México

Morena necesita una identidad que la respalde una vez  que el Presidente Andrés Manuel López Obrador salga de la escena política. Para la elección de 2022, en donde se renovarán seis gubernaturas, y para la presidencial de 2024, algunos militantes destacados, como Paco Ignacio Taibo II, han puesto sobre la mesa una renovación del partido, incluyendo la dirigencia de Mario Delgado.

Ciudad de México, 2 de noviembre (SinEmbargo).– Mario Delgado Carrillo no ha encontrado la manera de unir a todas las corrientes que integran Morena, al contrario, ha coadyuvado a la división, alejando al partido de las luchas del pueblo, coinciden militantes morenistas y analistas políticos, quienes plantean una renovación de la dirigencia rumbo a 2024 para conservar la Presidencia y el proyecto de la Cuarta Transformación.

«Mario, si no entiendes qué piensa el país de Morena, renuncia, no hay bronca; súmate a lo que puedes hacer y lo has hecho muy bien, defendiendo la contrarreforma energética (…) Salgamos de la trampa burocrática y dejemos la lucha interna del lado, no sirve para nada. Si levantamos la antena, veremos que la población dice que Morena no sirve, y la única respuesta es ir con el pueblo, a luchar por los derechos de los trabajadores, vamos a defender la Reforma Eléctrica, vamos a explicar qué es la Revocación de Mandato y vamos a que en las próximas elecciones no haya el método de encuestas», sugirió Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica (FCE), durante la sesión virtual del Consejo Nacional de Morena.

 

Al hacer una autocrítica de la situación del partido, el director del FCE cuestionó a Mario Delgado sobre la división y el desprestigió por el que atraviesa Morena.

“Mario, tengo que decirlo claro, ¿o tú ves un partido que yo no veo por ningún lado?, y vivo en contacto con la base social día tras días regalando libros, hablando con la gente, asistiendo a reuniones de base en las poblaciones más aisladas, y lo que dicen ahí, es ¿cuál partido, dónde está?”, cuestionó.

LA DIRIGENCIA DE MARIO

Mario Delgado, presidente de Morena ha sido objeto de críticas en los últimos días. Foto: Cuartoscuro.

Delgado Carrillo asumió la dirigencia de Morena el 20 de octubre de 2020 mediante una encuesta resuelta por el Instituto Nacional Electoral (INE) ante la incapacidad del partido para elegir a su nuevo líder. Se impuso con un 58.6 por ciento de los apoyos frente al 41.4 por ciento que obtuvo Porfirio Muñoz Ledo, contra quien compitió en una campaña plagada de denuncias.

Por eso, el gran reto de Mario Delgado (Colima, 1972) era unir a Morena y ganar la mayoría de estados y escaños en la Cámara de Diputados en la pasada elección de junio. En términos reales, el partido logró ganar 11 de las 15 gubernaturas en juego, 19 congresos y la mayoría absoluta en la Cámara Baja, pero en la Ciudad de México, que había sido el gran bastión morenista, casi la mitad de sus habitantes votó por una opción diferente.

Aunque el resultado de la elección parece una victoria, analistas aseguran que el triunfo se debe más al peso que aún tiene Andrés Manuel López Obrador, que al liderazgo de Delgado, y por ello recomendaron a Morena encontrar su identidad y líderes que no dependan de la figura del Presidente.

«El resultado de Morena en la pasada elección es parte de la ola de popularidad de López Obrador, pero al partido le urge buscar su identidad, qué líderes va a tener, tener una vida independiente al Presidente. Si Morena no sabe plantear una identidad más allá del Presidente, puede tener problemas en 2024», consideró Fernando Dworak, analista y consultor político independiente.

Militantes de Morena han pedido una transformación en el partido. Foto: Cuartoscuro.

EL TSUNAMI AMLO

Con la ola lopezobradorista, Morena arrasó en las elecciones de 2018 y 2021, y actualmente tiene gobernadores en la Ciudad de México (Claudia Sheinbaum Pardo), Veracruz (Cuitláhuac García Jiménez), Tabasco (Carlos Manuel Merino Campos), Chiapas (Rutilio Escandón Cadenas), Puebla (Miguel Ángel Barbosa), Baja California (Marina del Pilar Ávila), Baja California Sur (Víctor Manuel Castro), Campeche (Layda Sansores), Colima (Indira Vizcaíno), Guerrero (Evelyn Salgado Macedonio), Michoacán (Alfredo Ramírez Bedolla), Nayarit (Miguel Ángel Navarro), Sinaloa (Rubén Rocha), Sonora (Alfonso Durazo), Tlaxcala (Lorena Cuéllar) y Zacatecas (David Monreal).

