ENTREVISTA | Las librerías también son esenciales y necesitan abrir, pide el presidente de la Caniem
PorNadia Virgilio García
20/02/2021 - 11:00 am
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La pandemia arrasó con ingresos importantes de la industria editorial; entre otras cosas, por el cierre de librerías. Para SinEmbargo, Juan Luis Arzoz Arbide, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), habló sobre sus peticiones al Gobierno, la importancia de que este sector sea considerado esencial y su prospectiva a futuro.
Ciudad de México, 20 de febrero (SinEmbargo).- La pandemia de la COVID-19 ha afectado a distintas industrias culturales; sin embargo, en el caso de la editorial, la situación es aún más tambaleante debido a que hace tan sólo unos meses era considerada actividad esencial, situación que cambió con la llegada del 2021.
Juan Luis Arzoz Arbide, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), comentó en entrevista con SinEmbargo que esa es precisamente la principal petición que han hecho a las autoridades mexicanas para poder mantener a flote todo lo relacionado con este sector cultural, el cual ha visto mermados sus números en el último año.
“Es increíble que ya hay giros de negocio abiertos, de acuerdo a la regulación del momento, pero que están abiertos totalmente. Abrieron papelerías y ferreterías, y no las librerías. Estoy de acuerdo en que son negocios esenciales, pero no nos explicamos que las librerías no lo sean”, comentó en la charla con este medio.
Fue el pasado 4 de febrero cuando la Caniem solicitó al Gobierno la apertura permanente de librerías y ser consideradas una actividad esencial, a través de una carta abierta al Presidente Andrés Manuel López Obrador, en la que se expuso que cada uno de los eslabones de esta industria ha cuidado al máximo los protocolos sanitarios.
En este confinamiento, señala el documento, han respetado a cabalidad las disposiciones de emergencia sanitaria emitidas por las autoridades. Sin embargo, no les ha sido posible mantener las plantillas laborales a pesar de los esfuerzos realizados por ofrecer sus servicios apegados a las normas.
Respecto a estas peticiones dirigidas al Gobierno, la crisis de la industria editorial durante la pandemia y las perspectivas en los siguientes meses, platicamos con José Luis Arzos.
***
—¿Cómo han vivido esta crisis durante la pandemia? ¿Cómo surge la iniciativa de redactar la carta abierta al Presidente?
—Haciendo un poco de historia, el año pasado cuando cerraron las librerías nos empezó a ir fatal. Hubo semanas en que, comparado con 2019, teníamos una caída del 80 por ciento de las ventas en las librerías y en la industria editorial en general. Posteriormente hubo semanas con caídas del 50 o 60 por ciento… Total que era muy desafortunada la venta de todas las editoriales.
¿Qué pasa? Que las librerías son la salida, la caja registradora donde se genera todo el flujo de la industria editorial. Es la parte vital para poder seguir subsistiendo. El 3 de agosto del año pasado, en el Diario Oficial de la Federación, después de una serie de negociaciones, salió que la industria editorial era una industria esencial; sin embargo tenía una fecha de vigencia hasta el 31 de diciembre. Me parece irónico que lo esencial tenga caducidad. A finales de diciembre salió el Semáforo Rojo en la Ciudad de México y volvieron a cerrar las librerías. Hasta la fecha siguen cerradas o no operando como deberían de operar o pegadas a otros negocios que no tienen nada que ver con las librerías.
Nosotros solicitamos de alguna manera que eso que salió en el DOF se quede, permanentemente, que sea una resolución permanente para que aplique en toda la República, no solo en la Ciudad de México. Es importante mencionar que en la capital está el 30 por ciento de las librerías y en el Estado de México el otro 10, por lo tanto se junta un 40 por ciento de las librerías centradas en esta zona. Esto último nos pone en un predicamento porque otra vez, la salida de las editoriales está totalmente frenada.
—¿Cuáles serían los próximos retos para la industria editorial? ¿Cuál es el plan de acción?
