México es uno de los países que más reportan agresiones contra las reporteras, de acuerdo con el estudio “Ser periodista en Twitter”.
Ciudad de México, 4 de enero (SinEmbargo).– Las mujeres periodistas son agredidas en Twitter por lo que publican, igual que sus colegas hombres. Sin embargo, ellas reciben además mensajes con connotaciones sexuales y discriminatorios vinculados al género, la maternidad o a su aspecto físico.
Según el estudio “Ser periodista en Twitter”, realizado en siete países de América Latina, México es uno de los que más reportan agresiones contra las reporteras. Sólo en este país y en Colombia han ocurrido ataques coordinados contra comunicadoras y periodistas en esa red social. También sólo en México y Argentina se registraron ataques en la vía pública “como forma predominante de agresión” contra las mujeres periodistas.
Esos “intentos de silenciar a las mujeres” han tenido como característica la violencia machista, señala en entrevista Lina Cuellar, una de las autoras del reporte. La investigación fue realizada por las organizaciones Comunicación para la Igualdad, de Argentina, y Sentiido, de Colombia.
Uno de los casos de agresiones coordinadas que detectaron fue en contra de la periodista Carmen Aristegui en mayo de 2019. Argentina, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Venezuela son los otros cinco países analizados.
Según el reporte, las periodistas tienen 10 por ciento más probabilidad de ser cuestionadas por su capacidad intelectual que sus compañeros. Son 20 por ciento más propensas a recibir expresiones sexistas y 30 por ciento más, de recibir comentarios por su apariencia física.
Mientras 71 por ciento de los hombres fueron víctimas de mensajes de desprestigio en Twitter, el 100 por ciento de los casos de mujeres recibieron este tipo de ataque. El 57 por ciento de los periodistas recibieron expresiones discriminatorias, pero 75 por ciento de las periodistas fueron amedrentadas con mensajes de este tipo.
El monitoreo y el acecho en Twitter contra las periodistas es 14 por ciento superior al que padecen los hombres. Pero, como señala Lina Cuellar, directora de Sentiido, la violencia machista se traslada de “la realidad real” a la virtual y viceversa, pues 32 por ciento de las periodistas entrevistadas fueron intimidadas en la vía pública. Y en tanto 14 por ciento de los varones fueron víctimas de difusión de información personal o íntima, este tipo de agresión le ocurrió a 47.5 por ciento de las reporteras.
“MUJER”, COMO INSULTO
“Por eso es q dicen que entre más bonitas Más Brutas!! …piensa antes de escribir BOLSA CON TETAS”. Ésta es una de las respuestas a un tuit de una de las periodistas que participaron en el estudio.
A las y los periodistas se les suele encajonar en posiciones e ideas políticas con los que no toda la audiencia está de acuerdo, dice el informe. Pero cuando la gente le hace saber su desacuerdo a las reporteras, las atacan utilizando frases que hacen alusión a su condición de mujer.
Una frase muy común que se ha utilizado en Twitter contra las mujeres periodistas en México y Venezuela es “soledad vaginal”. Y en Argentina la maternidad ha sido usada como argumento para denostar la capacidad intelectual de algunas reporteras.
Las palabras más utilizadas para insultar a las periodistas en los siete países estudiados son: señora, vieja, mujer, pendeja, bruta, madre, puta, fea, feo, senil, momia, gafa, vomita, bocona, guanga. Las palabras más comunes para ofender a hombres periodistas son: pendejo, estúpido, madre, puta, perro, feo.
Las alusiones a las agresiones sexuales son frecuentes en las respuestas a tuits de mujeres. Ya sea para amenazarlas de un ataque semejante o para atreverse a descartar que pudiera ocurrirle debido a su físico.
Y sin los tuits de las periodistas hablan sobre los derechos de las mujeres, se identifican como feministas o defienden causas del feminismo, la situación empeora, principalmente en Paraguay, Argentina y México. “Asesina, feminazi, progre, lesbiana, cómplice, torta, vieja”, son las palabras más comunes.
