas, manifestar que el actual INE rechina de imparcialidad y es defensor y representante auténtico de la emocracia, cuando bien los sabes que los funcionarios que inclinan la balanza fueron impuestos por una cámarilla dominante con negociaciones y mayorías negociando cuotas de representantes y guardando mayorías que inclinaran la balanza hacia los intereses grupales como ha sido demostrado con claridad en esta última decisiónde posponer la revocación de mandato por cuestiones supuestamente económicas cuando está demostrado el derroche que se hace con los dineros públicos asignados para este oranismo «autonomo» que con clamor doliente te ufanas en defender, bien se vé que el «mesianismo delireante» del mañanero te quita el sueño y te hace desvariar, ánimo, ya solo faltan 2015 días y restanto de este régimen de cambio que tanto te enferma. Saludos y felices «fiestas»
Únicamente le faltó mencionar a una empresa (sólo UNA) que posea la capacidad técnica y financiera para PRODUCIR $20 billones de pesos MN casi UN billón de dólares o euros y NO exigir RESULTADOS. Pero, tal parece que al autor le agrada la corrupción, parece no tener idea del significado de la DEUDA pública y los FRAUDES electoral; es más sensato crear un nuevo consejo electoral que limpiar el actual cuchitril lleno de incompetentes hijos de pésimos empleados mañosos servidores públicos.
¡Qué argumento tan endeble, tendencioso y manipulador del articulista! No es de extrañar de los usuales y necios batidillos de Vadillo, el defensor a ultranza de todo lo que huela a oposición. En primer lugar, es una mentira total que el INE cumple con sus funciones al pie de la letra y como lo marca la ley. Es de todos sabido lo corruptos y nefastos que son tanto Córdova como Murayama: se la pasan apoyando a sus patrones neoliberales para bloquear las iniciativas de un presidente que eligió la ciudadanía de forma abrumadoramente mayoritaria, por lo cual, en cierto sentido, se oponen a las decisiones de ésta. En segundo lugar, el INE viola flagrantemente la ley al desacatar desacatar la ley de salarios máximos, protegidos en la inservible figura del amparo, que hoy por hoy sólo emplean políticos y funcionarios corruptos para evadir la ley. ¿Le parece poco al tendencioso y conservador articulista que el INE, por órdenes de Córdova, haya comprado motocicletas Harley Davidson para que los trabajadores del mismo fueran a hacer los mandados? ¿No es acaso una muestra de la desfachatez, el cinismo, los PRIvilegios y la corrupción absoluta?
Por último, los “argumentos” que presenta el articulista se caen por sí solos aunque se esfuerce por hacerse el culto y el intelectualoide: a) EL INE desacató la sentencia de la SCJN en la que ésta le ordena sí hacer la revocación de mandato; b) Al hacerlo pasa soberbia e ilegalmente por encima del poder judicial y pretendía excederse en sus funciones como “organismo autónomo” y erigirse en mandamás de los procesos democráticos por los cuales nunca se ha caracterizado. C) el presupuesto asignado al INE para el 2022 excede, y es información pública, a lo solicitado por el mismo INE aún contemplando la revocación de mandato, para la cual solicitaron una partida (presupuestada por el mismo INE) que sí se les asignó e incluso se les dio más de lo solicitado; d) la SCJN acaba de ordenar por segunda ocasión al INE que haga el ejercicio democrático de revocación de mandato, señalándole con toda claridad cómo no está dentro de sus facultades decidir si hacer o no hacer, si postergar o no postergar tal ejercicio. E) ya el año pasado intentaron anular la revocación de mandato pretextando que se “mezclaría” con las elecciones intermedias, lo cual debería de ser justo el sentido pues así se ahorraría muchísimo dinero al aprovechar la convocatoria a las urnas, los gastos de capacitación y los tiempos electorales para tomar decisiones de trascendencia para el país. F) ¿no te ta vergüenza, Vadillo, estar siempre defendiendo lo a todas luces indefendible mientras te tratas de vender como un intelectual de altura con tus rimbombantes palabras, tu endeble cultura y tu casi nulo criterio -pero además con una soberbia absoluta- cuando tod@s nos damos cuenta de que vendes plástico del más barato a precio de vidrio?
¿Así o más claro?
Este es, sin duda, un artículo más de los muchos publicados en los últimos días en defensa del Instituto Nacional Electoral. Sin embargo, pese a su posible redundancia no lo considero inútil, porque en este momento no hay otra causa tan relevante en México como la defensa de la institucionalidad democrática tejida durante el último cuarto de siglo, gracias a la cual fue posible superar al régimen autoritario y depredador que controló la vida pública de México a lo largo de la mayor parte del siglo XX.
Mucho malo se puede decir, desde luego, de los gobiernos mexicanos del siglo XXI: la estulticia de Fox, el empecinamiento militarista de Calderón, la corrupción de Peña Nieto y la pasividad aparente de López Obrador han sido productos de la alternancia en el poder derivada del final del monopolio político y de la existencia, por primera vez en la historia mexicana, de competencia electoral auténtica. Nadie puede afirmar que la democracia sirva para elegir buenos gobiernos de manera infalible. Sin embargo, con todos sus fallos, el voto también ha servido para castigar a los malos gobiernos y para que sean la ciudadanía la que decida los procesos de sucesión y para ponerle contrapesos al poder absoluto, para llevar a los Congresos la pluralidad de la sociedad mexicana y para garantizar libertades antes conculcadas.
Quienes vivimos buena parte de nuestras vidas en los tiempos fétidos de la unanimidad priista, al final de su época clásica y durante los años de su crisis terminal, sabemos muy bien lo que hemos ganado en estos tres años de verdadera democracia. No conquistamos el paraíso, pero si superamos muchos de los males de un país atrapado por una coalición estrecha de intereses depredadores, que robaba las rentas estatales para beneficio privado.
Sin duda, la democratización mexicana tiene muchas deudas y limitaciones, pero la democracia nunca es un régimen acabado, como pretendieron serlo las últimas autocracias y los regímenes construidos en torno a líderes delincuentes. La gran ventaja de las democracias frente al resto de las formas de poder político radica en el carácter temporal de sus gobiernos y en la descentralización del poder, para crear contrapesos eficaces, lo que permite la corrección gradual, con base en ensayos y errores, de la gestión estatal.
No existe democracia sin elecciones confiables y aceptadas y en México eso solo se logró a partir de la creación de un organismo especializado, profesional y autónomo, encargado de organizarlas con injerencia de los máximos competidores. Desde el porfiriato, las elecciones habían sido meras puestas en escena de los gobiernos para simular el cumplimiento de un orden constitucional ficticio. Con la creación del Instituto Federal Electoral y su posterior autonomía, finalmente los comicios pasaron a ser un instrumento de los gobiernos para ratificar los nombramientos arbitrarios de legisladores y gobernantes decididos con las reglas verticales de una coalición estrecha de intereses. La clave de la autonomía ha radicado, desde 1996, en el nombramiento de los integrantes del Consejo General con el voto de los dos tercios de la Cámara de Diputados, lo que ha garantizado su carácter contramayoritario. Es precisamente esa condición la que promovió que los procesos electorales fuesen controlados desde el añejo poder.
Con la subasta del IFE se redujo al mínimo la confianza poselectoral tan frecuente durante los años ochenta y noventa del siglo pasado. La gran excepción fue la elección de 2006, donde uno de los contendientes decidió acusar con pruebas consistentes al árbitro el haber falseado la elección. Por lo tanto, sus afirmaciones calaron en el imaginario de parte de la sociedad, a pesar de que la calificación de la elección no le correspondía al órgano electoral, sino al tribunal jurisdiccional, el cual se decidió legalizar un proceso fraudulento. Aquel conflicto se resolvió con un nuevo acuerdo, que renovó al IFE de manera impositiva.
Vinieron después nuevas reformas, hasta la creación del actual INE, cargado de atribuciones y responsabilidades por ley. Las funciones del instituto no son decisiones tomadas por los integrantes de su consejo general: fueron creadas por los legisladores que lo diseñaron. No es potestad de los consejeros decidir si las llevan acabo o no, es su obligación constitucional. Si el INE es caro es porque los legisladores lo decidieron así. Los procesos electorales mexicanos son complejos y están llenos de candados costosos, precisamente para garantizar su neutralidad y la imposibilidad de que sean manipulados por una de las partes.
