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Varios estudios han indicado que la actividad física puede ser un factor determinante a la hora de contraer COVID-19, así como evitar sus peores consecuencias.

Londres, 14 abr (EFE).- Un estudio publicado este martes en British Journal of Sports Medicine vincula la inactividad física con una mayor probabilidad de enfermar de gravedad y morir de COVID-19, sólo superado como factor de riesgo por una edad avanzada y tener un historial de trasplante de órganos.

Los investigadores, encabezados por Robert Sallis, del centro médico Kaiser Permanente de California (Estados Unidos), analizaron datos de 48 mil 440 ciudadanos que sufrieron COVID entre enero y octubre de 2020, a fin de averiguar si había una relación entre la falta de ejercicio y los ingresos hospitalarios, gravedad de la infección y fallecimientos.

La muestra de casos presentaba una edad media de 47 años, un 62 por ciento eran mujeres y todos tenían sobrepeso, apuntan los autores.

La mitad de los pacientes no sufría ninguna patología previa, un 18 por ciento tenía solamente una y un 32 por ciento padecía dos o más.

Todos habían informado de su nivel de actividad física regular en al menos tres consultas médicas entre marzo de 2018 y marzo de 2020, siendo considerados «inactivos» los que hacían menos de 10 minutos de ejercicio a la semana; «un poco inactivos» por debajo de 149 minutos y «activos» quienes se ejercitaban más de 150 minutos semanales.

Un siete por ciento quedó clasificado como activo, un 15 por ciento como inactivo y el resto, un poco activo.

Los autores hallaron que las personas inactivas tenían el doble de probabilidad que las activas de ser ingresadas, 2.5 veces más riesgo de morir como resultado de la infección de COVID y un 73 por ciento más de requerir cuidados intensivos.

Frente a los ciudadanos clasificados como «un poco activos», los inactivos tenían un 20 por ciento más de riesgo de ser hospitalizados, un 10 por ciento más de requerir atención intensiva y un 32 por ciento más de riesgo de morir.

Aunque el estudio, de tipo «observacional», no explica las causas de la relación entre ejercicio y COVID, sí permite concluir que los pacientes que habían estado inactivos en los dos años anteriores a la pandemia «tenían más probabilidad de haber sido hospitalizados, requerir cuidados intensivos y morir» que los que habían hecho ejercicio a los niveles recomendados.

Como factor de riesgo en cuanto a enfermar de gravedad, «la inactividad física sólo fue sobrepasada (en este estudio) por una edad avanzada y un historial de trasplante de órganos», por delante de otros factores como diabetes, obesidad y dolencias cardiovasculares.

Como factor de riesgo en cuanto a enfermar de gravedad, «la inactividad física sólo fue sobrepasada (en este estudio) por una edad avanzada y un historial de trasplante de órganos». Foto: Rafa Alcaide, EFE

Los investigadores apuntan que su análisis tiene carencias puesto que se basa en la información facilitada por los propios pacientes sobre su actividad física, y ésta no fue evaluada.

Sin embargo, subrayan que es suficiente para concluir que hacer ejercicio puede ser beneficioso para reducir el riesgo de complicaciones si se contrae COVID.

Recomiendan por tanto a las autoridades sanitarias que aconsejen a la población hacer actividad física regularmente «para prevenir un COVID severo y sus complicaciones, incluida la muerte».