Jaime García Chávez
13/09/2021 - 12:03 am
Maru Campos es ProVida
Es un hecho que no debemos perder de vista, que María Eugenia Campos Galván va a anteponer a sus responsabilidades sus convicciones personales.
A partir de ahora Chihuahua se gobernará con apego a la convicción de su Gobernadora. Habrá desprecio por la ética de la responsabilidad. Estas dos formas de abordar el problema, clásicas ya en la ciencia política, cobrarán un papel esencial para ir sometiendo a balance el desempeño del futuro Gobierno de la entidad norteña, que abona en su favor tres administraciones en las figuras de Francisco Barrio Terrazas (1992-98), Javier Corral que recién terminó un quinquenio, y la administración que ahora despunta.
El albiazul refrendó en la elección de este año con características peculiares ya que se puede enfatizar que se fue un PAN y llega otro con características diferentes. Los primeros dos, y en ocasiones de los dientes para afuera, le quemaron incienso a la figura de Manuel Gómez Morín y su proyecto electoral de corte liberal. Hoy Campos Galván, también en las apariencias, entona los nombres del fundador de Acción Nacional y de Luis H. Álvarez, que mantuvo encendida la llama de la insurgencia antipriísta en la entidad desde 1956.
El PAN que llega ahora tiene notas que lo distinguen: a diferencia del pasado inmediato, la ahora Gobernadora no tan sólo no estuvo en la mística “brega de eternidad”, sino que ya acumula en su haber personal antecedentes como Diputada federal, combatiente dentro del calderonismo de 2006; Diputada local, institución en la cual apoyó sin cortapisas al Gobierno de César Duarte, y Alcaldesa de Chihuahua por cinco años, amén de funcionaria de la administración federal en los tiempos de seca electoral.
Ya no es la clásica figura que cada dos o tres años hacía escoleta electoral de cara al partido hegemónico. La nueva clase política ya ha disfrutado las mieles del poder, se ha acostumbrado a él y para tenerlo ha reproducido la misma cultura política que como común denominador caracteriza a quienes han ocupado cargos de la más variada índole. Lo mismo pragmatismo vil que empleomanía y eslabonamiento con los intereses económicos que se traslapan con el Gobierno para obtener beneficios, al margen de las instituciones creadas para el beneficio de la sociedad.
Lo escrito se puede considerar “denominador común” y tenerlo como algo que no aporta ninguna novedad. En el caso chihuahuense hay que tomar en cuenta que la actual Gobernadora pertenece a una ultraderecha radical, con una visión comprometida con la plataforma ProVida, no nada más en sus agendas relativas a las políticas concernientes a la salud reproductiva y a la despenalización del aborto, sino que también va más allá en un tema que no hay que perder de vista. Se trata de la vinculación de toda una filosofía política, sustentada como expresión de los sectores oligárquicos de la economía chihuahuense que en su desenvolvimiento viene desde la élite porfiriana de fines del siglo XIX y con un lenguaje pontificio inequívoco. En otras palabras, se conjugarán en una sola voluntad poder económico y político y en esa empresa el PAN cuenta con el apoyo de lo que queda del PRI y del PRD, ambos traidores a sus respectivas plataformas ideológicas en la materia que me ocupa.
Es un hecho que no debemos perder de vista, que María Eugenia Campos Galván va a anteponer a sus responsabilidades sus convicciones personales, y ya hay una muestra sumamente clara: con motivo del fallo unánime de la Suprema Corte Justicia de la Nación en torno a la constitucionalidad de una legislación penal del estado de Coahuila, ella se puso sobre su cuerpo los símbolos de su militancia ProVida; lo hizo con arrogancia y el desprecio de una pluralidad chihuahuense y una realidad que todos los días toca a la puerta en el territorio estatal.
Dicho de otro modo, ella está porque se penalice el aborto y seguramente estará porque no se toque la Constitución del estado que estableció como principio la defensa de la vida desde el momento de la concepción. La nueva Gobernadora es ajena y contraria a la ética para gente inteligente, aquella que le recomienda a los funcionarios, del rango que sean, acatar la ley aunque riña con sus más íntimas convicciones religiosas, como es el caso.
10 septiembre 2021
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