En las redes sociales no existe la pose moral. El que es fascista lo dice: Vico

En las redes sociales no existe la pose moral. El que es fascista lo dice: Vico

En las redes sociales no existe la pose moral. El que es fascista lo dice: Vico

12/11/2021 - 10:00 am

El divulgador David Pastor Vico habló con SinEmbargo sobre su más reciente libro, en el cual aborda distintos temas; desde la diferencia entre ética y moral, hasta otros aspectos como la libertad, el temor y hasta la amistad. 

Ciudad de México, 12 de noviembre (SinEmbargo).– En las redes sociales no existe la pose moral, ese paso intermedio que hay entre la moral y la doble moral, explicó el divulgador de filosofía David Pastor Vico, más conocido sólo como Vico, con motivo del lanzamiento de su más reciente libro Ética para desconfiados (Planeta), al cual define como «un tratado de conocimiento humano».

“En las redes sociales el que es fascista lo dice. Eso en la vida cotidiana no es normal, por lo menos no lo era hasta hace un cierto tiempo. Ahora resulta que los de Vox (el partido español de ultraderecha) se vienen a reunir (en México) con los del yunque y firman un documento, etc.», comentó en entrevista el autor, quien es además profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). 

Vico advirtió que como sociedad estamos perdiendo el rubor ante ciertos radicalismos: “en las redes sociales quien es radical se postula como alguien radical”.

Es en ese sentido que se enmarca su libro, un texto dirigido “para gente que anda un poco perdida». Para ello, explicó que hay que entender que cuando hablamos de ética, nos referimos al modo de relación entre los humanos, el cual está regido por una serie de morales que establece cada cultura según sus tradiciones, modo de vivir y su época.

Vico aborda en su texto diversos aspectos como la capacidad de elegir y al mismo tiempo habla sobre los miedos. Foto: Vico.

“No hay una buena o mala ética, una mucha o poca ética. La ética es o no es. En cuanto hay seres humanos, hay ética. Dentro de esa relación horizontal tenemos las morales, que son construcciones para arreglar el modo de relación de los animales humanos; para arreglar la ética”, precisó. 

En esa relación entre seres humanos, indicó, es que entra en juego otro factor: el conocerse a sí mismo, una mirada que más que abarcar al yo, comprende entender a uno a partir del otro.

“Hace dos mil 500 años no era necesario explicar esta sentencia y decir conócete a ti mismo para saber qué puedes aportar a los demás, cómo puedes sumar a los demás, cómo podemos vivir mejor todos. Hoy en día, como esa parte ha desaparecido del discurso de que tenemos que conocernos a nosotros mismos, es la solución a todos los problemas del mundo”.

Vico aborda, además, en su texto diversos aspectos como la capacidad de elegir y al mismo tiempo habla sobre los miedos, en específico del que produce hacer lo que uno cree que debe de hacer. 

“Cuando hablo del miedo y de la necesidad de afrontar el miedo no como un animal que por instinto va a huir, atacar o hacerse el muerto, hablo de que tenemos que atacar el miedo haciendo lo que tenemos que hacer”, mencionó. 

Ética para desconfiados. Foto: Cortesía Planeta.

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—Ética para desconfiados es un texto en el que abordas desde la diferencia entre ética y moral, hasta otros aspectos como la libertad, el temor y hasta a la amistad. Pero antes de irme más lejos, Vico, ¿a quién va dirigido tu libro, a los desconfiados?

—Sí, fundamentalmente son los desconfiados que son la gran mayoría de la sociedad latinoamericana. Seguramente este texto funcionará perfectamente en España cuando llegue el momento, si es que llega. Ahora mismo se plantea un texto fundamentalmente para México y Centroamérica. Pero está muy pensado para un público latinoamericano y además muy desconfiado como planteo en el libro. 

Tenemos unos índices de confianza interpersonal en esta parte del mundo miserables, muy bajos, muy perjudiciales, muy tóxicos. Era el momento de acercarse a este público. Si me preguntas si podemos segmentar a esa población, te diré que claro que sí. Es un texto para gente que anda un poco perdida y una muy buena herramienta pedagógica para trabajar con los más jóvenes. 

Queda muy claro al principio del libro, cuando hablo de que hay dos potenciales lectores del mismo. Uno, los que lo leen por gusto y otros a los que se los van a mandar. No me cabe la menor duda por mi experiencia como profesor y por saber la carencia que hay de títulos de este tipo que ahonden de esta manera sin dogmatizar. 

—¿Es una guía para estos desconfiados, un manual, un tratado de ética?

En el libro ni una sola vez se habla de lo que es el bien o es el mal ni nada por el estilo. Es un tratado de ética, de conocimiento humano y tal como está abordado es una gran herramienta pedagógica. 

También puede ser una gran ayuda a los padres que están un poquito despegados de la vida de los más jóvenes, de cómo va el mundo. Puede ayudarles. Muchos compañeros de mi edad lo han leído y me han dicho que les ha taladrado la mente al obligarlos a retroceder 20 o 30 años y darse cuenta que tienen muchas cuentas pendientes que no habían subsanado. 

