El glaciar Ayoloco, extinguido en 2018, había sido protagónico en las artes visuales, fotografía, filmografía y, en particular, en la literatura mexicana, además de su importancia en la disponibilidad de agua y regulación del clima.
Ciudad de México, 22 de abril (SinEmbargo).– En la cumbre del volcán Iztaccíhuatl, investigadores dejaron un mensaje a las generaciones futuras a través de una placa de acero que declara la muerte del glaciar Ayoloco hace tres años, cuya ausencia impacta en la disponibilidad de agua y regulación del clima.
“A las generaciones futuras: Aquí existió el glaciar Ayoloco y retrocedió hasta desaparecer en 2018. En las próximas décadas los glaciares mexicanos desaparecerán irremediablemente. Esta placa es para dejar constancia de que sabíamos lo que estaba sucediendo y lo que era necesario hacer. Sólo ustedes sabrán si lo hicimos”, dice el mensaje de la placa leído por el investigador del Instituto de Geofísica (IGf), Hugo Delgado Granados.
El glaciar de Ayoloco se extinguió y, debido al cambio climático y a la depredación humana, podrían desaparecer todos los glaciares mexicanos en las próximas décadas.
Mañana, en el #DíaMundialDeLaTierra, reflexionemos sobre el impacto de la muerte de este glaciar. pic.twitter.com/1HwFANetgo— CulturaUNAM (@CulturaUNAM) April 22, 2021
En este Día Mundial de la Tierra, Delgado Granados explicó que con la extinción de este cuerpo de hielo se provocará la disminución de la cantidad de agua a la que tendremos acceso. Además, sin las masas grandes de hielo de la parte alta de las montañas, la temperatura se incrementará e inhibirá las precipitaciones.
Justo este miércoles y jueves, el Valle de México se encuentra en contingencia por la presencia de ozono, derivado de la quema de fósiles e incendios activos en la zona ante la presencia de sequía por mínimos niveles de lluvia.
«Esta pérdida impactará de manera definitiva en el curso del agua, la flora y la fauna al ser en estas cumbres donde se origina el líquido», reiteró el investigador, quien ha estudiado durante los últimos 40 años la desaparición de los glaciares como síntoma del calentamiento global.
A más de cuatro mil metros de altura, en la «Mujer Dormida», la montañista Anel Pérez Martínez afirmó que se trata de una placa «del deshonre y de la vergüenza que nos da la emergencia climática”.
La académica de la Coordinación de Difusión Cultural recordó que además de ser hechos geológicos, las montañas también tienen un peso cultural. “Tenemos una relación con el paisaje, una relación religiosa, espiritual, emocional, económica y, desde luego, histórica”, planteó.
Los glaciares son masas de hielo que permanecen en las cumbres de las montañas durante por lo menos un año; su importancia ecológica radica en la generación de agua dulce en la Tierra. En el caso de México, disminuyeron durante el siglo XX y sus afectaciones se han acelerado en las últimas dos décadas.
Debido al cambio climático y la influencia de la actividad humana, las temperaturas que normalmente conservaban estos cuerpos de hielo han ido cediendo, lo que ha ocasionado su desaparición, como fue el caso del Ayoloco. Además de su importancia ecológica y ambiental, este glaciar había sido protagónico en las artes visuales, fotografía, filmografía y, en particular, en la literatura mexicana.
En la expedición también participaron María Paula Martínez Jáuregui de Lorda, montañista y fotógrafa especialista en paisajismo y fotografía con dron; integrantes de la Asociación de Montañistas de la Dirección General del Deporte Universitario; autoridades del Parque Nacional Izta-Popo; montañistas y artistas.
En ocasión del Día Internacional de la Tierra, que se celebra hoy 22 de abril, académicos de la UNAM de áreas científicas y artísticas llevarán a cabo una serie de actividades, entre ellas: un conversatorio para reflexionar sobre la literatura de montaña, la actividad humana y su impacto en el medio ambiente; la elaboración de una antología electrónica con recomendaciones literarias; un registro documental fotográfico y la producción de un video.
