Libros

El mandatario mexicano dio a conocer que como parte del programa de ediciones de libros básicos y fundamentales de escritores destacados del país, el Fondo de Cultura Económica (FCE) va a lanzar la colección «21 para el 21», la cual tiene que ver con los 700 años de la fundación de la Ciudad de México, con los 500 años de la invasión extranjera y con los 200 años de la Independencia.

Ciudad de México, 26 agosto (SinEmbargo).– Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica (FCE), anunció esta mañana que el Gobierno federal repartirá por el país 21 títulos de libros, cien mil ejemplares cada uno, de grandes autores mexicanos. Entre ellos están lo mismo Octavio Paz que Elena Garro, Carlos Monsiváis que Mariano Azuela.

En conferencia de prensa, detalló que se trata de una colección de obras que comprenden desde la Independencia de México hasta mediados del siglo XX. «Consiste en 21 títulos de 100 mil ejemplares cada uno. Fue financiada por el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado», explicó.

Desde Palacio Nacional, Taibo Mahojo reveló que el proyecto tuvo un costo de 45 millones de pesos, en los que ya se incluyen los costos de impresión, el pago de derechos de autor a los herederos o a los autores, y el «microcosto de distribución, mínimo, prácticamente inexistente».

«El costo unitario por cada libro se ponía así en los 21 pesos, lo cual, cuando vean los libros van desde libros de 300 páginas hasta libros de un centenar, pero el costo promedio reunía esto», apuntó durante su exposición frente a los medios de comunicación.

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El también escritor señaló que «21 para el 21» nació hace unos meses dentro de lo que llaman la estrategia de una república de lectores, esto con la idea de «producir una gran colección en términos de títulos y ejemplares que nos permitiera una distribución masiva a lo largo y ancho del país».

«Al final optamos por 21 títulos tras largas discusiones en el Consejo Editorial del Fondo de Cultura y tuvimos algunos problemas. En algunos casos, algunos libros que nos interesaba que salieran en esta colección, o las agencias literarias o los herederos no estaban a favor de que sus autores tuvieran una distribución gratuita», contó.

En otros, agregó, las contradicciones eran más complicadas todavía, ya que «mientras los herederos decían ‘sí’, las agencias literarias decían ‘no’. El hecho es que fue depurándose una lista a partir de lo que había en el Fondo de Cultura a partir de conversaciones con autores que recogieran libros post independencia».

Paco Ignacio Taibo II también afirmó que armar y producir la colección no era tan complicado. Además, relató que la Impresora y Encuadernadora Progreso (IEPSA) trabajó a una gran velocidad los ejemplares, hecho que agradeció.

«Tuvimos problemas de almacenamiento. Dos millones 100 mil libros desbordaban las bodegas del Fondo y de Educal. El problema con la producción de libros en una operación, esta que es la operación más grande que ha habido en la historia de América Latina de regalo de libros, es muy arduo», sostuvo.

Asimismo, el encargado del FCE aseguró que no se puede volantear los libros ni pararse en una esquina y regalarlos. «Tienes que encontrar que el libro indicado llegue al lector posible o el lector indicado. Tienes que crear una distribución fragmentada bajo la lógica de a quién vas, quién buscas y cómo llegas», enfatizó. En términos de la distribución, abundó, se optó por 65 por ciento a través de la Presidencia de México.

«¿Qué privilegiamos? Privilegiamos maestros de secundaria jubilados, los que están volviendo a leer en el ambiente que se ha creado en la República; privilegiamos jóvenes, becarios, por aquí, por allá; privilegiamos todas las estructuras de fomento a la lectura regadas, distribuidas por el país; privilegiamos los planes piloto donde llegamos formando mediadores de lectura con los librobuses», agregó.

Del mismo modo, dijo, se dio prioridad a bibliotecas en las normales, universidades rurales y los centros de secundaria de escuelas de ciencias del mar.

En su intervención, el Presidente Andrés Manuel López Obrador destacó que el FCE tiene mucha producción de libros. «Yo creo que como pocas veces en la historia se han editado libros que se venden a precios muy bajos y en algunos casos se entregan de manera gratuita porque necesitamos fomentar la lectura», subrayó.

«Es muy importante sobre todo en las nuevas generaciones de jóvenes que se afiance el hábito de la lectura aún con todo el bombardeo que hay de medios electrónicos y lo simplista que resulta ver sólo lo básico, las reseñas, la superficie de no ir al fondo. Entonces es muy importante el fomento a la lectura que se está haciendo en el FCE», consideró.

