The Economist compara a AMLO con Cantinflas por la pregunta de la Consulta
PorRedacción/SinEmbargo
18/07/2021 - 11:13 am
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La posición de la revista respecto a López Obrador no es nueva. Aunque en esta última edición parte de una idea falsa –que la pregunta cantinfleada de la Consulta Nacional es la que propuso el Presidente de México–, la crítica no es distinta a lo que ha dicho en el pasado. The Economist se ha expresado abiertamente a favor del liberalismo económico y es, por tanto, antagónica a cualquier política que plantee un Estado de bienestar, por ejemplo; o más control de los estados nacionales sobre la economía. El político mexicano, en cambio, cree que el Gobierno debe retomar el control de las variables que durante décadas se usaron para beneficiar a pocos y afectar a las mayorías.
Ciudad de México, 18 de julio (SinEmbargo).– La revista inglesa The Economist se centra en la pregunta de la Consulta Nacional del 1 de agosto. “Pudo haber sido ideada por Cantinflas, un cómico que convirtió el gusto mexicano por el circunloquio en una forma de arte absurda”.
La pregunta es algo absurda, en efecto; y dicho incluso por quienes impulsan la Consulta Nacional: “¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”
La revista británica agrega, en un artículo publicado en su última edición: “Esto es lo que el Presidente Andrés Manuel López Obrador quiere que los mexicanos decidan en un referéndum nacional el 1 de agosto. Descodificado, lo que significa es: ¿debería estar autorizado para orquestar una especie de juicio-espectáculo no oficial sobre sus cinco predecesores más recientes y sus subordinados?”.
The Economist basa su análisis en la idea de que esa pregunta (que “pudo haber sido ideada por Cantinflas”) es de López Obrador. Pero no menciona que la pregunta original, la que fue enviada por el Presidente, decía:
“¿Está de acuerdo o no con que las autoridades competentes, con apego a las leyes y procedimientos aplicables, investiguen, y en su caso sancionen, la presunta comisión de delitos por parte de los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto antes, durante y después de sus respectivas gestiones?”.
Pero la mayoría en la Suprema Corte de Justicia de la Nación decidió la que será aplicada este 1 de agosto por el Instituto Nacional Electoral (INE).
“López Obrador siempre ha insistido en que se convirtió en Presidente para trazar una línea en menos de 30 años de lo que él llama un Gobierno corrupto y ‘neoliberal’. A esos cinco presidentes los responsabiliza de diversas formas: por la corrupción, la concentración de la riqueza, el fraude electoral y una fallida guerra contra las drogas que engendró aún más violencia. Poco después de su aplastante victoria en 2018, comenzó a hablar sobre la celebración de un referéndum sobre si llevar a los expresidentes a juicio”, dice la publicación.
AMLO Y THE ECONOMIST
La posición de la revista respecto a López Obrador no es nueva. Aunque en esta última edición parte de una idea falsa –que la pregunta cantinfleada de la Consulta Nacional es la que propuso el Presidente de México–, la crítica no es distinta a lo que ha dicho en el pasado. The Economist se ha expresado abiertamente a favor del liberalismo económico y es, por tanto, antagónica a cualquier política que plantee un Estado de bienestar, por ejemplo; o más control de los estados nacionales sobre la economía. El político mexicano, en cambio, cree que el Gobierno debe retomar el control de las variables que durante décadas se usaron para beneficiar a pocos y afectar a las mayorías.
Apenas antes de las elecciones, el 27 de mayo pasado, The Economist, una abierta defensora del liberalismo económico en el mundo, le dedicó la portada para América Latina. Era un grabado en alto contraste, rojo y negro, con López Obrador de corbata y viendo al infinito; y soldados, y el logo de Petróleos Mexicanos (Pemex). Se trató de una crítica dura al Presidente de México, aunque no distinta a las que le ha hecho en el pasado, cuando era apenas un dirigente social.
El título de la portada: “El falso Mesías”. Ya antes, apenas unos días previos a las cruciales elecciones de 2006, el historiador mexicano Enrique Krauze había utilizado el mismo recurso. “Mesías Tropical”, le llamó entonces el también escritor.
“En un mundo plagado de populistas autoritarios, el Presidente de México de alguna manera ha escapado del centro de atención. Los liberales condenan furiosamente la erosión de las normas democráticas bajo Viktor Orban de Hungría, Narendra Modi de India y Jair Bolsonaro de Brasil, pero apenas notan a Andrés Manuel López Obrador”, decía la revista inglesa.
El Presidente calificó de “majadera, grosera y mentirosa” la portada de The Economist, un día después de que se difundiera, que se sintió “importante”, en tono de broma, porque le dedicó el artículo principal. También señaló que le pareció normal que la revista inglesa lo denostara. Desde el Salón Tesorería de Palacio Nacional, el mandatario sí denunció que la revista llamara a votar en contra de su proyecto. Dijo que él no va a Inglaterra a pedir que voten a favor de un candidato.
“Estas revistas o periódicos del extranjero se dedicaron a aplaudir las políticas neoliberales. Están a favor de las privatizaciones y siempre guardaron silencio ante la corrupción que imperó, se dedicaban nada más a elogiar a los políticos corruptos de México porque son conservadores. Siempre. Entonces ahora están molestos porque la gente está apoyando una transformación”, acusó.
Frente a los medios de comunicación, el Jefe del Ejecutivo federal afirmó que se sacó “esta portada majadera, muy grosera, desde luego mentirosa, llamándome ‘El falso Mesías’. ¿Se acuerdan de aquello de ‘El Mesías tropical’? Pues es lo mismo y todavía con falta de ética, llaman a los mexicanos a que no voten por lo que nosotros podemos representar”.
Pero no todos tuvieron la misma reacción que el Presidente. Grupos simpatizantes adoptaron o intervinieron la portada, cuya ilustración evocan las campañas oficiales del cardenismo y tienen similitudes con el constructivismo ruso o soviético.
Usuarios de redes y simpatizantes tomaron esa portada que buscaba exhibir a López Obrador como un autoritario y la usaron para decorar desde camisetas hasta sus mismas carátulas en las cuentas de Twitter, Facebook, etcétera; o incluso para volverla propaganda electoral.
Redacción/SinEmbargo
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