México

Y en efecto, Narro, ligado al peor priismo (el de Peña), mantiene un pie en la UNAM

28/10/2021 - 5:30 pm

José Narro Robles es uno de los exrectores de la UNAM que conserva poder en esta institución, según han señalado universitarios y el propio Presidente López Obrador. Es, además, uno de los exfuncionarios de la Universidad que ha formado parte de distintos gobiernos del PRI, partido en el militó por más de cuatro décadas y el cual abandonó luego de no poder hacerse de su dirigencia nacional.

Ciudad de México, 28 de octubre (SinEmbargo).– José Narro Robles mantiene su influencia dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), como lo han señalado voces al interior de esta institución y como lo ha referido el propio Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Narro Robles ha ocupado en las últimas cuatro décadas distintas posiciones dentro de la máxima casa de estudios al igual que las ha tenido en gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), al cual renunció en junio de 2019 luego del intento fallido de competir por la presidencia nacional del tricolor, pero al cual acompañó en los Gobiernos de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León y en el de Enrique Peña Nieto.

Dentro de la Universidad, Narro Robles fue secretario general entre 1985 y 1991, años en los que fueron rectores Jorge Carpizo (1985-1989) y José Sarukhán (1989-1996), mandatos en los cuales se trató de impulsar el cobro de cuotas, situación que en el caso de Carpizo —a la postre integrante del salinismo— dio pauta a la conformación del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) y en el de Sarukhán a presiones por parte del Gobierno de Carlos Salinas de no implementar los cobros diferenciados.

Una vez fuera de la secretaría general, Narro contendió contra Sarukhán y Juan Ramón de la Fuente para desempeñarse al frente de la Rectoría de la UNAM, puesto al que llegaría en noviembre de 2007 y en el cual repetiría en un segundo periodo que se alargaría hasta el mismo mes de 2015.

Identificado como un personaje cercano a Guillermo Soberón y Jorge Carpizo, dos de los rectores que tuvieron una influencia notable en la Universidad y que se desempeñaron como funcionarios del Gobierno federal, Narro Robles aún mantiene ciertas posiciones de control en la UNAM, como reveló el consejero Octavio Solís Jiménez a Milenio en septiembre de 2019, en el marco de la renovación de la rectoría la cual ganó para un segundo periodo el actual rector Enrique Graue.

“Narro, además de ex priista, aún tiene el respaldo de directivos y funcionarios que dejó desde su administración», indicó Solís a Milenio. En ese mismo sentido se han difundido distintos trascendidos que incluso hablan del exrector Narro como “el poder real” en esta institución.

Ahora el propio Presidente Andrés Manuel López Obrador señaló esta misma influencia que detenta el Secretario de Salud de Peña Nieto en la UNAM:

“Apenas estoy opinando y ya el doctor Narro, que es el jefe del grupo dominante desde hace muchos años en la UNAM, está hablando de que se intenta afectar la autonomía de la UNAM, entonces no puedo yo hacer ninguna propuesta además. No es ese el propósito, yo soy respetuoso de la autonomía de la UNAM”.

El Presiente Peña Nieto junto a José Narro Robles, en 2017 cuando fue su Secretario de Saludo. Foto: Moisés Pablo, Cuartoscuro.

EL LEGADO DE NARRO CON PEÑA 

Ahora el exrector y exfuncionario priista se ha vuelto una de las voces más críticas hacia el Gobierno de López Obrador. Ha sido uno de los principales actores que ha cuestionado el manejo de la pandemia, al frente de la cual ha estado el polémico Subsecretario Hugo López-Gatell.

Recientemente, salió a responder los señalamientos que hizo el Presidente sobre la UNAM. “La UNAM tiene un compromiso con el país, lo ha demostrado en un momento y en otro; con un Presidente y con otro, pero lo ha demostrado siempre con la sociedad”, dijo en entrevista con la periodista Azucena Uresti en Radio Fórmula, dando luz precisamente a la relación entre esta institución y el Ejecutivo federal.

