Los nicaragüenses protestaron en diversas ciudades del mundo ante un posible fraude electoral en su país, que habría orquestado el Presidente Daniel Ortega, un exguerrillero sandinista que busca reelegirse por cuarta ocasión consecutiva. Lo que se suma a una ola de arrestos contra más de 30 dirigentes opositores. 

Redacción América, 7 de noviembre (EFE).- Miles de nicaragüenses protestaron este domingo en ciudades de América y España para denunciar lo que consideran es un «fraude» en las elecciones de hoy en su país, donde el Presidente Daniel Ortega busca su cuarto mandado consecutivo.

Una de las principales manifestaciones se llevó a cabo en Washington, donde los nicaragüenses caminaron desde la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) hasta la embajada de su país en Estados Unidos.

Durante el recorrido, las personas que protestaban sostuvieron una enorme bandera nicaragüense azul y blanca, que se ha convertido en un símbolo de la oposición a Ortega y contrasta con los colores rojo y negro de la bandera del oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el partido del mandatario.

«Ortega, escucha, seguimos en la lucha» y «¡Viva Nicaragua libre!», gritaban los manifestantes, que pidieron a la comunidad internacional que no reconozca el resultado de las elecciones por considerar que el Gobierno de Ortega no brindó condiciones de transparencia.

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Entre quienes caminaron en la capital estadounidense estaba Berta Valle, esposa de Félix Madariaga, un académico y activista que fue detenido el 8 de junio tras presentarse como candidato en elecciones.

Mientras, en Miami decenas de nicaragüenses se reunieron en el parque Rubén Dario en repudio a unas elecciones que consideran «fraudulentas», con banderas de sus país y cánticos de «Nicaragua secuestrada por un asesino».

«Repudiamos esas elecciones que son un fraude con cinco partidos políticos que son títeres del sandinismo, no aceptamos esas elecciones fraudulentas, esa farsa», manifestó el líder comunal César Lacayo, organizador de la movilización y quien dijo que hubo protestas como estas en 57 países del mundo, en las que además se exigieron la liberación de 150 presos políticos.

EN MADRID, UNIDOS POR LA DEMOCRACIA

También en Madrid se realizó una concentración en la que las personas que acudieron hicieron el mismo pedido para que no se reconozca el resultado de los comicios.

«Democracia ya en Nicaragua», «Nicaragua, justicia y libertad», entre otros lemas, se leía en diferentes pancartas durante la protesta en la capital de España, en la que participaron decenas de personas frente al Congreso de los Diputados, Cámara Baja del Parlamento.

Colectivos contrarios a Ortega corearon consignas como «sin condiciones no hay elecciones», entre banderas nicaragüenses y también de otros países americanos.

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Santiago Urbina, de la Unidad Nacional Azul y Blanco, que aglutina a colectivos opositores, declaró a Efe que estas elecciones deben servir para sacar a Ortega del poder, pues la Unión Europea, la OEA y Estados Unidos han denunciado la falta de legitimidad de estos comicios, con siete candidatos opositores encarcelados y partidos políticos ilegalizados.

Un comunicado leído en esta y otras concentraciones simultáneas en otras ciudades exigió la libertad de más de un centenar de «presos políticos» en Nicaragua, un nuevo órgano electoral «independiente» del Gobierno de Ortega y unas elecciones «limpias» con supervisión internacional, entre otras demandas.

A la protesta asistió Josefa Meza, madre de Jonathan Morazán Meza, uno de los jóvenes que murió en mayo pasado en una marcha del colectivo Madres de Abril en Managua en la que hubo disparos de los que se acusa a fuerzas de seguridad y paramilitares, y mostró su apoyo a esta «fuerza desde el exilio para dar voz a los que no pueden hablar en Nicaragua».

CONTRA LA «DICTADURA»

Los nicaragüenses también se manifestaron en San José, Costa Rica, donde miles de personas marcharon por las principales calles de la capital costarricense contra lo que denominaron «fraude» y el «circo» electoral orquestado por Ortega.

Con pancartas y consignas como «No tenemos por quién votar, todos están presos», «SOS Nicaragua», «Viva Nicaragua libre», «Ortega, escucha, seguimos en la lucha» y «Yo no salgo a votar el 7 de noviembre», los manifestantes pidieron a la población nicaragüense no salir a votar y a la comunidad internacional no reconocer las elecciones.

«Hoy vamos a poner en jaque a la dictadura, nos vamos a quedar frente a la embajada de Nicaragua en Costa Rica para llamar la atención de las Naciones Unidas, la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos porque estamos pidiendo desde hace tres años que resuelvan este problema de manera democrática», afirmó a Efe la activista nicaragüense Marianella Castilla.

Por otra parte, unos 100 nicaragüenses se manifestaron en Ciudad de Panamá para repudiar la «farsa» electoral en su país y afirmar que Ortega compitió en solitario por la Presidencia ante la detención de sus principales rivales.

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«Como nicaragüenses estamos repudiando la farsa electoral, ese circo que están haciendo Ortega y (Rosario) Murillo», la primera dama y vicepresidenta que también busca la reelección en los comicios generales de este domingo, dijo a Efe Loyda Valle.

«Ellos están haciendo un circo porque están ellos solos, son los que están en las mesas electorales, los que están llegando a votar. El pueblo dijo hoy que no iban a salir, las calles están vacías y las puertas cerradas», agregó Valle.

Antes de los comicios, las autoridades nicaragüenses arrestaron a más de una treintena de dirigentes opositores, entre ellos los aspirantes presidenciales Cristiana Chamorro, Arturo Cruz, Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro, Miguel Mora, Medardo Mairena y Noel Vidaurre.

En las elecciones de este domingo, Ortega, un exguerrillero sandinista que retornó al poder en 2007, busca la reelección por cinco años más.

El mandatario, próximo a cumplir 76 años y que coordinó una Junta de Gobierno de 1979 a 1984 y presidió por primera vez el país entre 1985 y 1990, ha acusado a los líderes opositores de intentar derrocarlo con el apoyo de Estados Unidos, algo que Washington niega rotundamente.