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A excepción de México, donde la Delta sí predomina sobre el resto, la situación se encuentra lejos de la vivida en Europa o Asia, donde en cuestión de semanas se diseminó como la pólvora dejando a su paso millones de contagios.

Santiago de Chile/Sao Paulo/Bogotá/Lima, 15 sep (EFE).– Encendió las alarmas de las autoridades en todo el mundo por su alta capacidad de contagio y en pocos meses se convirtió en la variante dominante en el mundo, sin embargo, la Delta se ha mantenido hasta ahora como un fenómeno minoritario en gran parte de los países de Latinoamérica.

La competencia entre las cepas, la vacunación diversificada o factores biológicos y culturales son algunas de las hipótesis que barajan los expertos para explicar este fenómeno, que todavía tiene a la región entre la cautela y la calma.

Con casi 44 millones de casos y 1.46 millones de muertes totales, Latinoamérica, una de las regiones más afectadas por la COVID-19 en términos sanitarios y económicos, lleva meses con brotes aislados de esta variante originada en la India e incluso países como Chile, Uruguay o Colombia disfrutan de una tregua pandémica.

CLIMA Y CULTURA

Desde que se notificó el primer caso de Delta en Chile el pasado junio, el país ha registrado una sostenida baja de contagios y ahora disfruta de uno de sus mejores momentos pandémicos, con más libertades que nunca desde la llegada del virus.

Covid-19 Imágenes de una crisis en el mundo del 15 de septiembre

Para el director del Instituto de Salud Pública de Chile, Heriberto García, una de las hipótesis que explicaría que la Delta no haya penetrado tanto tiene que ver con el clima, ya que en Europa se propagó rápidamente en verano, mientras que en el hemisferio sur era invierno.

«Otra razón serían los factores culturales. En Suramérica tenemos una idiosincrasia y una forma de relacionarnos que es diferente a la de otras partes del mundo y que podría no acomodar a la delta», dijo el experto a EFE.

COMPETICIÓN ENTRE VARIANTES

Otros de los motivos por los cuales ha crecido a un ritmo menor es la «competición» entre las diferentes variantes de la región, según el director del Centro Nacional de Salud Pública del Instituto Nacional de Salud de Perú, Fernando Donaires.

Escoltados por un soldado, dos médicos toman una muestra a Juana Bovadilla, de 79 años, durante una campaña de pruebas diagnósticas contra la COVID-19 en el barrio Villa María del Triunfo, el martes 12 de enero de 2021, en Lima, Perú.
Escoltados por un soldado, dos médicos toman una muestra a Juana Bovadilla, de 79 años, durante una campaña de pruebas diagnósticas contra la COVID-19 en el barrio Villa María del Triunfo, el martes 12 de enero de 2021, en Lima, Perú. Foto: Martín Mejía, AP

En Perú, que suma más de dos millones de contagios, la Delta ha dejado 244 casos y tiene una frecuencia del 20 por ciento, mientras que la Lambda -de origen andino y hallada en abril- llegó a suponer el 80 por ciento de los contagios.

En Chile, la Gamma es la mayoritaria, con un 41 por ciento de frecuencia, frente al 18 por ciento de Delta.

«Es una de las posibilidades que podría estar retardando la transmisibilidad de esta variante, pero es factible que en el transcurso del tiempo pueda de alguna manera incrementarse», afirmó a EFE Donaires.

En la misma línea, el infectólogo Unaí Tupinambás, de la Universidad Federal de Minas Gerais (Brasil), agregó que la escasa propagación de la Delta es un asunto «intrigante» que podría estar relacionado con que «tuviera una reacción cruzada» con otras cepas.

Un trabajador de la salud realiza una prueba rápida de COVID-19 a Ignacio Poblete, con un protector facial con la imagen de Batman, acompañado de su madre Marisol Aro, usando un protector facial con la imagen de la Mujer Maravilla, en Santiago, Chile, el sábado. 27 de junio de 2020.
Un trabajador de la salud realiza una prueba rápida de COVID-19 a Ignacio Poblete, con un protector facial con la imagen de Batman, acompañado de su madre Marisol Aro, usando un protector facial con la imagen de la Mujer Maravilla, en Santiago, Chile, el sábado. 27 de junio de 2020. Foto: Esteban Felix, AP

Esto podría explicar parcialmente por qué la Delta «no consiguió llegar con mucha fuerza a Brasil e inclusive redujo su prevalencia» del 61 por ciento a principios de agosto al 35 por ciento dos semanas después, alertó a EFE.

