Las imágenes enviadas a la Tierra por el rover Perseverance desde Marte confirman que alguna vez hubo un lago en el planeta.

Redacción Ciencia, 7 oct (EFE).- Hace unos 3 mil 700 millones de años, el cráter Jezero de Marte era un tranquilo lago alimentado por un pequeño río que, tras un repentino cambio del clima, empezó a sufrir inundaciones súbitas y enérgicas que arrastraron grandes rocas desde decenas de kilómetros río arriba hasta el lecho del lago, donde aún permanecen.

Hasta ahora era una suposición de los científicos pero ahora, el primer análisis de las imágenes captadas por el rover de la NASA Perseverance lo ha confirmado: el cráter Jezero, que hoy es una depresión seca y erosionada por el viento, fue en su día un calmado lago marciano.

El cráter, que fue escogido como lugar de aterrizaje del rover después de que las imágenes de satélite mostrasen que este lugar era parecido a los deltas de los ríos en la Tierra, acaba de ser estudiado y las conclusiones se publicaron en la revista Science.

El estudio ha sido liderado por científicos de la NASA y del CNRS francés, y ha contado con la participación del investigador del Instituto de Geociencias (IGEO) Jesús Martinez-Frias.

Los científicos ya sospechaban que la formación «Delta Scarp» de 115 metros de ancho fuera una parte de los restos de un depósito de sedimentos que resultó de la confluencia entre un río y un lago antiguos. Foto: NASA/JPL-Caltech/LANL/CNES/CNRS/ASU/MSSS

«Estos estudios geológicos de las rocas y afloramientos en Marte realizados por Perseverance confirman su importancia para determinar los ambientes marcianos antiguos (paleoambientes) y para establecer sus relaciones con el agua y condiciones de habitabilidad», explica Martínez-Frías en declaraciones a EFE.

Para Benjamin Weiss, investigador del MIT y coautor del estudio, cuando miras las imágenes, «básicamente estás viendo este épico paisaje desértico. El lugar más desolado que se pueda visitar. No hay ni una gota de agua en ninguna parte y, sin embargo, están las pruebas de un pasado muy diferente. Algo muy profundo ocurrió en la historia del planeta».

El rover aterrizó en el suelo del cráter Jezero el pasado febrero, a poco menos de dos kilómetros de la parte occidental, pero mientras los ingenieros de la NASA comprobaban en remoto el funcionamiento de los instrumentos del rover, dos de sus cámaras, la Mastcam-Z y la SuperCam Remote Micro-Imager (RMI), capturaban imágenes de gran resolución del cráter y de un pequeño montículo conocido como Kodiak butte.

Cuando el rover las envió a la Tierra, el equipo científico del Perseverance de la NASA las procesó y combinó, y pudo observar distintos lechos de sedimentos.

Los investigadores midieron el grosor, la pendiente y la extensión lateral de cada capa, y descubrieron que los sedimentos no habían sido depositados por el viento, sino por el flujo de agua en un lago, por inundaciones u otros procesos geológicos.

Nivel inferido de paleolagos dentro del cráter Jezero en el momento de la deposición de sedimentos de Kodiak. El sombreado azul indica que el nivel del lago asumido se llenó hasta el contorno gris de -2490 m siguiendo la elevación más alta deducida de la arquitectura deltaica en Kodiak. Foto: N. Mangold et al., Perseverance rover reveals an ancient delta-lake system and flood deposits at Jezero crater, Mars, Science, octubre 2021
Esta imagen indica las ubicaciones del rover Perseverance, la loma Kodiak y varias orillas prominentes conocidas como «escarpes» a lo largo del delta del cráter Jezero. Foto: NASA/JPL-Caltech/University of Arizona/USGS

«Sin llegar a ningún sitio, el rover pudo resolver una de las grandes incógnitas, que era que este cráter fue una vez un lago. Hasta que realmente aterrizamos allí y confirmamos que era un lago, siempre fue una incógnita», reconoce Weiss.

Cuando los investigadores observaron las imágenes del afloramiento principal, vieron grandes rocas y cantos rodados incrustados en las capas más jóvenes y superiores del delta; algunas medían hasta un metro de ancho y pesaban varias toneladas.

El equipo llegó a la conclusión de que estas enormes rocas debían proceder del exterior del cráter o de varios kilómetros río arriba y que fueron arrastradas hasta el lecho del lago por una inundación repentina que fluyó hasta nueve metros por segundo y movió hasta 3 mil metros cúbicos de agua por segundo.

Estas enormes rocas situadas en las capas superiores del delta son el material depositado más reciente, mientras que los cantos rodados reposan sobre capas de sedimentos más antiguos y mucho más finos, un indicador de que, durante gran parte de su existencia, el antiguo lago fue alimentado por un río que fluía suavemente.

Con el tiempo, el cráter sufrió repentinas inundaciones que depositaron grandes rocas en el delta y, después, un cambio climático -que no se sabe por qué fue originado-, hizo que el lago se secara. Durante los miles de millones de años siguientes, el viento erosionó el paisaje y creó el cráter que vemos hoy.

Estratigrafía de la escarpa en abanico occidental b. Foto: N. Mangold et al., Perseverance rover reveals an ancient delta-lake system and flood deposits at Jezero crater, Mars, Science, octubre 2021
Esta imagen de «Kodiak», un remanente del depósito de sedimentos en forma de abanico dentro del cráter Jezero de Marte conocido como el delta, fue tomada por el instrumento Mastcam-Z de Perseverance el 22 de febrero de 2021. Foto: NASA/JPL-Caltech/ASU/MSSS

A medida que el rover explore el cráter, los científicos esperan descubrir más pistas sobre la evolución climática e hidrológica del planeta rojo porque, si Jezero fue un entorno lacustre, sus sedimentos podrían contener rastros de antigua vida acuática.

En su próxima misión, Perseverance buscará lugares para recoger sedimentos y muestras que enviará a la Tierra para que los científicos busquen biofirmas marcianas.