No obstante, su paso por la administración de Enrique Peña Nieto, uno de los gobiernos más señalados por presuntos actos de corrupción, no ha estado exenta de cuestionamientos por su desempeño. Precisamente el Subsecretario López-Gatell acusó en mayo de 2020 a Narro Robles de que durante su gestión se abandonaron 307 hospitales, señalamiento que no ha aclarado el exfuncionario peñista.

En ese sentido, El Universal reportó en mayo de 2019 que de 326 hospitales y unidades médicas que estaban en ese entonces sin concluir en el país, casi la mitad —en los que había invertido el Gobierno de Enrique Peña Nieto— eran  inviables y no podían funcionar porque serían un riesgo para los ciudadanos. 

José Narro y el actual rector Enrique Graue. Foto: Mario Jasso.

A estas irregularidades, se suma la operación política que encabezó el exsecretario de Salud en el marco de la elección gubernamental del Estado de México de 2017, según denunció en ese entonces López Obrador. La contienda en esta entidad, uno de los últimos bastiones que le quedan al PRI, estuvo marcada por una serie de irregularidades que —a decir de la oposición— beneficiaron al candidato priista, el ahora Gobernador Alfredo del Mazo.

Fue días antes de la elección en esa entidad que López Obrador denunció la supuesta  injerencia de funcionarios de alto nivel del Gobierno de Enrique Peña Nieto en el proceso electoral a través de diversas acciones en municipios  como Ecatepec, Atlacomulco, Naucalpan y Chimalhuacán, e incluso presentó documentos que la Presidencia dijo desconocer.

«Por ejemplo, en Amecameca, el ingeniero Jorge Rescala Pérez; en Atlacomulco, Nuvia Mayorga Delgado; en Chimalhuacán, Simón Iván Villar Martínez, Cuautitlán Izcalli, el secretario de Educación, Aurelio Nuño Mayer; en Ecatepec, el doctor José Narro Robles, ¿quién iba a pensar que de rector de la UNAM iba a terminar de mapache?», acusó López Obrador en un video de mayo de 2017.

En mayo del año pasado trascendió que Narro Robles estaba en la mira de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), no obstante la dependencia salió a aclarar que aunque no indagaba al exfuncionario sí tenía una investigación en curso por presuntos casos de corrupción en el sistema de salud durante el sexenio anterior. 

Un mes antes, Univisión informó que el exrector de la UNAM se encontraba entre los funcionarios del peñismo que tenían un expediente abierto en la Secretaría de la Función Pública (SFP) por su evolución patrimonial. A Narro y a su esposa, indicaba el reporte, les asignaron la pesquisa número 036/2020, no obstante el exsecretario de Salud dijo desconocer oficialmente de cualquier investigación sobre su persona o su esposa. A la fecha, no se ha dado a conocer más sobre aquella indagatoria.

Jorge Carpizo Mcgregor, y José Narro Robles. Foto: Iván Mendez, Cuartoscuro.

ENTRE EL GOBIERNO Y LA UNIVERSIDAD

Los fallecidos Guillermo Soberón y Jorge Carpizo son dos rectores que antecedieron José Narro y con quienes tuvo una buena relación. 

En sus memorias, El médico, el rector (Fondo de Cultura Económica), Soberón encargó el prólogo a José Narro, quien por entonces era rector de la UNAM. Sobre ello escribió:

“Con él conviví en la Coordinación de los Servicios de Salud de la Presidencia de la República y en la Secretaría de Salud, donde fungió como director de los Servicios de Salud del Distrito Federal durante mi tiempo como Secretario de Salud”.

Soberón estuvo al frente de la Secretaría de Salud durante el Gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988), en cuya administración se estableció la política neoliberal. No obstante, sus relaciones con el poder datan del Gobierno de José López Portillo (1976-1982).

En lo que respecta a Carpizo su relación se dio tanto en la Universidad como en el Gobierno. Narro Robles fue secretario general de la UNAM en los cuatro años que Jorge Carpizo fue rector. Posteriormente, ambos formarían parte del Gobierno de Carlos Salinas de Gortari, una de las administraciones más autoritarias del PRI. 

