Debido a que la información que sobre el comportamiento de la nueva cepa de la COVID-19, Omicron, es «insuficiente», la EMA no sabe si habrá que adaptar las vacunas que existen en el mercado para hacer frente a esta variante que acaba de emerger.
La Haya, 26 de noviembre (EFE).- La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) considera «prematuro» prever si se necesitará adaptar las vacunas de la COVID-19 «con una composición diferente» para hacer frente a la nueva variante emergente de coronavirus, y subrayó que la actual información sobre el funcionamiento de esta cepa es «insuficiente».
Una fuente de la EMA aseguró a Efe que los datos que se conocen ahora sobre la conocida como variante sudafricana son «insuficientes para determinar si esta variante se va a propagar de manera significativa y en qué medida puede evadir la inmunidad recibida con las vacunas» autorizadas en la Unión Europea (UE).
“Si se demostrara que una nueva variante mutada evade la inmunidad y se propaga rápidamente en lugares donde predomina (ahora) la variante Delta, sería relevante iniciar las actividades relacionadas con la actualización de las vacunas”, admitió la agencia europea.
Pero, de momento, cree que es “prematuro prever la necesidad de una vacuna adaptada con una composición diferente” para hacer frente a esta nueva cepa emergencia.
La agencia monitorea “continuamente” las mutaciones detectadas del SARS-CoV-2, el virus que provoca la COVID-19, para vigilar el posible impacto que pueda tener en la efectividad de cualquiera de las vacunas de la COVID-19 disponibles en la UE, es decir, Pfizer/BioNTech, Moderna, AstraZeneca y Janssen.
“Estamos monitoreando de cerca la variante B.1.1.529 recién surgida que presenta numerosas mutaciones en la proteína de pico” del virus, añade.
Tanto la EMA como el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) están analizando continuamente los “datos emergentes” sobre nuevas variantes preocupantes, incluida la detectada en Sudáfrica, asegura la misma fuente.
La EMA ya ha emitido una guía que describe a las farmacéuticas los requisitos necesarios en caso de que tengan planes de modificar sus vacunas contra la COVID-19 para “abordar nuevas variantes” del coronavirus, si se demuestra que la protección se reduce debido a una importante mutación del virus.
La detección de esta nueva variante en Sudáfrica preocupa a la comunidad científica porque presenta una amalgama de más de 30 mutaciones que, si bien algunas ya se habían observado en otras variantes, como la beta, esta es la primera vez que se ven juntas.
Los temores a esta nueva cepa han llevado a varios países en todo el mundo, incluido en la UE, a cerrar el tráfico aéreo procedente desde países del sur de África, en especial Sudáfrica y Botsuana.
España, Francia, Italia, Reino Unido, Alemania, Países Bajos, Singapur, Austria e Israel son algunos de los países que han optado por suspender los viajes de forma temporal.