El Grupo de los 20 ha evolucionado desde su creación a finales de los 90 para adaptarse a las necesidades globales, pero en recientes años algunos críticos han señalado la importancia de agregar miembros para afrontar problemas como el cambio climático.
Por Frances D’Emilio
ROMA (AP) — Desde su creación a fines de los 90, el Grupo de los 20 de ha transformado, de organismo internacional para enfrentar las crisis financieras en un foro para abordar problemas mundiales urgentes como el acceso a las vacunas y el cambio climático. ¿Es la estructura del G20 la adecuada para responder a las necesidades cambiantes de nuestro tiempo? Eso se sabrá cuando los mandatarios de las economías más grandes del mundo se reúnan en forma presencial por primera vez en la era de la COVID-19 en Roma.
¿QUIÉNES SON LOS MIEMBROS?
El Grupo de los Siete países industrializados —que fue durante algunos años el Grupo de los Ocho hasta la suspensión de Rusia debido a su anexión de la península de Crimea— es probablemente el más conocido de los «G». El Grupo de los 20 incluye a los siete: Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos. A éstos se suman países con economías fuertes o en crecimiento: Argentina, Australia, Brasil, China, India, Indonesia, Corea del Sur, México, Arabia Saudí, Sudáfrica y Turquía. El 20mo miembro es la Unión Europea, y puesto que ésta incluye a 27 naciones —tres de ellas del G7— el G20 representa los intereses de muchos más países.
¿CUÁLES SON LAS CIFRAS?
En términos de población y peso económico, el G20 es impresionante. Los países miembros abarcan el 60 por ciento de la población mundial y el 80 por ciento del PIB mundial. Hay mucho intercambio entre los miembros: los países del G20 representan el 75 por ciento del comercio exterior mundial.
¿CÓMO COMENZÓ?
Se considera al Grupo de los 20 el foro internacional principal para la cooperación económica y financiera. Tras la crisis económica asiática de 1997 y sus repercusiones, los ministros de Hacienda del G7 ampliaron el grupo en 1999 para dar voz a otros países. Después de la crisis financiera global de 2008 provocada por la debacle de las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos, Washington presionó para elevar el G20 al nivel de jefes de Estado y Gobierno. Los mandatarios en la cumbre de Pittsburgh, en 2009, proclamaron su intención de dejar atrás «una era de irresponsabilidad y adoptar una serie de medidas, regulaciones y reformas para afrontar las necesidades de la economía global en el siglo XXI».
¿CONSERVA EL G20 SU RELEVANCIA?
Algunos sugieren incorporar nuevos miembros, sobre todo en vista de la urgencia para afrontar el cambio climático. Después de la crisis global provocada por los préstamos estadounidenses de alto riesgo, «el surgimiento (del G20) como foro para la coordinación internacional de medidas parecía el único resquicio de esperanza para acabar con ese embrollo», dice Rosario Forlenza, profesor de historia contemporánea y antropología de la universidad romana LUISS. Pero tanto él como otros observan que Sudáfrica es el único país africano en el G20. En materia climática, «África es crucial», dice Forlenza. La ausencia de Nigeria, el país con la economía más grande y el más poblado de África, aparece así como una brecha enorme.
EL TRABAJO PREVIO
Antes del arribo de los presidentes y primeros ministros a Roma, los «sherpas» han estado elaborando un acuerdo para la declaración final del G20. En este contexto, el término «sherpa» para aludir a diplomáticos y otros funcionarios es un reconocimiento al pueblo del Himalaya célebre por su destreza para el montañismo y que encabeza la escalada hacia la cima.
Tal como en una obra con muchos actos, en los meses anteriores a una cumbre del G20 se realizan reuniones a nivel ministerial en asuntos exteriores, comercio, finanzas, educación, salud y desarrollo, de las cuales salen compromisos. En Venecia, los ministros de Hacienda del G20 apoyaron una amplia revisión del sistema tributario internacional que aplicaría un impuesto de 15 por ciento a las empresas para impedir que las más grandes busquen refugio e paraísos fiscales. La cumbre de Roma es una oportunidad para sellar el acuerdo antes que baje el telón.
EL MEOLLO DEL ASUNTO
La cumbre del G20 es una oportunidad para que el país anfitrión presione a favor de los asuntos que más le interesan. El premier italiano Mario Draghi es un fuerte partidario de empoderar a las mujeres en el sector económico. Economista y expresidente del Banco Central Europeo, Draghi suele enfatizar cómo la marginación de las mujeres de la fuerza laboral lastra el crecimiento económico. La cumbre de 2014 en Australia fijó la meta de reducir la brecha de género en el empleo en 25 por ciento para 2025.
FUERA DE LA BURBUJA
Las fuerzas de seguridad italianas instalarán un estrecho perímetro de seguridad en torno a la sede de la cumbre en EUR, un barrio extramuros de Roma conocido por su arquitectura de la era fascista. Los manifestantes planean realizar actos en el corazón histórico de la ciudad para llamar la atención sobre sus causas a pesar de encontrarse a kilómetros de los mandatarios. Activistas tibetanos han convocado a un acto en el Coliseo el viernes por la tarde, coincidiendo con el arribo de la mayoría de los mandatarios a Roma. Los que protestan por las violaciones de los derechos humanos promueven un boicot de los Juegos Olímpicos de Invierno 2022 en Beijing.