De la operación y el posterior tratamiento de quimioterapia y radioterapia le quedó un tubo de traqueotomía que le impide hablar con normalidad, pero el intérprete, estrella de Top Gun (1986) junto a Tom Cruise, ya no se esconde.

Cannes (Francia), 7 jul (EFE).- El actor estadounidense Val Kilmer tardó meses en reconocer en 2017 que padecía cáncer de garganta, pero ha dejado de negar esa enfermedad: su documental autobiográfico, VAL, se estrenó este miércoles en Cannes y ofreció un inédito acceso a su estado de salud y su intimidad.

De la operación y el posterior tratamiento de quimioterapia y radioterapia le quedó un tubo de traqueotomía que le impide hablar con normalidad, pero el intérprete, estrella de Top Gun (1986) junto a Tom Cruise, ya no se esconde.

El documental se apoya en las numerosas cintas de video que grababa de pequeño con su familia y que luego hizo en sus rodajes. Testimonios del despertar de su carrera cinematográfica, que también tuvo etre sus hitos el biopic de Jim Morrison, The Doors (1991), o Batman forever (1995).

«La película responde a la pregunta de muchos cinéfilos de por qué ha dejado de hacer cine. Aporta una respuesta fuerte y emocionante. Es un filme sobre el cine y la familia», dijo de ella el delegado general del festival, Thierry Frémaux, en su proyección dentro de la nueva sección Cannes Première.

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«Ahora que tengo dificultades para expresarme, quiero contar mi historia más que nunca», admite el intérprete en su cinta, que en esa mezcla de imágenes del pasado y actuales captura su esencia sin vetar su fama de actor difícil y perfeccionista.

El documental está dirigido por Ting Poo y Leo Scoot, coproducido por sus hijos, Mercedes y Jack, y protagonizado también por ambos, porque ese legado audiovisual muestra desde cómo conoció a la madre de estos, la también actriz Joanne Whalley, hasta su divorcio.

Todavía adolescente, Kilmer fue el primero en ser aceptado en la reputada escuela artística Juilliard de Nueva York y siempre había querido ser actor. Se ve a sí mismo como alguien «sensible e inteligente, con alma de payaso», y esa descripción es fiel a su retrato documental.

El público todavía asocia su imagen pública a esos filmes con los que se hizo famoso y a él no le importa beneficiarse económicamente de esa nostalgia.

Foto: Amazon

«Para mucha gente vender fotos de cuando hacías Batman es tocar fondo, pero me permite encontrarme con mis fans. No me siento humillado», dice el actor, de 61 años y conocido también por su participación en True Romance («Amor a quemarropa»), de 1993, o Song to Song (2017).

Kilmer admite que aunque el tubo de traqueotomía es lo primero que se percibe de él en la actualidad y le hace tener aspecto de enfermo terminal, no cree en la muerte y está convencido de que la enfermedad le ha cerrado puertas que «a lo mejor no eran oportunidades».

VAL enseña también que está dispuesto a endeudarse para sacar adelante proyectos en los que cree, como la obra teatral «Citizen Twain», y es ante todo el cumplimiento del deseo del autor de grabar desde hace años una película sobre la actuación.