El mandatario estadounidense indicó que el plan para enfrentar la nueva variante de COVID-19 contempla la aplicación de tests a domicilio, clínicas ambulatorias y la obligatoriedad de una prueba negativa no mayor a 24 horas para viajeros que ingresen al país.

Por Lucía Leal

Washington, 2 de diciembre (EFE).- El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, delineó este jueves una estrategia para contener la pandemia en su país durante este invierno y minimizar el impacto de la variante Ómicron, con la esperanza de no perturbar demasiado la economía ni el turismo.

El plan de Biden incluye una medida que entrará en vigor el próximo lunes y por la que todos los viajeros que lleguen a Estados Unidos deberán presentar un test negativo de coronavirus en las 24 horas anteriores a su vuelo, en lugar de las 72 horas que se exigían hasta ahora.

Esa medida se aplicará a todos los viajeros, independientemente de su nacionalidad, estado de vacunación o país de salida, y por el momento no se exigirá cuarentena a esas personas, aunque la Casa Blanca no ha descartado reforzar sus medidas si aumenta la preocupación por la variante Ómicron.

«Este calendario más apretado en los tests que exigimos nos proporciona más protección mientras los científicos siguen estudiando la variante Ómicron», aseguró Biden en un discurso desde la sede de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, en inglés).

EVITAR EL «CAOS Y LA CONFUSIÓN»

La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, matizó que la Casa Blanca no ha descartado la posibilidad de restringir aún más su política respecto a los viajes internacionales, en caso de que determine que es necesario para «proteger al pueblo estadounidense» y «salvar vidas».

«Todas las opciones están sobre la mesa», subrayó Psaki en su rueda de prensa diaria.

Estados Unidos levantó el pasado 8 de noviembre su veto a la entrada de viajeros internacionales procedentes de una treintena de países, la mayoría europeos, y aunque no ha dado señales de plantearse imponer de nuevo esa medida, sí ha implementado una prohibición similar a quienes llegan desde Sudáfrica y otros siete naciones africanas.

Pasajeros de vuelos internacionales a su llegada al Aeropuerto Internacional John F. Kennedy (JFK) en Nueva York, el pasado 8 de noviembre.
Pasajeros de vuelos internacionales a su llegada al Aeropuerto Internacional John F. Kennedy (JFK) en Nueva York, el pasado 8 de noviembre. Foto: Helen Cook, EFE

El plan de la Casa Blanca para contener el impacto de la pandemia durante este invierno tiene entre sus objetivos minimizar las perturbaciones a la economía y evitar que tengan que cerrar las escuelas.

«Vamos a luchar contra esta variante [Ómicron] con ciencia y rapidez, no con caos y confusión», prometió el mandatario.

Insistió en que no debe cundir el «pánico» ante la aparición de esa nueva variante, de la que ya se han detectado tres casos en Estados Unidos: uno confirmado este miércoles en California y otros dos que anunciaron este jueves las autoridades de Minesota y Colorado.

Mientras que los contagiados en California y Colorado habían viajado a Sudáfrica, el de Minesota acababa de regresar de Nueva York, donde había asistido a la multitudinaria convención Anime NYC 2021 en noviembre, según las autoridades locales.

APUESTA POR LOS TESTS

Biden opinó que Estados Unidos entra en este invierno «desde una posición de fuerza» en la lucha contra la pandemia en comparación con el mismo periodo del año pasado, cuando las vacunas aún no estaban disponibles.

Tripulantes de un vuelo de Air China en el aeropuerto de Los Ángeles el 30 de noviembre de 2021.
Tripulantes de un vuelo de Air China en el aeropuerto de Los Ángeles el 30 de noviembre de 2021. Foto: Jae C. Hong, AP

Pero, agregó, los expertos pronostican que los contagios de COVID-19 «seguirán creciendo en las próximas semanas» en el país, debido en parte al escepticismo de muchos estadounidenses que aún se resisten a vacunarse.

Solo el 59 por ciento de los estadounidenses están inmunizados con la pauta completa, y el 21 por ciento de la población se ha puesto ya una dosis de refuerzo, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés).

Con el ritmo de vacunación estancado, la Casa Blanca ha decidido apostar por un refuerzo de la infraestructura de tests en el país, al aumentar el acceso a pruebas que se pueden hacer en el hogar, que a partir de enero estarán cubiertas obligatoriamente por los seguros de salud privados.

«Este invierno, ustedes podrán hacerse tests gratis desde la comodidad de su casa, y eso les proporcionará paz mental», recalcó Biden, tras aclarar que la medida se extiende también a quienes no tengan seguro.

Exam Corp Lab, derecha, habla con un paciente que espera el test de COVID-19 en Niles, Illinois. Estados Unidos alcanzó un nuevo récord de 83.000 contagios en un solo día, se informó el sábado 24 de octubre de 2020.
Foto de archivo, las autoridades estadounidenses informaron que la ciudadanía se podrá hacer un test de COVID-19 desde su casa. Foto: Nam Y. Huh, File, AP

MÁS VACUNAS A OTROS PAÍSES

El Gobierno de Biden también impulsará clínicas «móviles» de vacunación familiar, que llegarán a áreas remotas y donde todos los miembros de una familia podrán ponerse primeras o segundas dosis o las de refuerzo.

El plan de la Casa Blanca incluye además medidas para impulsar la vacuna de refuerzo entre todos los adultos, ampliar el número de inoculaciones entre niños, incrementar las protecciones en los lugares de trabajo y reforzar los equipos de respuesta rápida para ayudar a combatir posibles picos de casos.

Además, asegurará el suministro de píldoras de tratamiento contra la COVID-19 una vez sean aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés).

Biden anunció además que su Gobierno entregará 200 millones de dosis más a otros países en los próximos 100 días, es decir, hasta mediados de marzo.

Esa aceleración en la donación de vacunas a otros países elevará a mil 200 millones las dosis que Estados Unidos ha prometido compartir con otras naciones, de las que hasta ahora ha entregado 275 millones, y busca contener la aparición de nuevas variantes preocupantes como Delta u Ómicron.