Durante varios años, Sergei Savelev tuvo acceso a imágenes insoportables de violaciones y torturas en las cárceles rusas. El hombre bielorruso de 31 años pudo recopilar, conservar y hacer públicas estas imágenes tras su salida de la cárcel el pasado mes de febrero. Actualmente, Sergei Savelev se encuentra en Francia, donde busca asilo político.
Por Daniel Vallot
Francia, 21 de octubre (Radio Francia Internacional).- Son imágenes de una violencia insoportable: violaciones, palizas, actos de tortura perpetrados a los presos por otros presos. Estas imágenes fueron hechas públicas por Sergei Savelev, que fue detenido en 2013 por un caso de estupefacientes que él niega, y recluido hasta el pasado febrero en la prisión de Saratov. De nacionalidad bielorrusa, Sergei Savelev es informático de profesión, lo que llevó a la administración penitenciaria a utilizar sus conocimientos.
“Mi trabajo consistía en procesar los archivos de video y gestionar el equipo», dice el hombre que ha dado la alerta, sentado en la terraza de un hotel cerca de Roissy, en los suburbios de París. “Les di cámaras pequeñas a los detenidos que me asignaron. Luego recogía los videos y esperaba órdenes: o los borraba o los copiaba en una memoria USB que llevaba a un superior”. Sergei Savelev, un hombre privado de su libertad sin importancia a los ojos de la administración penitenciaria, se encontró en el centro de un sistema de violencia y chantaje especialmente sórdido.
«KOMPROMAT” EN LA PRISIÓN
Frente al ordenador donde descarga los videos grabados por los presos, ve horas y horas de imágenes de violaciones, torturas físicas y humillaciones. «Esta violencia se ejerce a pedido de la administración para presionar a las víctimas», explica Vladimir Ossetchkine, director de la ONG Gulagu.net, especializada en la denuncia de los delitos cometidos en las cárceles rusas.
Según la ONG, estos videos realizados con equipos de la administración penitenciaria pueden utilizarse después como medio de chantaje, tanto dentro como fuera de la prisión.
El objetivo de este sistema represivo es doble: extraer confesiones durante las sesiones de tortura y amenazar con la difusión de los videos para asegurar el silencio o la cooperación de las víctimas.
En una prisión rusa, ser violado por otros reclusos es la peor situación posible: la víctima es entonces considerada un paria, al que se le pueden imponer todo tipo de humillaciones y abusos.
SACAR LA VERDAD A LA LUZ
Este sistema inhumano de represión carcelaria ya había sido documentado por varias ONG de derechos de los presos, entre ellas Gulagu.net. Pero sólo a través de los testimonios de antiguos detenidos, de las denuncias presentadas ante la justicia rusa -la mayoría de las cuales no han sido atendidas- y, en el mejor de los casos, de las grabaciones de mala calidad realizadas con teléfonos móviles. Esta vez las imágenes son de mucha mejor calidad, ya que el material de video fue proporcionado por la propia administración penitenciaria. Y el número de videos supera todo lo que se ha revelado hasta ahora: un millar de la prisión de Saratov, pero también de otros lugares de detención en Rusia a través del servidor de la administración penitenciaria, al que el informático pudo acceder.
«Todo el mundo sabe que estas cosas ocurren en las cárceles de Rusia», dice Sergei Savelev. «Todo el mundo habla de las torturas, la violencia, los asesinatos, todo el mundo habla de ello, pero nadie lo había visto y las autoridades siguen fingiendo que todo es normal. Cuando me di cuenta de que tenía pruebas de lo que estaba pasando, me dije que tenía que sacar la verdad a la luz”, agregó.
SOLICITUD DE ASILO POLÍTICO
Burlando la vigilancia de la administración, el informático consiguió primero almacenar las imágenes y luego sacarlas de la cárcel cuando fue liberado el pasado febrero. Con la esperanza de que otros presos también consigan «sacar» pruebas de video de la violencia en el futuro, se niega a explicar en detalle el método utilizado. «Digamos que conozco muy bien el sistema, y que desde el momento en que me planteé asumir este riesgo, y difundir las imágenes, estaba bien preparado. Cuando salí de la cárcel me registraron cuatro veces, pero lo conseguí”, afirmó.
En los meses siguientes a su liberación, el hombre consiguió hacer públicas las imágenes con la ayuda de Vladimir Ossetchkine, provocando un escándalo sin precedentes en Rusia. Varios funcionarios de la prisión de Saratov fueron destituidos, y el Kremlin incluso se hizo cargo del asunto: «Se llevará a cabo una investigación si se confirma la autenticidad de estas imágenes», declaró a la prensa rusa el portavoz Presidencial Dmitry Peskov.
Temiendo por su seguridad, el informático ha huido mientras tanto del país, viajando a Bielorrusia en un autobús hacia Minsk. Desde allí, voló a Turquía, luego a Túnez… antes de regresar a Minsk vía París. Su viaje terminó allí: fue durante esta escala en el aeropuerto Charles de Gaulle-Roissy, el 15 de octubre, cuando solicitó asilo político.
RIESGO DE REPRESALIAS
Autorizado a entrar en territorio francés, ahora tendrá que esperar varios meses la respuesta de la OFPRA, la administración francesa encargada de validar las solicitudes de asilo.
«Me siento seguro en Francia, en cualquier caso mucho más seguro que en Rusia o Bielorrusia», responde el denunciante cuando se le pregunta por posibles represalias contra él. Pero su abogado y Vladimir Ossetchkine son mucho menos optimistas. «Creo que los servicios de inteligencia rusos querrán vengarse de él», dice preocupado el director de Gulagu.net, él mismo refugiado en Francia desde 2016. «Pediremos a las autoridades francesas medidas de protección adicionales. Y por supuesto, nuestro equipo está haciendo todo lo posible para protegerlo. Nuestra primera protección es la exposición mediática: al proporcionar a los medios de comunicación los archivos de video que consiguió liberar, dejaremos de ser los únicos que los tienen, y seremos menos importantes a los ojos de los servicios rusos», enfatizó.
Para Vladimir Ossetchkine, los videos exfiltrados por el denunciante constituyen un cúmulo de pruebas absolutamente imprescindibles para denunciar el sistema represivo implantado por la administración penitenciaria rusa.
«Durante años hemos estado recogiendo y publicando testimonios desgarradores, pero cada vez las autoridades lo negaban, diciendo que no había nada confirmado. Cuando Sergei vio el trabajo que estábamos haciendo sobre la violencia en las cárceles, se dio cuenta de que nos faltaban pruebas, ¡y las tenía! Sus imágenes eran el elemento que necesitábamos para desmontar el funcionamiento de esta maquinaria criminal y mostrar la responsabilidad de los servicios de seguridad rusos y de la administración penitenciaria”, recalcó.