—Nosotros esperamos que las autoridades nos tomen en cuenta, y por lo menos ahorita lo urgente sería la Ciudad de México y Estado de México, y nos sigan considerando una industria primordial, esencial para la vida cultural del país. Es increíble que ya hay giros de negocio que ya están abiertos, de acuerdo a la regulación del momento, pero que están abiertos totalmente. Abrieron papelerías y ferreterías, y no las librerías. Estoy de acuerdo en que son negocios esenciales, pero no nos explicamos que las librerías no lo sean. Vamos a solicitar a las secretarías de Salud y Economía, de manera oficial, que las librerías sean consideradas esenciales.
—Además de las librerías conocidas, ¿qué pasa con las llamadas librerías de barrio, o de viejo? En estos meses cerró la librería A través del espejo, justamente por la crisis tuvo que despedirse ¿También forman parte de la petición? ¿Cuál es tu opinión de estas librerías independientes?
—Forman parte del universo de las librerías. Yo creo que cubren una necesidad y cualquier ciudad del mundo tiene librerías de viejo. Es toda una aventura meterte a una librería de estas a buscar libros; es hasta una diversión, es parte de la cultura del libro. Son tan válidas como las grandes cadenas que aparecen en todas las ciudades de la República. Lo mismo podría decir de editoriales pequeñas, de un equipo muy reducido, pero igual de válidas que una editorial grande.
—Respecto a las ferias del libro, que actualmente tienen formatos virtuales o híbridos, ¿qué les espera a futuro?
Las ferias del libro tenían ingresos importantes, sin ser determinantes en el balance de una editorial, sí eran importantes. Pero más que esos ingresos, las ferias siguen siendo, y eso no se ha perdido, un referente para cada una de las ciudades para que el público conozca novedades editoriales. La feria es como una fiesta de las grandes ciudades; pienso en Zacatecas, Pachuca, Puebla, Guadalajara, Oaxaca… son una fiesta totalmente.
Nosotros como cámara lo que hicimos fue impulsar las ferias virtuales, que de alguna manera mantuvieran la imagen y la presencia de las ferias en las ciudades, que eso no se perdiera. Y en estas ferias virtuales tú puedes hacer todas las actividades que se hacen en las ferias: presentaciones del libro, conferencias, mesas redondas. Todo alrededor del libro, además de ventas virtuales.
El formato virtual le acomoda mucho al público. Al tener una cobertura tan amplia, mucha gente que no puede asistir de manera presencial, tiene esta opción. Estoy convencido de que eventualmente, cuando las ferias vuelvan a ser presenciales, tendrán también una gran parte virtual. Se irá arreglando, tendrá más recursos, pero esto se va a mantener.
—¿Qué lecciones dejó la pandemia para la industria editorial? ¿Qué cambios retomarán para más adelante? ¿Qué sale de toda esta experiencia para renovar la industria?
—Yo creo que la pandemia, como todo, tiene su lado bueno, como la parte virtual, los ebooks, que aunque sigue siendo poco (llegó al cinco por ciento del total de las ventas de libros), sí se duplicó su consumo con respecto al 2019.
Por otro lado, los audiolibros tienen cada vez más importancia, gustan más y la gente se ha acostumbrado a ellos. Estos son productos de la pandemia que van a beneficiar al mercado y sobre todo a los lectores.
Y lo mismo pasa con las ferias; estos eventos tendrán su parte presencial, pero también virtual, lo cual dará oportunidad a mucha más gente de asistir a las ferias de lo que hay actualmente.
Finalmente, el hecho de estar confinados vino muy bien para los amantes de la lectura, y la gente que no lee mucho tendrá más curiosidad por los libros, y desarrollará el vicio por la lectura.
—¿Cuál es la importancia de la literatura en momentos de crisis como los que estamos viviendo?
Los libros guardan toda la cultura e historia de un país, y del mundo en general. Todos los diferentes puntos de vista están en los libros. La industria editorial contribuye al desarrollo de un país.
En la educación, el libro es clave. Los libros de texto, desde educación básica hasta universitarios. En la primera infancia, son una puerta al mundo, una puerta para conocer otras actividades, otros ambientes, otras culturas.
Como mensaje final: Sigan leyendo, visiten las librerías, que las tomen como un centro cultural y de ahí sacar libros valiosos.