Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, el Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama lanzó una cronología de los 25 principales hitos en la investigación de este tipo de cáncer.

Madrid, 2 de febrero (Europa Press).- El Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama ha recopilado los principales hitos en cáncer de mama, con motivo de su 25 aniversario, en una cronología interactiva que muestra cómo los avances en investigación han permitido disponer de soluciones terapéuticas que han logrado que la supervivencia neta de estos pacientes a cinco años en estadios operables ascienda al 86 por ciento, solo por detrás del cáncer de tiroides (93 por ciento) y del melanoma cutáneo (89 por ciento).

El repaso cronológico constituye una herramienta de consulta para profesionales sanitarios, pacientes e interesados en este tumor. Recoge más de una treintena de avances mundiales en cáncer de mama, así como los logros más destacados del Grupo. Desde su fundación en 1995 como asociación científica, GEICAM ha llevado a cabo 148 estudios, con la participación de más de 64 mil pacientes, que han dado lugar a 563 comunicaciones y publicaciones científicas. En la actualidad, el Grupo está formado por 865 expertos, que trabajan en más de 200 instituciones y hospitales de España.

En este último cuarto de siglo, el manejo del cáncer de mama ha cambiado de forma radical. «Hace 25 años, las pacientes llegaban a las consultas con la enfermedad muy avanzada, mientras que, en la actualidad, gracias a los cribados, se detectan los tumores de manera mucho más precoz; además, ahora las terapias son mucho menos agresivas, las farmacológicas y también las quirúrgicas; como ejemplos, gracias a la técnica de la biopsia del ganglio centinela, se evitan la mayoría de las linfadenectomías axilares que antes se hacían de rutina y con los test genómicos se evitan muchas quimioterapias innecesarias», afirma el doctor Martín.

Otro de los grandes cambios en estas últimas décadas ha sido la individualización de los tratamientos: «Ahora sabemos que el cáncer de mama no es una única enfermedad sino varias, que se tratan de manera diferente y para las que podemos individualizar el tratamiento de acuerdo a las alteraciones moleculares del tumor, lo que conlleva una mayor precisión en los resultados, de modo que damos a cada paciente lo que necesita, evitando terapias innecesarias».

En 1995, el mismo año en que se fundó GEICAM, se produjo uno de los grandes avances en el conocimiento de la enfermedad con el aislamiento del gen BRCA2 y las mutaciones relacionadas con una mayor predisposición a padecer cáncer de mama. El 1998 es otro año clave, con la aprobación por parte de la agencia estadounidense del medicamento (FDA, por sus siglas en inglés) de trastuzumab, el primer anticuerpo monoclonal para tratar el cáncer de mama avanzado HER2 positivo.

Este hito, que marcó un antes y un después en el pronóstico de este subtipo tumoral, cuya agresividad hasta ese momento era muy difícil de frenar, fue posible gracias a las investigaciones de Dennis Slamon, esenciales para desarrollar terapias a partir del conocimiento molecular del tumor. Con trastuzumab empezó a tomar forma el concepto de medicina personalizada frente a esta enfermedad. Pocos años después se empezarían ya los estudios preclínicos con anticuerpos conjugados (anti-HER2 con quimioterapia en su interior) que mejoraron aún más la situación de estas pacientes.

En el cambio de siglo, se sitúan los trabajos de Charles Perou que establecen diferencias genómicas entre los diferentes subtipos tumorales. El desarrollo de las plataformas genómicas de primera generación de carácter pronóstico-predictivo en cáncer de mama se produjo en 2002 (aunque no se incorporaron a la clínica hasta ocho años después), y en 2003 se empieza a aplicar en investigación la técnica genética CRISPR.

A partir de 2006, las pacientes españolas con tumores con subtipo HER2 positivo en fase precoz (20 por ciento de todos los casos) se pudieron beneficiar de la primera terapia de diana adyuvante (administrada después de la cirugía), y al año siguiente la FDA aprobó lapatinib en combinación con capecitabina para el tratamiento de pacientes de cáncer de mama metastásico HER2 positivo.

Foto: Crisanta Espinosa, Cuartoscuro

El 2011 estuvo marcado por el estudio Z0011 del American College of Surgeons Oncology Group, ACOSOG, que demuestra que es seguro evitar la linfadenectomía en pacientes con cáncer de mama precoz sin afectación axilar radiológica y con ganglio centinela positivo, y por los resultados del estudio que avala la utilidad de exemestano en la prevención del cáncer de mama en mujeres postmenopáusicas de riesgo.

Un año después, se publica el estudio CLEOPATRA, que pone en valor el doble bloqueo con anticuerpos monoclonales antiHER2 (trastuzumab más pertuzumab) como primera línea de tratamiento en cáncer de mama metastásico HER2 positivo, y la FDA aprueba el primer inhibidor de la proteína mTOR, que revierte la resistencia a la terapia endocrina en cáncer de mama metastásico.

Los hitos del 2014 están protagonizados por los beneficios del antiangiogénico bevacizumab en combinación con capecitabina en cáncer de mama HER2 negativo y el análisis del ADN y otros cambios moleculares en más de 30 tipos de cáncer humano, lo que dirige la clasificación del cáncer hacia sus anormalidades moleculares. Dos años más tarde, recibe luz verde el doble bloqueo con pertuzumab más trastuzumab y quimioterapia en tratamiento neoadyuvante, y en 2018 la FDA aprueba el primer inhibidor de PARP, olaparib, para el cáncer de mama metastásico con mutación en BRCA.

Aunque menos de los deseables, también se han registrado avances esperanzadores en pacientes con tumor triple negativo (15 por ciento de todos los casos), sobre todo en los últimos años. En 2018, se consiguieron resultados positivos de la combinación de inmunoterapia con quimioterapia, al demostrar que retrasa la progresión del cáncer de mama triple negativo metastásico y en el 2019 los datos de un estudio con sacituzumab govitecan con buenos resultados de eficacia en esta enfermedad.