Hay un abanico amplio, aunque la voz que siempre está presente en el libro es la del más joven. No es el que más lo necesita, pero sí es la esperanza del cambio. Tú y yo ya estamos podridos, ya vamos de salida y poco vamos a poder cambiar.  

—Antes de preguntarte en cómo entender la ética y las diferentes morales, te preguntaría, y sé que es un tema recurrente en tu libro, sobre, ¿cómo entenderse a uno mismo a partir de esta idea de conócete a ti mismo, lo cual, mencionas, es más bien una puerta de entrada a lo otro?

—Hay que entender que cuando hablamos de ética, creo que en el libro queda muy claro, estamos hablando del modo de relación de los animales humanos. Pero ese modo de relación y espacio donde nos relacionamos, puramente humano, no es un espacio yoísta. 

Lo que nos hace humanos no es nacer humanos, sino evolucionar y vivir como humanos. Eso es lo que nos hace humanos. Si naces solo en una isla desierta, tienes muy poca posibilidad de sobrevivir. Si te crían los monos o los lobos, la literatura nos dice que acabarás siendo Tarzán o Moglie, pero la certeza científica nos dice que acabarás siendo el peor de los integrantes de tu manada, el más débil e incapaz de volver a meterte dentro de la manada humana. 

La mirada del ‘conócete a ti mismo’ es un mensaje que muy acertadamente los griegos tenían, pero que con el tiempo se ha ido deslavando. Ese ‘mas si osare’ de nuestro himno nacional que todo el mundo cree que es un feroz enemigo, pero nadie sabe qué significa, porque ha perdido la significación con el tiempo.

Hace dos mil 500 años no era necesario explicar esta sentencia y decir conócete a ti mismo para saber qué puedes aportar a los demás, cómo puedes sumar a los demás, cómo podemos vivir mejor todos. Hoy en día, como esa parte ha desaparecido del discurso de que tenemos que conocernos a nosotros mismos, es la solución a todos los problemas del mundo. Esa sentencia, así entendida, es la puerta a la mayor parte de los problemas que tenemos, porque son problemas del yo. No intenta encontrar más que en su propio ombligo, lo que nos lleva a la ansiedad, incertidumbre, depresión, miedo y es la mirada del otro ese alegato constante que rodea a la amistad, lo que te brinda esas herramientas y donde te encuentras y puedes progresar. 

Es importante partir de esa base en un momento donde hemos tenido a la gente dos años encerrada en casa, donde a nuestros jóvenes los hemos tenido dos años encerrados en casa impidiéndole la relación con los demás. Dentro de las medidas de seguridad que debemos de tener hay que lanzarlos a la relación con los demás, a que recuperen –como decía Marcel Proust– el tiempo perdido. 

—Ahora sí, Vico. Dime. ¿Cómo entender la ética y las diferentes morales? 

—Para hablar de moral tengo que primero hablar de ética y explicar que la ética es el modo de relación de los animales humanos. Tal cual es algo horizontal, sin juicios de valor. No hay una buena o mala ética, una mucha o poca ética. La ética es o no es. En cuanto hay seres humanos, hay ética. 

Dentro de esa relación horizontal tenemos las morales, que son construcciones para arreglar el modo de relación de los animales humanos; para arreglar la ética. La moral tiene una serie de pilares que la sostienen que son la tradición. Cada pueblo, cada cultura y civilización tiene su propia tradición que modifica en gran medida la interpretación que damos del mundo. 

Un ejemplo básico es que en Latinoamérica tenemos una historia común, pero en México acabamos de pasar el Día de Muertos y tenemos una percepción de la muerte totalmente diferente a la que puedan tener en Argentina y eso es por nuestra propia tradición. Un pilar es la tradición, otro es el espacio que ocupamos en el mundo, el proceso histórico y los intereses de los propios ciudadanos. 

La ética es horizontal y la moral es esa construcción vertical que se impone y que va cambiando porque no es lo mismo la percepción que se tiene en un determinado momento sobre ciertos aspectos que la aspiración que tenemos los seres humanos. La moral es también por la acción de los seres humanos disconformes con la propia moral. 

Un inmoral en la época victoriana, como hablo en el libro, es condenado a dos años de cárcel y trabajos forzosos por decir que es homosexual. Hoy en día esto es imposible. Se ha conseguido que sea positivo el reivindicar tu sexualidad y no hay forma de que se te critique. 

Así hay puentes hacia el futuro donde cosas que hoy pueden seguir siendo tachadas de inmoral o de conflictivas con la forma de entender el mundo, como este cambio del lenguaje hacia el nosotres, o cualquier otro tipo de cosa que se nos plantee y tenga cierta resistencia, si se sigue trabajando genera un cambio moral a futuro y no conlleva ningún tipo de rubor o molestia. 

—¿Hay morales en las redes sociales?

Por supuesto que existen. Lo que pasa es que en las redes sociales lo que no existe es la pose moral. La pose moral es ese paso intermedio que hay entre la moral y la doble moral. En el libro explico muy bien que hay una moral de pose, hipócrita. 