¿QUÉ TÍTULOS COMPRENDE «21 PARA EL 21»?

Entre los títulos que contempla la colección «21 para el 21» se cuentan Canek, de Ermilo Abreu Gómez, donde se narra la historia del antiguo héroe maya que, en 1761, dirigió una sublevación contra los españoles en el poblado yucateco de Cisteil. En tanto que Noticias biográficas de insurgentes apodados, de Elías Amador, rescata a los miles de participantes anónimos en la guerra de Independencia.

En Río subterráneo, de Inés Arredondo, la autora reúne doce cuentos que fluyen con una escritura precisa y exploran las zonas ocultas de la mente y del comportamiento humano. Por su parte, Tiempo de ladrones. La historia de Chucho El Roto, de Emilio Carballido, relata las huidas de la cárcel, los enredos de amores y otras peripecias de este personaje legendario, mientras que Muerte en el bosque, de Amparo Dávila, es una antología de cuentos que conjunta capítulos ensordecedores en la vida de los personajes que habitan sus páginas.

Por su parte, el texto de Guadalupe Dueñas, Tiene la noche un árbol, oculta en los veinticinco cuentos que contiene, una oscuridad a veces evidente y otras, labrada. Asimismo, Temóchic, de Heriberto Frías, reconstruye el enfrentamiento aguerrido de los pobladores de Temóchic contra el régimen porfirista, en defensa de su libertad religiosa y política, desde la mirada del subteniente Miguel Mercado.

Y Matarazo no llamó, de Elena Garro, habla de la vida de Eugenio Yáñez, quien se ve atrapado en un sórdido mundo, que lo lleva a un incierto y oscuro destino. En tanto, Pueblo en vilo, de Luis González y González, inaugura una forma de contar la historia, que el autor bautizó como microhistoria, a través del relato de la vida en San José de Gracia, un pueblo michoacano.

La sombra del caudillo, de Martín Luis Guzmán, enfrenta uno de los crímenes de Estado más terribles en la etapa post revolucionaria, señalando directamente a los presidentes Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. Y, en otro ángulo de la literatura, Apocalipstick, de Carlos Monsiváis, engloba 35 crónicas sobre la Ciudad de México y su paso en el tiempo, que retratan desde la cultura de las élites de la urbe hasta su cultura de cantinas, pulquerías y cabarets.

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En El laberinto de la soledad, el Nobel mexicano Octavio Paz describe un retrato detallado donde convergen el culto a la muerte, la soledad universal y los orígenes de la identidad social del mexicano, mientras que las páginas de Paseo de la Reforma, de Elena Poniatowska, recogen las costumbres nacionales y, al mismo tiempo, la unión de mundos totalmente distintos: el aristocrático, la clase explotada y los movimientos sociales.

El volumen Crónicas de amor, de historia y de guerra, de Guillermo Prieto, incluye catorce breves ensayos que van de las costumbres a las batallas, pasando por el amor, en tanto que El libro rojo de la Independencia, de Vicente Riva Palacio y Manuel Payno, congrega una serie de ensayos que ofrecen la oportunidad conocer las hazañas y los sacrificios de personalidades como Hidalgo, Allende, Morelos y Guerrero, entre otros, que ayudarán a los lectores a comprender su participación en la construcción de una nueva nación independiente.

La lírica, como elemento infaltable de esta colección, está representada por la Antología de poesía mexicana del siglo XIX, de Edith Negrín Muñoz, que recopila una muestra significativa de la producción poética de 31 autores, mientras que en otra línea de las letras, José C. Valdés, en su Breve historia de la guerra con los Estados Unidos, eleva la narración más allá del simple reporte de hechos, al dotarla de análisis y balance.

Luis Villoro se hace presente en esta colección, con su libro La revolución de independencia, donde busca explicar la estructura y los bandos ideológicos que sostuvieron y encauzaron el movimiento independentista de México y, por último, Josefina Vicens, en El libro vacío, atrapa al lector con una prosa intensa que muestra en su esplendor el diálogo interno, la reflexión profunda sobre la escritura, el deseo y las limitaciones de una persona cualquiera.

«La colección ’21 para el 21′ abonará a acortar la brecha que ha marginado a muchas comunidades que han estado alejadas de la lectura y contribuirá a fortalecer la cultura nacional entre quienes reciban los libros, cuya distribución será totalmente gratuita», concluyó el FCE.

Redacción/SinEmbargo

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