ATAQUES CONTRA CARMEN ARISTEGUI
En México, además del caso de la periodista Carmen Aristegui, el de la politóloga y comunicadora Denise Dresser también fue un ataque coordinado. Y en ambos, las etiquetas para agredirlas estaban vinculadas con otras que apoyan al gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, apunta el estudio.
Los primeros embates contra Aristegui bajo la etiqueta #ApagaAristegui aparecieron en marzo de este 2020. Luego, tuvieron dos picos: uno en mayo, el más intenso, y el otro en junio. En total, el hashtag acumuló 93 mil interacciones.
El repunte de mayo ocurrió luego de que el portal Aristegui Noticias publicara un reportaje, realizado en conjunto con Signa Lab y Artículo 19, en el que documentó ataques desde Notimex contra periodistas que laboraron en esa agencia, así como en contra de la propia Aristegui.
“Teniendo en cuenta que la periodista es reconocida por su presencia televisiva, la etiqueta parece dirigida a boicotear su rating y el número de seguidores/as en sus perfiles”, indica el estudio.
Y a continuación cita uno de esos tuits en el que una persona escribió: “Amigos, quitemos nuestro FOLLOW a la nueva traidora de México, (@aristeguicnn), dice que somos BOTS, demostremos cuanto (sic) bajara de RATING”.
Además de encontrar evidencias de que se trató de una acción coordinada, hallaron “evidencias de un comportamiento de redada”. El primer elemento para sostener lo anterior es “el uso similar de una secuencia de etiquetas en cerca del 19% de las interacciones”. Los hashtags más mencionados junto con #ApagaAristegui fueron #REDAMLO y #RedAMLOVE.
Uno de los indicadores de actividad inauténtica es la presencia de estrategias usadas para “inflar” artificialmente los contenidos. La segunda cuenta que más tuits produjo “está actualmente suspendida por violación de los términos y condiciones de la plataforma”.
De acuerdo con la investigación de Lina Cuellar, de Sentiido, y Sandra Chaher, de Comunicación para la Igualdad, cuatro de los seis perfiles “súper productores” de las etiquetas crearon más de 70 por ciento de su contenido sin texto propio. Solo incluían hashtags o menciones a cuentas o enlaces.
Esto revelan “la falta de una participación transparente y orgánica en el debate”. Y el debilitamiento del debate conduce al debilitamiento de la libertad de expresión, señala Cuellar.
DERECHO DE AUDIENCIAS: OÍR VOCES DE MUJERES PERIODISTAS
“Hay una relación muy clara entre los ataques a la libertad de expresión y el uso de mensajes sexistas contra las mujeres periodistas”, apunta Lina Cuellar.
Muchas periodistas han optado por ausentarse un tiempo de la red o por no subir contenido que pudiera molestar a esos perfiles y desatar un nuevo ataque en su contra. Eso claramente “constituye un ataque a la libertad de expresión de mujeres”, agrega.
Pero por su condición de periodistas, al ser orilladas a la autocensura, lo que consiguen esos perfiles agresores es también afectar el derecho a la información de las audiencias.
Y si muchas optan por darse un descanso de esa red es porque los medios de comunicación en los que publican o aparecen no siempre les ofrecen el respaldo adecuado. El 86 por ciento nunca ha tenido un entrenamiento en seguridad digital y en cómo actuar ante una crisis de ataques. Y se trata de periodistas con más de 20,000 seguidores, subraya Lina Cuellar.
“Los medios de comunicación tienen una responsabilidad importante. Cuando una o uno de sus periodistas sufre un ataque en Twitter, le dicen que silencie las notificaciones, no responda o cierre la cuenta unos días. Pero las y los periodistas con muchos seguidores llevan sus propias audiencias al medio, así que también le corresponde a éste responder”.