En las redes sociales el que es fascista lo dice. Eso en la vida cotidiana no es normal, por lo menos no lo era hasta hace un cierto tiempo. Ahora resulta que los de Vox se vienen a reunir con los del yunque y firman un documento, etc. 

Estamos perdiendo, y eso me da mucho miedo, el rubor ante ciertos radicalismos. Pero en las redes sociales quien es radical se postula como alguien radical y quien es democrático se postula como alguien democrático. 

Aún así, afortunadamente las redes sociales son algo excesivamente jóven y que tendrá sus problemas; viene un proceso de depuración dentro de las redes sociales.

Hemos visto una explosión de los youtubers que ganan millones de dólares, con una regulación dentro del propio canal que es una regulación moral. No son políticas de Youtube, a Youtube eso le importa tres pitos, ellos solo quieren dinero. Es moral porque la gente está premiando los contenidos de valor. Está premiando aquello que suma y está empezando a desdeñar, aunque siempre va haber mierda en estos canales igual que hay en toda editorial o cadena de televisión y radio. 

Hay cierto sector copófrago de la sociedad que le encanta rumiar. Pero en este caso, sí hay moral, pero también hay que entender que es un medio nuevo y como medio nuevo hay que darle un plazo de años para ver exactamente cómo se estabiliza y cómo este juego moral cobra sus nuevas formas dentro de estas redes. Aún así soy optimista. Me está gustando ver cómo se está regulando esto.

—Por último, Vico, hablas de la capacidad de elegir y al mismo tiempo de los miedos, en específico del que produce hacer lo que uno cree que debe de hacer. Pienso que todos estos elementos se han mezclado en nuestras vidas en la pandemia. ¿Lo ves así, o hay algo que escapa a la fórmula?

—En la pandemia lo que ha pasado es que nos ha sobrepasado la realidad. Nos hemos dado una intoxicación de realidad tan bárbara que en muchos casos mucha gente ha sido incapaz de diluirla. La contingencia sigue siendo una realidad en la esencia de la especie humana. Lo que puede pasar no tiene por qué pasar ni ser necesario, pero ocurre. 

Si no tomamos las riendas ni el control de esta situación, se nos va de las manos. Hay mucha gente que no estaba preparada para eso, porque no nos han educado para eso. Nos han educado para consumir, para dejarnos llevar por la corriente, nos han educado para seguir la tendencia que todo mundo quiere seguir para hacernos creer que somos únicos, pero no demasiado únicos porque entonces somos bichos raros y nadie quiere ser un freak. 

Cuando de repente llega una situación como ésta que nos obliga a estar en casa a ver nuestras miserias, a compartir espacio con gente que vive en nuestra casa que se llama familia, pero que no estamos acostumbrados a estar con ellos, ha generado muchísimos miedos. Una de las cosas que hemos descubierto es que la violencia sexual contra las mujeres se ha disparado porque el enemigo estaba en casa. Mientras las mujeres estaban fuera trabajando o estudiando, estaban lejos del depredador sexual, pero cuando se han encerrado las han asaltado en su propia casa. Demuestra que estábamos viviendo una situación ficticia. 

En estos casi dos años de pandemia se nos ha revuelto el cerebro. Tampoco puedo ser extremadamente optimista porque en este mundo no todo el mundo consigue salvarse. Esa es la realidad. Soy muy crítico, escribo para jóvenes porque son los únicos que pueden cambiar. Tú y yo ya estamos podridos. No vamos a poder cambiar. 

Cuando hablo del miedo y de la necesidad de afrontar el miedo no como un animal que por instinto va a huir, atacar o hacerse el muerto, hablo de que tenemos que atacar el miedo haciendo lo que tenemos que hacer. 

Es un juicio categórico, pero hay mucha gente que no sabe lo que debe de hacer, y cuando no sabes lo que debes de hacer vas a actuar como un animal porque no tienes las herramientas cognitivas de pensamiento crítico suficiente. Por muchos libros de ética que escriba, muchos estamos condenados a no salir. Esta es la realidad. 

Cuando hablamos de salvar el mundo, de revertir el cambio climático, de un futuro mejor para nuestros hijos, no es para todos. Y no es para todos no porque yo sea racista, clasista o exclusivista, sino porque los recorridos de cada uno son como son y muchos nos hemos esforzado en educar a nuestros hijos por la incapacidad de pensar por sí mismos, porque nos generaba ruido, porque era más fácil un iPad para que se entretuviera la criatura en su habitación, porque qué bueno que están las redes sociales para no ocuparme porque mi vida es muy importante, porque tengo que ver la Rosa de Guadalupe, etc. 

Hemos perdido esa capacidad de responsabilidad y los que ahora están a tiempo de agarrarse a ideas como las que planteo y otras tantas que encontrarán en muchos otros libros o espacios de conocimiento podrán tirar hacia adelante. Pero habrá un sector enorme de la población de todo el planeta que está condenado a ser carne picada. Es duro, pero es real. 

Obed Rosas
Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM. Estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras.