Magdalena empieza un peregrinar desde que la noticia de la desaparición de su hijo le deja un escalofrío profundo. Sale de Guanajuato hasta la frontera para ver si la morgue no tiene el cuerpo de su hijo, busca respuestas en la estación de autobuses y duerme en medio de migrantes buscando la rostro de su Jesús, pero pocas cosas tienen sentido. La violencia los ha alcanzado.
Ciudad de México, 4 de agosto (SinEmbargo).– Desde el otro lado de la historia, el que no enaltece al narcotráfico y se preocupa por mostrar el impacto emocional sobre las personas que ha dejado la violencia del crimen organizado, transcurre Sin señas particulares, filme dirigido por Fernanda Valadez y coescrito por Astrid Rondero, que llega a salas de cine este 5 de agosto.
La cinta es protagonizada por Mercedes Hernández en el papel de Magdalena, una madre que está en la búsqueda de su hijo que desapreció cuando viajaba rumbo a Estados Unidos en la búsqueda de un mejor futuro. Jesús, como se llama, tomó un camión junto a su amigo Rigo para llegar a la frontera, pero en el camino fueron interceptados sin dejar rastro.
«Fue un tema de nos conmovió y nos impactó mucho ya desde hace más de 10 años. Creo que todos sentimos como mexicanos que empezamos a vivir una mayor violencia que como que se nos iba acercando y en todo este contexto las historias de las familias, particularmente las madres de los desaparecidos nos conmovieron muchísimo y quisimos contar una historia que fuera una especie de homenaje muy respetuoso en la perspectiva de una de estas madres», cuenta Fernanda Valadez en entrevista con SinEmbargo.
Sin señas particulares nació a partir del primer trabajo audiovisual de la directora, su cortometraje 400 maletas (2014), el primer acercamiento de Fernanda Valadez con la violencia que arreciaba en el país y que trataba de entender esta ola que cobraba vidas a diestra y siniestra.
Para no caer en lo superficial, Fernanda Valadez y Astrid Rondero se documentaron para trabajar el guión de la película:
«Nos llevó un proceso de investigación donde nos acercamos a trabajos periodísticos, a muchos periodistas, pero mencionamos generalmente a Javier Valdez que tiene un entendimiento muy humano, muy especial de las víctimas, por supuesto. Pero también de aquellos jóvenes que son ‘jalados’ como en una especie de remolino de violencia porque el reclutamiento forzado es uno de los temas que también nos interesan en esta película. Cómo es que miles de jóvenes acaban en las filas del crimen organizado».
Magdalena empieza un peregrinar desde que la noticia de la desaparición de su hijo le deja un escalofrío profundo. Sale de Guanajuato hasta la frontera para ver si la morgue no tiene el cuerpo de su hijo, busca respuestas en la estación de autobuses y duerme en medio de migrantes buscando la rostro de su Jesús, pero pocas cosas tienen sentido.
Mercedes Hernández tuvo que también documentarse bien para encontrar la guía y darle vida a Magdalena.
«Leyendo. Leyendo muchas crónicas periodísticas, reportajes, testimonios, por supuesto, también leyendo el guión de Fernanda y Astrid, tratando de comprender momentos por los que Magdalena pasaba y pensando mucho en que me iba a tocar encarnar a un personaje ficticio pero que podría ser varias de las mujeres que realmente están buscando a sus hijos. Eso le daba una dimensión humana al personaje. Sabía que estaba frente a un personaje, pero que era una mujer real, una persona que está buscando y que el amor la mueve a romper su propios limites».
En su camino, Magdalena conoce a Miguel, un joven deportado en Estados Unidos que regresa a México para reencontrase son su familia. Ambos se acompañan en sus búsquedas, pero la violencia les sigue a cada paso.
UN CINE NARRADO DESDE OTRAS PERSPECTIVAS
Sin señas particulares estrenó en el festival de Sundance en 2020, y a partir de ahí inició un camino de reconocimientos en otros encuentros de cine como el Festival de Lima, Molodist International Film Festival-Kiev San Sebastián, Festival de Cine de Morelia, entre muchos otros más.
Tanto Fernanda como Astrid vieron en este filme la ventana para mostrar que el cine es un gran canal para sólo entretener y hacer resonar el voz de las mujeres creadoras de cine.
«El trabajo que hace el cine no nada más es el del entretenimiento, aunque también los es. Tenemos gran oportunidad de decir algo, que sea más importante, que mueva conciencias, que nos ayude a voltearnos a ver a nosotros mismos como sociedad a preguntarnos muchas cosas. Para nosotras Sin señas particulares era esa gran oportunidad también de contarlo desde otra perspectiva, finalmente el que seamos mujeres casi todas las que estamos en el equipo de trabajo creo que le da esa perspectiva distinta».
De acuerdo con Anuario Estadístico del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) de esta año, el porcentaje de participación de mujeres en realización cinematográfica de largometrajes de 2010 a 2020 fue de un 37 por ciento frente a un 63 por ciento de hombres.
Astrid Rondero señala que aunque la partición de mujeres va creciendo, aún hay camino por recorrer e historias por contar:
«Esta última década, así como la violencia, se ha desatado de manera terrible, también habemos más mujeres en el cine. Más fotógrafas, más directoras, más productoras, más guionistas, y eso creo que también impacta a la forma que contamos historias. Una de las cosas que también nos entusiasmaba mucho era contar esta aventura, que son aventuras verdaderamente tremendas, no nada más la de los padres en busca de sus familiares, si no también las aventuras que viven las personas que quieren cruzar al otro lado, contarlas desde comunidades que lo viven más. El haber filmado en Guanajuato con gente que está totalmente atravesada por la migración, pues le dio también otra profundidad a la película y eso es lo que uno gana cuando empezamos a trabajar en equipo de gente mucho más diversa».
Esta historia narrada por dos mujeres se aleja a otras hechas a partir de perspectivas masculinas donde muchas veces la violencia es parte del «espectáculo». La forma en plantearon esta historia, llevó a las cineasta a actuar con responsabilidad hacia las verdaderas víctimas que ha dejado la violencia.
«Lo intentábamos al poner la historia en la perspectiva de una madre era no hablar de la violencia. Esta película es todo lo contrario a la glorificación de la violencia, lo que queríamos hablar era del impacto emocional de la violencia en las personas, cómo eso cambia vidas de múltiples maneras y entonces de esa forma está contada. Nosotras íbamos discutiendo desde que escribíamos y al momento de filmar, eran discusiones incluso éticas, sobre cómo reflejar la violencia. Se trata no de promoverla, sino todo lo contrario, lo que queríamos era reflexionar y pensar cómo estos fenómenos lo que hacen es impactar la vida de las personas».
Sin señas particulares, que llega a salas bajo el sello de Cinépolis Distribución, fue filmada mayormente en Guanajuato, donde es oriunda la directora. Aunque la cinta fue rodada cuando aún no arreciaba la violencia en el estado, recalcan que desde entonces la violencia en otros puntos de país ya las había puesto alerta durante la filmación.
«Fer decía algo que es muy cierto, que ‘en México la violencia no desaparece sino que se muda de estado’. Para nosotros fue muy conmovedor, muy fuerte, ver que el estado donde estuvimos nosotras relativamente seguras, porque siempre es relativo en México, ninguna mujer puede decir que está segura, de pronto se convirtió en uno de los estados número uno en violencia, eso para nosotros fue impactante. Cuando filmamos tuvimos precauciones, que la mayor parte de los cineastas tenemos; y esa también es una gran pregunta para nosotros como realizadores y gente de cine, que son precauciones que no tienen en otros lados del mundo, eso habla del nivel de violencia y cómo la violencia está generalizada en todo los estados y todos los rincones. Cosas como en la escena que tuvimos en donde iba a ver armas falsas, de juego, fue una secuencia de la que cuidamos muchísimo, nos dimos como producción a la tarea de explicar que estábamos haciendo una película, que no se fueran a espantar. Contamos con todo el apoyo de las autoridades de Guanajuato, justo porque uno sabe dónde está realmente, por más que conozca la comunidad», culmina Rondero.