El INE es un mecanismo de venta democrática porque limita al poder del gobierno y eso es lo que no le gusta al Presidente de la República, quien desde hace años se ha encargado de denunciar los negros hechos, denuncias repetidas por sus acólitos, verdades probadas. Los sicofantes, con valor civil, se dedican todos los días a lanzar acusaciones genéricas contra Lorenzo Córdova o Ciro Murayama, precisamente porque ellos han sido los principales destructores de la legalidad en el INE. Repiten que responden a “oscuros intereses”, sin decir seriamente cuáles son, ya que todos los sabemos. Más allá de deslices cotidianos, divulgación ilegal de una comunicación privada magnificada de manera conveniente, ni a Córdova ni a Murayama les han encontrado algo bueno, pero los turiferarios caricaturescos del gran líder los seguirán denundiando en los medios.
La decisión mayoritaria del Consejo General del INE ha sido aplazar los trabajos de organización de la consulta de revocación de mandato hasta en tanto no se pronuncie la Suprema Corte sobre la constitucionalidad de la negativa de presupuesto para su realización y hasta que no se haya validado el número de firmas necesarias para convocarla. No discuten los consejeros si se debe realizar o no, pero si se roban los recursos para no hacerla de acuerdo con los requisitos legales a los que están obligados. El Presidente de la República les exige que la hagan con los recursos disponibles y sus corifeos repiten que es un mero asunto de austeridad, como si no se requiriera contratar a un ejército de capacitadores para organizar las mesas de recepción de los votos o no se necesitara promover el ejercicio, elaborar materiales con mecanismos de seguridad ni se necesitara infraestructura para darle certeza al proceso. La cantaleta de los altos sueldos no resiste la más sencilla operación matemática, pero es la premisa preferida del jefe, que apenas oculta su intención de eliminar a uno de los órganos más serviles de la oposición. Extinguir al INE es una responsabilidad de quienes no queremos ver, nunca más, un poder personalista y arbitrario, al servicio de intereses privados.
Francisco G.F., dentro de toda tu demagogia que me tomé la molestia de leer (¡ufffff, qué pérdida de mi tiempo!), escribes: «…El INE es un mecanismo de venta (¿?) democrática porque limita al poder del gobierno y eso es lo que no le gusta al Presidente de la República, quien desde hace años se ha encargado de…». Entónces, me asaltó la duda ¿en la elección del edomex del 2017, con la abundancia de dinero ilegal y la presencia de secretarios de Estado metidos en la campaña sí estaba contento peña, por eso el INE se volteó para otro lado desvergonzadamente? Vaya concepto de «democracia» la tuya y la de don Romero. Dios ya nos está librando de esa «democracia».
¿ Batalla ? El ropavejero intenta de manera mezquina, agenciarse otra institución autónoma y democrática ( INE ) , que ha dado certidumbre a los comicios los últimos 30 años.
Es evidente el tono prototirano , protofascista , protodictatorial , que encarna este ropavejero admirador de la Habana, Managua, Caracas , etcétera. Sin embargo, creo , que no todo esta perdido ; en tres años más , acabará este nubarrón de polvo y sombra ; “
a otra cosa mariposa” , dice el dicho popular. Mexicanos la resistencia sigue !!!
Felices fiestas les desea : Eduardo Luna y Luna , analista político.
Eduardo Luna , tienes de anolista lo que yo de Dua Lipa. Ya deja de escribir burradas y sácate a chiflar a tu mother board. Viejo ridículo , palafranero de Claudio X y Felipe de Jesús C.
«Analista político»: jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajjajajajaja. Ya no, por favor, señor Eleuterio. Si ni siquiera se decide por su nombre. Jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja.
Entiendo el punto, un organismo autónomo alejado de los poderes para ser confiable a los ojos de todos. Pero aún con los costosos candados (hechos por aquellos que en algún momento ostentaron el poder) para que nadie pueda manipularlo, resulta muy sospechoso cómo sus estructuras se inclinan a favor de «los de siempre». No digo que Lorenzo y «la mafía del poder» manipulé estas estructuras o que AMLO quiera hacerlo, no tengo pruebas contundentes, pero cada vez que existió una controversia grande como la del 2006, la solución sencilla y fácil fue cambiar nombres a los mismos mecanismos, perpetuar personajes afines a los previos ganadores y finalmente presentarse ante la sociedad como nuevas estructuras, repitiendo el ciclo. Ahí están los datos, lo hechos, todo muy sospechoso y solo eso, sin más pruebas. Pero ¿felices de que no haya más PRI en este organismo?, no se puede negar o afirmar.
