Las mujeres afganas hablan de sus temores ante la vuelta de los talibanes al poder y lo que representa. Las habitantes de Afganistán buscan salir del país debido a que no podrían trabajar o estudiar libremente.
Francia, 28 de agosto (Radio Francia Internacional).- Tras la vuelta al poder de los talibanes en Afganistán, el 15 de agosto pasado, las mujeres afganas temen volver a la situación de hace 20 años, cuando no podían vivir, trabajar o estudiar libremente. Radio Francia Internacional da la palabra a las mujeres afganas, exiliadas o en Afganistán.
«Una línea roja fundamental será el modo en que los talibanes traten a las mujeres y las niñas y respeten sus derechos a la libertad, a la libertad de movimiento, a la educación, a la expresión personal y al empleo, de acuerdo con las normas internacionales de derechos humanos», declaró la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en una reunión especial del Consejo de Derechos Humanos sobre Afganistán celebrada el martes 24 de agosto.
Desde el regreso de los talibanes al poder en Afganistán, las mujeres afganas temen no poder volver a la escuela o a la universidad, como ocurría en los años 90.
«PODEMOS CAMBIAR MUCHAS COSAS, PERO TENEMOS QUE SER VALIENTES»
«A las mujeres les gustaría poder continuar su educación, pero depende de la situación del país», comenta Shkula Zadran, exrepresentante de la ONU para la juventud afgana. «Si los talibanes no les permiten ir a la universidad, ¿cuál es la alternativa para ellas? Tal vez por ahora sería bueno continuar con los cursos en línea, como lo hicimos por la COVID-19. Esto permitiría a las niñas continuar sus estudios desde casa hasta que la situación política y de seguridad mejore», estimó.
La estudiante, que cursa un Máster en Relaciones Internacionales en Kabul, se mostró sin embargo esperanzada: «Las mujeres afganas no son las mismas que hace 20 años. Tienen talento, están comprometidas, tienen grandes sueños y nadie puede detenerlas. Es obvio que, si los talibanes quieren detenernos, si quieren restringirnos, les será imposible. Tienen que enfrentarse a nosotras, tienen que enfrentarse a estas jóvenes y valientes mujeres afganas, a esta joven y valiente generación. Por supuesto que tenemos miedo. Proteger los derechos, las libertades y las victorias de las mujeres afganas es entre nuestras mayores preocupaciones. Pero esta vez, la diferencia es que no dejaremos que nadie nos limite ni nos ponga obstáculos», afirmó.
Una activista de Herat (oeste del país) está de acuerdo: «Recibimos numerosos mensajes de mujeres, de activistas, que nos dijeron de alzar la voz, salir de nuestras casas, no tener miedo, y decirles a los talibanes que somos mujeres y también tenemos un papel que jugar en este país. Si las mujeres muestran a los talibanes que son bastante valientes ahora, nadie podrá golpearlas, obligarlas a quedarse en sus casas. Podemos cambiar muchas cosas, pero tenemos que ser valientes», recalca. Esto incluye manifestaciones, como la del 19 de agosto pasado, Día de la Independencia Afgana.
DEPORTISTAS EN EL PUNTO DE MIRA: «SEGUIRÉ NADANDO Y ME HARÉ MÁS FUERTE QUE ANTES»
Entre las mujeres afganas, las deportistas están particularmente preocupadas, porque para muchas de ellas, el deporte ha sido un importante medio de emancipación. La nadadora Helena Saboori, que forma parte de la Federación Afgana de Natación, «no ha salido desde que los talibanes tomaron la ciudad», escribe desde Kabul.
«No los veo, pero siento su presencia, siento el miedo que se apodera de mí, que me llena de preocupación: es como un monstruo… Y me siento como un ratoncito. Cuando vi las imágenes de los talibanes entrando en el centro de la ciudad, me sentí mal. Pero también me dije a mí misma que nunca me rendiría, que seguiría nadando y que me haría aún más fuerte que antes. No sé cómo ni cuándo, pero estoy segura de que ocurrirá, de que seré más fuerte que antes», afirma.
ALCADESA AFGANA QUIERE SER LA VOZ DE LAS «MUJERES AFGANAS SILENCIADAS» DESDE ALEMANIA
El lugar de las mujeres en la política también está comprometido. Zarifa Ghafari, la primera y más joven afgana en ocupar el puesto de Alcaldesa en el país, en Maidan Shar, huyó a Alemania al sentir que su vida corría peligro.
«Mi familia y yo no estamos aquí como migrantes. Estamos aquí para ser la voz del 99 por ciento de afganas y afganos que actualmente se esconden en sus casas. Seremos la voz de todas aquellas que ya no pueden trabajar, que ya no pueden alzar la voz», resumió a los medios de comunicación alemanes a su llegada.
LAS ARTISTAS «DESTRUYEN SUS OBRAS «
Las artistas también temen estar entre las primeras en sufrir la ira de los talibanes. La artista y activista afgana Rada Akbar consiguió llegar a París, pero no todas las artistas afganas han tenido tanta suerte.
«Algunas artistas afganas que conozco no pudieron ser incluidas en una de las listas de repatriación y están atrapadas en el aeropuerto: tienen mucho miedo, porque los talibanes han anunciado que no permiten la música ni el arte. Por eso, todo el mundo entra en pánico y destruye sus obras, documentos o cualquier cosa que pueda ponerlos en peligro. Pero los talibanes llevan meses recopilando información sobre las mujeres artistas a través de las redes sociales», explica Rada Akbar.
«He enviado algunas de mis obras al extranjero, pero muchas de ellas siguen en Afganistán: sé que los talibanes las destruirán. Era muy difícil ser artista en Afganistán, requería mucho tiempo y esfuerzo. Perderlo todo así me lastima. Pero me prometí a mí misma que no dejaría de alzar la voz y que seguiría haciendo mi trabajo», continúa, decidida.
DOBLE AMENAZA CONTRA LAS CERCA DE 300 JUEZAS
Mientras que unas 300 mujeres eran juezas antes de que los talibanes tomaran el poder, ahora viven atemorizadas. RFI ha recogido el testimonio de una joven jueza que desea permanecer en el anonimato.
Tras 10 años en la profesión, habiendo ejercido en Mazar-I-Sharif y Balkh y como jefa de la Corte Primaria de Menores, también se atacó a la corrupción en el país. Pero, como muchas de sus compatriotas, ahora sólo tiene un deseo: irse.
«Yo era un ejemplo para muchas chicas que se decían a sí mismas: ‘Yo también podría ser jueza algún día’. Lo que es realmente difícil para mí es que los talibanes nos amenazaron primero desde la distancia, me refiero a nosotras, las juezas.
Y ahora se han apoderado de las instituciones. La otra amenaza viene de los prisioneros que hemos condenado y que han sido liberados por los talibanes. Hace dos días, el portavoz de los talibanes dijo que las mujeres ya no podrán ejercer de juezas. Es la principal razón por la que quiero abandonar el país», lamenta.