México

Con poco que se interponga en su camino a la Península, se espera que «Grace» se debilite ligeramente antes de volver a recuperar fuerza de huracán en el Golfo de México para tocar tierra nuevamente en el país a finales de semana.

Por Fabiola Sánchez

TULUM, México (AP).— El huracán «Grace» tocó tierra en la madrugada del jueves en el Caribe mexicano, justo al sur de los antiguos templos mayas de Tulum, y provoca una peligrosa marejada ciclónica. Las lluvias torrenciales y los fuertes vientos amenazaban con destruir las viviendas más frágiles y con impedir que los turistas pisen sus playas de arena blanca mientras cruza la Península de Yucatán.

El meteoro de categoría 1 ya había descargado sus lluvias sobre Haití — días después de un potente sismo_, Jamaica e Islas Caimán en ruta hacia un impacto directo en la Rivera Maya, el corazón de la industria turística de México.

El vórtice de «Grace» tocó tierra justo al sur de Tulum a las 04:45 de la madrugada con vientos máximos sostenidos de 130 km/h (80 mph), según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.

El estado de Quintana Roo abrió refugios y evacuó algunos hoteles y a residentes antes de la llegada de «Grace». El meteoro esquivó Cozumel, un popular destino de cruceros, y el centro de la localidad de Playa del Carmen, que suele estar lleno de música y de fiesteros, lucía inquietantemente desolado el miércoles en la noche. Las autoridades ordenaron el cierre de todos los negocios y un toque de queda a partir de las 20:00 horas.

Una excepción fue Axel Félix, un repartidor de pizza de 37 años que hacía su último reparto de la noche con un impermeable. “Ahora me voy a mi casa y ya no se sale hasta mañana», dijo. «Hay que cuidarse y encerrarse en la casa”.

Otro era Juan González, un estudiante de 25 años que paseaba a su perro. “En la casa estaremos todos tranquilos. Con comida. Esperando a ver qué pasa y con protección en las ventanas”, afirmó.

El Gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, dijo que las autoridades evacuaron hoteles que no estaban preparados para soportar huracanes y pidió la suspensión de la venta de alcohol en la región a partir de las 17:00 horas. Algunas aerolíneas cancelaron sus vuelos a la Península.

En la avenida principal de Tulum, turistas con impermeables de plástico caminaban entre charcos conforme los vientos se intensificaban. En la playa, la marea subía y los bañistas buscaban guarecerse de la arena empujada por el viento.

Soldados y marinos armados en camionetas vigilaban las calles de la ciudad.

Los negocios empezaron a tapiar las ventanas y se formaron filas en las tiendas de alimentos para adquirir productos básicos.

“Estamos tomando precauciones, haciendo algunas compras, como de leche, azúcar, agua y galletas, porque no sabemos hasta cuándo debemos estar encerrados”, comentó Adamaris García, un ama de casa de 21 años que estaba en una fila de decenas de personas en una tienda pequeña.

Algunos turistas se preocupaban por un día perdido de playa en sus vacaciones y otros se preparaban para pasar su primera experiencia con un huracán.

Johanna Geys, de Múnich, Alemania, estaba tomando una cerveza en Tulum el miércoles por la tarde. Es la primera vez que visita México y su primer huracán.

“No sabemos cómo es”, comentó Geys, una mesera de 28 años. La gente le ha dicho que no será malo.

Mientras salía de una tienda con algunos productos, Sarah Lynch, una estudiante de derecho en California de 25 años, dijo que no estaba demasiado preocupada.

“Tenemos agua adicional. Estamos preparados para el huracán y simplemente vamos a adaptarnos a la tormenta y ver qué pasa”, dijo Lynch. “Da un poco de miedo porque es algo desconocido, pero fuera de eso estamos bien. Hemos sobrevivido a la COVID”.

Hacia el norte, en Cancún, algunos pescadores alejaban sus botes de la orilla para protegerlos.

“El año pasado nos agarró así (sin prepararse) porque las informaciones que dan a veces no son correctas y a veces las aguantamos (las tormentas)”, comentó uno de ellos, Carlos Canché González. “Pero no creo que arrecie. Ya el año pasado la experiencia que tenemos, pues si arrecia o no arrecia, hay que salvar el equipo. De eso vivimos nosotros, somos pescadores de años”.

“Para uno como turista es muy negativo este huracán, porque todos tenemos actividades programadas para ciertos días y que a uno se las cancelen pues nos daña las vacaciones”, señaló Keny Sifuentes, un colombiano de 19 años que viajó a Cancún con su familia.

Las autoridades estatales dijeron que, hasta la semana pasada, la región albergaba a unos 130 mil turistas y que los hoteles estaban ocupados a más de la mitad de su capacidad a pesar de la pandemia de coronavirus.