Lagarde considera que aún sigue siendo necesario una postura monetaria acomodaticia para que la inflación se estabilice hacia la meta del 2 por ciento en el medio plazo y ha subrayado la necesidad «mantener la flexibilidad y la opcionalidad» en la conducción de la política monetaria.

Madrid, 16 de diciembre (Europa Press) .– La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha asegurado que continúa siendo poco probable que la institución suba los tipos de interés en 2022, a pesar de la «significativa» revisión al alza de los pronósticos de inflación para la eurozona que ha anunciado la entidad, que se desmarca así del tono adoptado por la Reserva Federal de Estados Unidos y del Banco de Inglaterra, que ha adoptado este jueves su primera subida del precio del dinero desde 2018.

«Sigue siendo bastante improbable que subamos los tipos en 2022, pero nos guiamos por los datos», ha defendido la francesa en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno del BCE, que ha acordado mantener los tipos de interés en el 0 por ciento.

De este modo, el BCE se desmarca del tono mucho más ortodoxo de otros grandes bancos centrales, como la Fed de Estados Unidos, que ayer anunció que acelerará la retirada de estímulos para ganar margen de cara a subir tipos de manera más agresiva en 2022, mientras que el Banco de Inglaterra ha anunciado este jueves su primera subida desde 2018, al elevar la tasa de referencia en 15 puntos básicos, hasta el 0.25 por ciento.

Sobre esta cuestión, Lagarde ha reiterado que la posición en el ciclo económico de la zona euro difiere de la de estos países por lo que no puede asumirse que si algo pasa con la Fed, pasará con el BCE».

El BCE reduce paso a paso los estímulos mientras otros suben ya sus tipos

Por otro lado, además de mantener los tipos de interés, el Consejo de Gobierno del BCE ha decidido dar por terminado en marzo, tal como estaba previsto, su programa de compras contra la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés), mientras que impulsará temporalmente su programa de compras de activos convencional (APP, por sus siglas en inglés).

Hasta ahora, el BCE compraba bajo este programa 20 mil millones netos de activos por mes. Sin embargo, entre abril y junio, el BCE ha acordado elevar las compras a 40 mil millones por mes (60 mil millones más de lo previsto para el conjunto del trimestre).

En el tercer trimestre de 2022, las compras serán de 30 mil millones por mes (30 mil millones más de lo previsto para el conjunto del trimestre). Desde octubre de 2022, las compras se volverán a situar en 20 mil millones netos mensuales.

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«Dentro de nuestro mandato, en condiciones de tensión, la flexibilidad seguirá siendo un elemento de la política monetaria siempre que las amenazas a la transmisión de la política monetaria pongan en peligro el logro de la estabilidad de precios», ha defendido.

En este sentido, ha explicado que, en el caso de una nueva fragmentación del mercado relacionada con la pandemia, las reinversiones de PEPP se pueden ajustar de manera flexible a lo largo del tiempo, las clases de activos y las jurisdicciones en cualquier momento, añadiendo que las compras netas del PEPP «también podrían reanudarse, si fuera necesario, para contrarrestar los choques negativos relacionados con la pandemia».

A este respecto, a pesar de admitir que la nueva variante ómicron puede tener un impacto adverso para la eurozona, cuyo alcance es de momento desconocido, ha hecho hincapié en que las economías son más resistentes ahora, «más fuertes variante tras variante».

De este modo, la presidenta del BCE ha expresado su confianza en que durante 2022 los precios de la energía se estabilicen, los patrones de consumo se normalicen y se relajen las presiones sobre los precios relacionadas con los cuellos de botella.

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MÁS INFLACIÓN.

En este contexto, el BCE ha revisado a la baja su pronóstico de crecimiento para la eurozona en 2022, aunque ha mejorado notablemente el de 2023, mientras que ha incrementando «significativamente» sus previsiones de inflación para la región.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha reconocido que, a pesar de esta revisión al alza de la inflación, la institución sigue confiando en que la subida de precios se relajará a lo largo de 2022 y se situará por debajo del 2 por ciento al final del horizonte de las proyecciones macroeconómicas.

De este modo, el banco central espera que la inflación de la zona euro en 2021 sea del 2.6 por ciento, frente al pronóstico de septiembre del 2.2 por ciento, para acelerar en 2022 al 3.2 por ciento, frente al 1.7 por ciento anticipado anteriormente, y sólo relajarse al 1.8 por ciento un año después, tres décimas por encima de lo esperado con anterioridad. Para 2024, el BCE espera que la inflación sea del 1.8 por ciento.

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En cuanto al crecimiento del PIB de la zona euro, Lagarde ha reconocido una pérdida de impulso en los últimos meses de 2021 que se extenderá al arranque de 2022, lo que retrasará al primer trimestre del próximo año el momento en el que la eurozona recupere el PIB previo a la pandemia.

En este sentido, el BCE prevé ahora que el PIB de la región crezca un 5.1 por ciento este año, para desacelerarse al 4.2 por ciento en 2022, cuatro décimas menos de lo esperado el pasado mes de septiembre, aunque ha revisado al alza su pronóstico para 2023, hasta el 2.9 por ciento desde el 2.1 por ciento. De cara a 2024, el BCE espera una expansión del 1.6 por ciento.