La humanización de los refugiados en Europa es retratada en As Far as I Can Walk

28/08/2021 - 5:55 pm

As Far As I Can Walk, uno de los doce largometrajes que compite este año por el Globo de Cristal en el Festival Internacional de Karlovy Vary, relata el conflicto amoroso entre Strahinja y Ababuo, una pareja que vive en un campo de refugiados serbio.

Por Alejandro Giménez

R.Checa, 28 de agosto (EFE).- Detrás de cada uno de los miles de refugiados e inmigrantes que llegan a Europa hay historias, que se diluyen en la generalización y la frialdad de los números. Contra eso lucha As Far As I Can Walk, una película sobre una pareja de ghaneses que compite en el festival de Karlovy Vary.

«Ahora, con Afganistán, veo de nuevo como los medios solo hablan de números. Si empezamos a hablar de personas servirá para entender lo que tenemos que hacer para ayudarnos los unos a los otros», afirma a Efe Stefan Arsenijevic, director de la cinta.

As Far As I Can Walk, uno de los doce largometrajes que compite este año por el Globo de Cristal en el Festival Internacional de Karlovy Vary, relata el conflicto amoroso entre Strahinja y Ababuo, una pareja que vive en un campo de refugiados serbio.

«Mi idea principal era tratar a los migrantes de forma individual, como trataría a cualquier otra persona. Los problemas que tiene mi protagonista son cosas que le podrían pasar a cualquiera», detalla el cineasta serbio.

LA DURA RUTA DE LOS BALCANES

Su película relata el viaje que Strahinja, un ghanés que intenta ganarse la vida en Serbia, hace por los Balcanes para encontrar a su mujer, que se fugó del campo de refugiados donde vivían para cumplir su sueño de ser actriz en Londres.

«Conocí a un refugiado de Ghana. La mayoría quieren ir a Europa Occidental, pero este se quería quedar y construir su vida aquí. Fue muy inspirador conocer a alguien así», cuenta Arsenijevic.

Con 44 años, Arsenijevic, que nació y creció en Belgrado, está acostumbrado a convivir con todos los migrantes que cruzan desde hace años por su país recorriendo la «ruta de los Balcanes» camino de países ricos de Europa.

[youtu.be/tQRf6CHfZwY]

«Para mí no se trata de un tema atípico», explica el serbio, que reconoce haber experimentado los problemas de las guerras de la antigua Yugoslavia en primera persona.

REFUGIADOS REALES

En la fase de preproducción de As Far As I Can Walk, Arsenijevic y su equipo llevaron a cabo un gran proceso de documentación para representar de la mejor manera posible la idea de que los migrantes no son una masa homogénea.

De hecho, decidieron que todos los figurantes que aparecieran en la película, así como en sus recreaciones de campos de refugiados, fueran refugiados reales.

«Contactamos con centros de refugiados serbios. Fue un proceso largo, pero mi equipo pasó tiempo con ellos, se ganaron su respeto y confianza y, al final, acabaron aceptando», relata Arsenijevic.

Este acuerdo permitió, por un lado, que decenas de migrantes pudieran desempeñar un trabajo remunerado y, por otro, que el largometraje fuera lo más fiel a la realidad posible.

«Fue una experiencia muy positiva, cada día estaban más involucrados en el proceso», reconoce el director, que explica cómo los refugiados corregían algunas escenas del rodaje cuando sentían que eran demasiado irreales.

Los protagonistas, por su parte, son actores profesionales, entre los que destaca el francés Ibrahim Koma, que como Strahinja aparece en todas y cada una de las escenas del filme.

AMOR CONTRA LA DISCRIMINACIÓN

La trama de As Far As I Can Walk («Tan lejos como pueda caminar») está inspirada en el conocido poema medieval serbio Strahinja Banovic, sobre un noble que viaja en busca de su esposa raptada.

Escena De <em>as Far As I Can Walk<em> Foto Especial

«Es una parte muy importante de la herencia serbia porque habla de temas poco habituales en la Edad Media, como el amor, la infidelidad femenina y el perdón», cuenta el director.

En su película, es Strahinja quien cruza fronteras para encontrar a su mujer, Ababuo, tras fugarse con un grupo de sirios que querían llegar a Londres.

Arsenijevic considera que su película llega «en un buen momento», porque habla sobre el perdón en una época en la que el mundo está «más dividido que nunca».

«Pensé en hacer este experimento artístico utilizando migrantes africanos, que mucha gente discrimina en Serbia, para revivir historias importantes. Esto nos permite entender mejor la crisis de los refugiados y vernos reflejados en ellos», reconoce.

Arsenijevic insiste en que ya durante la redacción del guión quiso centrar la película en la historia de amor, más allá de que los protagonistas sean migrantes, para evitar tratarlos como víctimas.

«Dejé claro que el problema aquí es el amor. Es un asunto humano, la crisis de los refugiados lo amplifica y hace más duro, pero la clave son las relaciones personales», resume.

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