El estudio reveló que la cantidad de tiempo que un propietario pasaba con su perro y el tipo de contacto que tenía con él no afectaban a la posibilidad de que el animal se infectara.

Madrid, 1 de julio (EFE).- Las personas que tienen COVID-19 la transmiten con frecuencia a sus mascotas y los gatos que duermen en la cama con sus dueños «parecen correr un riesgo especial de infección», sugiere un estudio presentado en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas.

Investigaciones previas han demostrado que gatos y perros pueden contagiarse de COVID-19 a través de sus dueños, pero no estaba claro hasta qué punto eran susceptibles y qué aumentaba, en su caso, las posibilidades de ser afectados por el virus.

Para responder a estas preguntas, un equipo de la Universidad de Guelph (Canadá) estudió a perros y gatos que vivían en hogares y sus dueños habían pasado la COVID-19, así como a animales de refugios y otros callejeros.

El equipo hizo pruebas de anticuerpos, que son un signo de infección previa, a 48 gatos y 54 perros de 77 hogares, así como a 75 procedentes de refugios y a 75 felinos callejeros que habían sido atendidos en clínicas veterinarias.

En el caso de los animales caseros, sus propietarios respondieron a un cuestionario sobre cómo interactuaban con las mascotas. Cuánto tiempo pasaban con ellas al día, si los acariciaban y besaban, si dejaban que estos les lamieran la cara, que se sentaran en su regazo o que durmieran en su cama.

El cuestionario también se interesaba por si los animales habían estado enfermos y qué tipo de síntomas presentaban.

En el caso de los animales con dueño, el 67 por ciento de los gatos y el 43 por ciento de los perros dieron positivo en la prueba de anticuerpos, frente a un 9 por ciento de los de refugio y un 3 por ciento de los felinos callejeros.

Los perros que habían pasado la COVID-19 tuvieron síntomas leves que desaparecieron al poco tiempo; en cuanto a los gatos, la situación fue similar, aunque tres sufrieron casos graves.

La cantidad de tiempo que un propietario pasaba con su perro y el tipo de contacto que tenía con él no afectaban a la posibilidad de que el animal se infectara.

Sin embargo, los gatos que pasaban más tiempo con sus dueños «parecían tener un mayor riesgo de infección» y los que dormían en la misma cama «eran más propensos a tener COVID-19», según un comunicado del congreso.

Los perros que habían pasado la COVID-19 tuvieron síntomas leves que desaparecieron al poco tiempo; en cuanto a los gatos, la situación fue similar, aunque tres sufrieron casos graves. Foto: Martin Alipaz, EFE

Los autores del estudio indicaron que la biología de los gatos, incluidos sus receptores virales, los hace más susceptibles a la COVID-19 que los perros, y son más propensos a dormir cerca de la cara de su dueño, lo que aumenta su exposición a cualquier infección.

La mayor tasa de infección en los animales con dueño, unido a resultados de estudios genéticos anteriores, sugieren que la vía de transmisión «más probable» es la de los humanos a las mascotas, y no al revés.