Rodada antes de la pandemia, la película, que estaba lista para presentarse en el Festival de Cannes de 2020 que no se celebró, es una historia surrealista que muestra la Rusia actual exacerbando los problemas y las realidades.
Cannes (Francia), 13 jul (EFE).- Hace tres años el ruso Kirill Serebrennikov estuvo ausente de la presentación en Cannes de su filme Leto por estar en arresto domiciliario. Ya no lo está pero no puede viajar al extranjero y hoy defendió su nuevo filme, Petrov’s flu, a través de una conexión de FaceTime.
Contento y sonriente, el realizador se mostraba satisfecho de poder trabajar y aseguró que con la pandemia todo el mundo se ha habituado a hablarse a través de una pantalla.
«Soy una persona zoom. Estoy con ustedes y ustedes conmigo, así que genial», dijo divertido desde una pantalla de televisión en la rueda de prensa de presentación de su filme, que compite en la sección oficial del festival.
Detenido en 2017 por un caso de malversación de fondos públicos -acusación que ha sido denunciada por diversas organizaciones de derechos humanos-, el director ya puede trabajar, que es lo que más importaba.
Rodada antes de la pandemia, la película, que estaba lista para presentarse en el Festival de Cannes de 2020 que no se celebró, es una historia surrealista que muestra la Rusia actual exacerbando los problemas y las realidades.
Una película que adapta la novela The Petrovs In and Around the Flu de Alexey Salnikov, que Serebrennikov calificó de «obra maestra», centrada en la vida de la familia Petrov.
Empezando por el padre y luego la madre y el hijo, todos sufren alucinaciones a causa de la fiebre y piensan haber cometido actos tremendamente violentos.
Una historia prepandémica -«comenzamos el rodaje antes de que la palabra pandemia formara parte de nuestro vocabulario», resaltó el cineasta- que tiene mucho del sentimiento de pérdida, de incomunicación y de soledad provocada por la situación actual.
Aunque para Serebrennikov, la tendencia a la profecía ha existido siempre en la literatura rusa. «El dadaísmo y el surrealismo forman parte de nuestra vida, hay una especie de locura que nos acompaña, así que la situación que vivimos con la pandemia no es absolutamente desconocida para nosotros».
Brillante desde el punto de vista visual y técnico, con largas secuencias rodadas en un solo plano -la más larga dura 18 minutos, el realizador logra a través de los movimientos de la cámara meternos en la cabeza de cada uno de los personajes principales.
Y con los escenarios elegidos, muchos de ellos muy pequeños, hace sentir al espectador las fronteras psicológicas que sufren los protagonistas de una historia poblada de extraños personajes secundarios.
Una película que sale de toda la información que nos rodea hoy en día, de ese flujo continuo que recibimos por internet.
«Yo tuve una educación cinematográfica basado en el gran cine italiano, francés, británico y americano, pero ahora todos intentamos construir algo que nace a partir de la luz de la penumbra, que es efímera pero que al final deja algo que permanece, ya sea la literatura rusa o cualquier otra cosa».
El cineasta también destacó las dificultades de completar películas en Rusia y aseguró que durante el rodaje cada día parecía que no se iba a poder terminar la película, pero finalmente consiguió cerrar esta historia, que se proyectó anoche en un pase de gala en Cannes, en el que el director también estuvo presente por FaceTime.
«Ayer pusimos una alfombra roja en el estudio donde estoy rodando mi nuevo filme, así que hubo una doble fiesta, aquí y allí», explicó Serebrennikov, que tras la proyección de anoche se dirigió a los espectadores del Gran Teatro Lumiére para agradecer que su película se exhiba en Cannes.