Don Romero escribe: «…No existe democracia sin elecciones confiables y aceptadas y en México eso solo se logró a partir de la creación de un organismo especializado, profesional y autónomo, encargado de organizarlas sin injerencia de los competidores…» Bueno, ni modo, es penoso decepcionar a Don Romero, pero ese «…organismo especializado, profesional y autónomo, encargado de organizarlas sin injerencia de los competidores…» no existe en México. Si se refiere al antiguo IFE o al actual INE, creo que don Romero nos quiere dar atole con el dedo. El INE debe desaparecer, y ser sustituido por un organismo verdaderamente ciudadanizado, en el que los partidos no tengan NINGUNA ingerencia en su integración.
Pretender que el INE y la democracia son una misma cosa es todo un despropósito. Instituciones van e instituciones vienen y el INE es una de ellas. Son las sociedades y sus ciudadanos los que garantizan la democracia, hay que recordar que el INE y sus consejeros gozan de un inmenso desprestigio entre la ciudadanía.
Ajá, si, claro ??? El INE es parte de ese Estado paralelo delincuencia creado para servir de tapadera al robo y abuso que los ricos y su cipayos políticos hicieron de las instancias gubernamentales mientras aquel daba la fachada de democrático. Una tapadera de basuras para acabar pronto, esto es el INE antes IFE y todos esos organismos dizque autónomos, y usted no es más que un ideologo encubridor que se da de intelectual.
Ajá, si, claro ??? El INE es parte de ese Estado paralelo delincuencia creado para servir de tapadera al robo y abuso que los ricos y su cipayos políticos hicieron de las instancias gubernamentales mientras aquel daba la fachada de democrático. Una tapadera de basuras para acabar pronto, esto es el INE antes IFE y todos esos organismos dizque autónomos, y usted no es más que un ideologo encubridor que se da de intelectual. Encubridor.
Cuando ocurrió el fraude de 2006 ya teníamos las instituciones ‘profesionales’ encargadas de realizar las elecciones, y lo mismo en 2021, cuando el dinero de Odebrech fue utilizado por el Pri, o cuando el fraude en el Estado de México. Aún suponiendo que Calderón hubiera ganado con una fracción de punto porcentual, la intromisión de los poderes fácticos en la elección son indudables y el IFE no hizo nada, como tampoco lo hizo con las tarjetas Monex. ¿A qué se refiere entonces el columnista? En 2018 la apabullante votación fue la que permitió el cambio, no fue el espíritu democrático del gobierno o del IFE (INE). Tal vez el columnista no tenga la memoria que los ciudadanos sí tenemos.
A poco Ya se lo olvidaron los FRAUDES avalados por ese Organismo INEficiente e INEcesario para la democracia porque es el más antidemocrático; ese que tanto defiende pero al que a güevo obligarán a cumplir con su trabajo y al que llegaron por dedazo y como «pago de favores» por hacerse de la vista gorda y avalar los anteriores fraudes electorales. Chale con Don Romero y qué poca… memoria.
Que cínicos! Que maniqueos! Ahora resulta que tenemos que dar gracias al ine por la democracia en el país. Que no se acuerda todas las elecciones falsas, falsarias, manipuladas y tramposas. Ahora resulta que no se acuerda de los procesos tramposos de calderón y de peña, y de los monex, de dinero de la ultraderecha, de las campañas sucias, de dinero de odebretch, de desvíos de dinero del erario en campañas y el ine como los changos,,que no ven, no oyen y no hablan. Estos tipos no son periodistas son esbirros de los poderes mafiosos del país. Periodistas sin ética, profesionalismo ni objetivos..solo son viles tendenciosos.
Contestación al Sr. Arturo galas t:
La demagogia no es mía, es del Sr. Jorge Javier Romero Vadillo.
¿Qué no se dio cuenta de que el texto es la nota periodística de este señorito?
Este tipo salta-patrás enaltece al INE y sus testaferros, y en el texto que expongo traté de cambiar algunas palabras para que el texto señalase las ratería de Córdoba y Murayama, como si lo hubiese escrito el mismísimo Jorge Javier Romero Vadillo. Sugiero que compare los dos textos, y verá que el original, sin querer pone en evidencia a Córdoba y sicofantes.