«La expectativa era que aumentasen los casos, pero ahora estamos viendo una reducción», agregó Tupinambás sobre el gigante suramericano, que suma 21 millones de infectados pero donde los promedios llevan semanas a la baja.

LA IMPORTANCIA DE LA VACUNACIÓN

Aunque lo ha hecho de forma desigual y con un tardío comienzo en algunos países, la vacunación avanza en Latinoamérica.

Chile y Uruguay están entre los que más rápido vacunan del mundo, con más del 70 por ciento de su población con el esquema completo; Ecuador supera el 50 por ciento, y Colombia, Brasil o Argentina están por encima del 30 por ciento, según la Universidad de Oxford.

Jonathan Arcanjo, repartidor de la empresa Favela Brasil Xpress, circula en bicicleta por los callejones de la favela Paraisópolis de Sao Paulo, Brasil, para entregar un paquete el martes 31 de agosto de 2021, en medio de la pandemia de COVID-19.
Jonathan Arcanjo, repartidor de la empresa Favela Brasil Xpress, circula en bicicleta por los callejones de la favela Paraisópolis de Sao Paulo, Brasil, para entregar un paquete el martes 31 de agosto de 2021, en medio de la pandemia de COVID-19. Foto: Marcelo Chello, AP

Para el doctor Flavio Salazar, vicerrector de Investigación de la Universidad de Chile, la inmunización ha sido «fundamental» para evitar rebrotes, así como el uso de vacunas de diferentes laboratorios.

Cuando a principios de año las dosis de Pfizer o AstraZeneca no llegaban, algunos países optaron por diversificar la vacunación con la adquisición de Sputnik V (no autorizada por la OMS) y de Sinovac (aprobada el pasado junio), que sirvieron para acelerar el proceso.

Además, el suero chino, que es de virus inoculado y completo, es «menos profundo pero más amplio» que otros como el de Pfizer, de ARN mensajero y que «no contienen las variedades suficientes para detectar algunas variantes», detalló a EFE Salazar.

Esto explicaría por qué Delta provocó rebrotes en Israel, donde sólo se administró la vacuna estadounidense-alemana, pese a tener un alto porcentaje de población inmunizada, especificó.

Las enfermeras llevan una hielera con dosis de la vacuna Sinopharm contra la COVID-19 en el barrio Fuerte Apache en la provincia de Buenos Aires, Argentina, el miércoles 18 de agosto de 2021.
Las enfermeras llevan una hielera con dosis de la vacuna Sinopharm contra la COVID-19 en el barrio Fuerte Apache en la provincia de Buenos Aires, Argentina, el miércoles 18 de agosto de 2021. Foto: Víctor R. Caivano, AP

EL AVANCE DE LA COLOMBIANA «MU»

Mientras que la Delta parece estancarse, una nueva variante comienza a ganar terreno en algunos países: la colombiana Mu, recientemente considerada «de interés» por la OMS.

Durante el tercer pico de la pandemia en Colombia, entre abril y agosto, el Instituto Nacional de Salud (INS) achacó la responsabilidad de lo ocurrido a esta cepa, que en Chile tiene una frecuencia del 29 por ciento, y ya ha superado a la Delta (18 por ciento).

Para el Carlos Trillos, coordinador de Epidemiología de la Universidad del Rosario, en Bogotá, esto no significa que se deba perder de vista la variante Delta, cuyo primer caso fue identificado en el país en julio pasado.

«A partir de ese momento hemos visto cómo en otras regiones han empezado a aparecer reportes de variante Delta detectada en Bogotá, Antioquia o Huila. Va a seguir creciendo, como sabemos Delta es una variante mucho más contagiosa», expresó a EFE.