Carpizo se desempeñó como Procurador General de la República y Secretario de Gobernación, mientras Narro Robles fue secretario general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tras salir de la secretaría general de la UNAM en 1991 para contender por la dirección de la Facultad de Medicina, proceso en el cual no participó para precisamente sumarse al Gobierno. Ya con Carpizo en la Secretaría de Gobernación (Segob), Narro se sumaría a la dependencia como Subsecretario.

De izquierda a derecha: Enrique Graue, Guillermo Soberón y José Narro. Foto: Diego Simón Sánchez.

Desde el Gobierno, Narro Robles buscó contender —sin éxito— por la rectoría de la UNAM, como lo relata en su libro de memorias Desde el sexto piso (Fondo de Cultura Económica), José Sarukhán, quien terminaría por imponerse a Narro en un segundo periodo. No obstante, Sarukhán —quien años después de dejar el Gobierno se incorporaría al Gobierno de Vicente Fox— denunció que en ese proceso de renovación de la UNAM enfrentaría una animadversión. Sobre aquella época, Sarukhán escribe: 

“Una mañana recibí en mi oficina una llamada de José Narro, quien en ese tiempo era secretario general del Instituto Mexicano del Seguro Social, pidiéndome que tuviéramos una reunión en algún lugar ‘discreto’. Me causó extrañeza el asunto, ya que ése no era el proceder de Narro. Le propuse un lugar en el sur de la ciudad y ahí nos encontramos. Básicamente lo que Narro quería decirme era que había tomado la decisión de participar en el proceso de elección de rector y que quería informármelo personalmente, antes de que la noticia apareciera en la prensa. Fue un buen detalle de su parte, que le agradecí. Aun así, me atreví a preguntarle por qué había cambiado de opinión, ya que un par de años antes (o algo así) había dejado la Secretaría General de la UNAM para participar en el proceso de elección de la Dirección de la Facultad de Medicina, camino por el que finalmente tampoco optó esgrimiendo el argumento, que me pareció válido, de que era tiempo de ‘voltear la página de la Universidad’ para dedicarse a su vocación profesional, en asuntos de salud pública. Su respuesta fue que él consideraba que ahora había cosas que no iban bien en la UNAM (no mencionó cuáles) y que por ello quería participar en el proceso de elección de rector. Mi comentario fue que él tenía todo el derecho de hacerlo como universitario y buen conocedor de la UNAM. Terminamos poco después la charla junto con nuestros respectivos cafés, y nos despedimos”.

José Sarukhán y José Narro Robles. Foto: Enrique Ordoñez, Cuartoscuro.

Tras la rectoría de Sarukhán, y los infructuosos años de Francisco Barnés, quien llegó en 1997 y estuvo sólo un par de años debido al estallido de huelga que causó su plan de aumentar las cuotas, se abriría en los últimos días de 1999 el proceso de renovación de la rectoría, en el cual contendió Narro Roble. Las crónicas de esos días recuerdan cómo Narro nunca asistió a las entrevistas que hizo la Junta de Gobierno en el Palacio de Minería. El vencedor de ese proceso sería Juan Ramón de la Fuente, por ese entonces Secretario de Salud de Ernesto Zedillo, dependencia en la que también se encontraba, como Subsecretario, José Narro.

El turno del esxecretario de Salud llegaría en noviembre de 2007, cuando ganó la rectoría por un primer periodo. Cuatro años después repetiría la fórmula para reelegirse hasta 2015. 

Juan Ramón de la Fuente y José Narro Robles. Foto: Adolfo Vladimir, Cuartoscuro.

De su paso por la UNAM, Narro ha presumido el aumento del número de estudiantes que ingresó a la Universidad, que la superficie construida creció y la creación de 27 nuevas licenciaturas. No obstante, su legado por la máxima casa de estudios del país también se vio marcado por un secreto a voces que se gestó durante años en el seno de la institución y que en su rectoría creció al punto de ser uno de los pendientes que heredó a Enrique Graue: el narcomenudeo.

Junto a esta actividad, la situación de la inseguridad también ha sido cuestionada a Narro, junto a una serie de problemas que no han atendido las autoridades educativas como los abusos laborales a la planta docente, la violencia de género en los salones de clases y las malas condiciones con las que operan la mayoría de los planteles educativos.

Obed Rosas
Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM. Estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras.
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