Sin embargo, en la pasada elección de junio lo perdió casi todo en la Ciudad de México: de las 16 alcaldías en disputa, la coalición «Va por México” ganó ocho, el PAN se llevó una y Morena –que controlaba 14 alcaldías– sólo pudo conservar siete en alianza con el Partido del Trabajo (PT). Además, en el Congreso local pasó de tener 31 distritos de mayoría relativa a sólo 19.

Para la elección de 2022, en donde se renovarán seis gubernaturas, y para la presidencial de 2024, algunos militantes destacados de Morena han puesto sobre la mesa una renovación del partido, incluyendo la dirigencia.

LAS CRÍTICAS

Mario Delgado asumió la dirigencia de Morena en octubre de 2020. Foto: Cuartoscuro.

Carlos Figueroa Ibarra, secretario de Derechos Humanos del CEN de Morena, evidenció las profundas diferencias dentro del partido.

«El presidente del Comité Ejecutivo Nacional, Mario Delgado, ha considerado como adecuado el construir una estructura paralela encabezada por el hoy nuevamente Senador Alejandro Peña. Con esto no solamente se deja de lado a la Secretaría de Organización, sino a toda la estructura partidaria que se encuentra consignada en el Estatuto (…) La divergencia por el control de la afiliación y credencialización de los integrantes de Morena no es menor. Quién controle el padrón de afiliados de Morena tendrá en sus manos el control del partido en función de la organización del próximo Congreso Nacional Ordinario. Este congreso elegirá a los Comités Ejecutivos Estatales y al Comité Ejecutivo Nacional y por tanto tendrá mano para el proceso de selección de candidaturas para 2024», escribió Figueroa Ibarra en su columna publicada en el diario E-Consulta.

Figueroa llamó a la transformación de Morena, a democratizar al partido fundado por López Obrador hace apenas siete años.

«Las elecciones se ganan por el enorme peso de la figura de Andrés Manuel que la amplia ciudadanía identifica con Morena. Las maquinarias electorales no necesariamente están a cargo de las instancias partidarias», reconoció el morenista.

El académico John M. Ackerman coincidió en esta postura a través de un artículo publicado en el diario La Jornada.

«Si se pretende que la Cuarta Transformación sea un fenómeno transexenal que perdure más allá de las elecciones presidenciales de 2024, es necesario que Morena se consolide como un partido fuerte, plural, participativo y firmemente arraigado en las bases. De lo contrario, si se convierte en un simple aparato electorero al servicio de pequeñas sectas interesadas en llegar a puestos públicos, el actual proceso de profunda transformación política llegará a un abrupto fin el 1 de octubre de 2024, fecha en la cual le toca a Andrés Manuel López Obrador entregar la banda presidencial a su sucesor», opinó.

Para el politólogo Fernando Dworak, Morena todavía no encuentra una forma de cómo ser partido y todas sus victorias están ligadas a López Obrador.

«Lamentablemente todo está ligado al carisma de una persona, por lo tanto las acusaciones de Taibo hacia Mario Delgado son más bien el reflejo de esas partes de identidad colectiva de Morena», destacó. «Delgado viene del círculo de Manuel Camacho y de Ebrard, forma parte de ese grupo y ha tenido que gobernar el partido en el entendido de que son varias facciones. Hay muchos grupos al interior de Morena que tienen una idea de partido cada uno».

Dworak planteó que para que Morena conserve el poder en 2024 debe haber una autocrítica: «Morena tiene que imaginarse después de López Obrador, ¿qué son?, ¿qué representan?, ¿cómo van a hacer su propia vida interna?, ¿quiénes serán sus líderes?, ¿qué será Morena una vez que el Presidente salga de la escena política?

Guadalupe Fuentes López

Periodista con más de una década en medios digitales. Edita y escribe sobre temas de economía, corrupción, política, derechos humanos

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