Uno de los animales que más sufre en este mundo son las gallinas, han sido enormemente modificadas genéticamente para llegar a la gallina “ponedora” actual que produce huevo diariamente.
Los huevos de las gallinas son óvulos, que pueden ser fecundados o no fecundados, a menudo se piensa que porque las gallinas ponen huevos de una manera “natural” no se les está causando ningún daño.
Bueno, no existe nada menos natural que las gallinas que se explotan para producir huevo. Las gallinas han sido modificadas genéticamente para poner un huevo diario, esto quiere decir que su aparato reproductor trabaja por encima de su capacidad, sus úteros trabajan a marchas forzadas.
Para que nos demos una idea de lo que poner un huevo significa en cuestión de calcio y minerales, el calcio que forma el cascarón de las gallinas proviene del tejido esponjoso de sus huesos, para producir un solo huevo se necesita el 10 por ciento del calcio total del cuerpo de la gallina. ¡Un solo huevo! No tienen la mínima oportunidad de recuperarse a esta gran pérdida.
Esta pérdida de minerales provoca que los huevos empiecen a producirse con una cáscara muy delgada o sin ella, lo cual ocasiona que se empiecen atorar y que no puedan expulsar todo, esto desembocará en una septicemia y la gallina morirá, es muy difícil detectar este problema, además, la expulsión de los huevos es complicada y se pueden producir atascos, rupturas o heridas.
Las gallinas, aunque sean suplementadas con calcio, son muy propensas a tener fracturas, prolapsos de cloaca y desnutrición. Aunado a todo esto, el sobre trabajo del útero y huevos atorados empiezan a provocar tumores y cáncer en las gallinas. El 70 por ciento de las gallinas mueren entre los 2 y 4 años (pueden vivir hasta los 15 años), un tercio de las gallinas desarrolla cáncer de ovario, colon y recto.
En el Santuario Libres al fin tenemos gallinas rescatadas y hemos acudido a emergencias en innumerables ocasiones por huevos atorados, algunas veces hemos tenido suerte y la gallina ha sobrevivido, pero en otros casos han fallecido por huevos atorados, septicemia, tumores y cáncer.
Actualmente estamos optando por poner un implante hormonal a todas nuestras gallinas para prevenir que sigan poniendo huevo y realmente les ha cambiado la vida. Topa que era una gallina con múltiples recaídas ya ganó peso y hasta su plumaje es más abundante y brillante. Estas gallinas son un ejemplo muy representativo del daño que causa el huevo y la gran mejoría que experimentan cuando dejan de ponerlo en un periodo prolongado.
Estos implantes son la única manera de revertir por un tiempo la sentencia de muerte que le hemos impuesto a las gallinas en su genética con el afán de explotarlas para quitarles sus huevos.
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