Puntos y Comas

El libro de los dioses revela la incertidumbre que tuve sobre la paternidad: Bernardo Esquinca

28/11/2020 - 12:05 am

A través de lenguas muertas, dioses antiguos y eventos extraordinarios, el autor mexicano Bernardo Esquinca traduce en El libro de los dioses sus obsesiones más recurrentes, además de estar en constante diálogo con el cine, la pintura, la novela gráfica, y por supuesto, los maestros de la literatura de horror.

¿Qué clase de persona deja que un monstruo la arrulle? En esta colección de cuentos –la más extensa y ambiciosa que su autor haya emprendido hasta la fecha– hay preguntas que pondrán en riesgo la cordura de quienes se adentren en sus páginas. Sueña dulces pesadillas con los siguientes relatos.

Ciudad de México, 28 de noviembre (SinEmbargo).- A través de lenguas muertas, dioses antiguos y situaciones extraordinarias, el escritor mexicano Bernardo Esquinca traduce en El libro de los dioses (Almadía, 2020) sus obsesiones más recurrentes, además de responder preguntas que vienen a su cabeza constantemente.

«Soy una persona obsesiva, fiel a mis obsesiones. En cada libro, cada cuento, cada novela busco mirar esas obsesiones desde un ángulo distinto para no repetirme. Siempre es distinto, pero hay temas que me interesan más. En concreto, uno de esos temas fue la paternidad, con sus miedos e incertidumbres. Por supuesto es un goce enorme, pero también te presenta una serie de temores que son naturales”, confiesa el autor quien comenzó estos relatos cuando recién nació su hija.

En esta colección de cuentos –la más extensa y ambiciosa que su autor haya emprendido hasta la fecha– hay preguntas que pondrán en riesgo la cordura de quienes se adentren en sus páginas. Ya sea en el misterioso mensaje grabado en la piel de una ballena, en las tragedias predichas en los óleos de una excéntrica pintora, en la extraña e hipnótica música que emana de una silla para bebés o en el terrorismo ejercido por un grupo ecologista que rinde culto al dios Pan, Esquinca tiene claro dónde hurgar para encontrar el punto preciso donde confluyen la fantasía y el horror.

Sin lugar a dudas, esta colección alertará al extremo los sentidos de aquellos lectores que perdieron el sueño con las historias de La Trilogía del Terror y de quienes han quedado sin aliento con los misterios de la Saga Casasola. Más aún, El libro de los dioses presenta una notable ampliación de las fronteras del universo personal de Bernardo Esquinca; la renovación de todo un imaginario de lo siniestro. Gracias a la sencilla premisa de este volumen, la permanencia de los dioses antiguos en la escéptica actualidad urbana, el lector puede estar seguro de que en estas páginas encontrará el material de sus futuras pesadillas.

«Este libro se fue cocinando a lo largo de seis años. Le di ese espacio de tiempo porque no tenía prisa y quería que fuera mi apuesta más contundente al cuento. Le tengo especial afecto”, expresa Esquinca y comenzamos una charla fascinante que pasa desde sus referencias literarias y su relación con el cine, hasta la ficción latinoamericana actual y lo extraña que le parece su profesión. Además de revelarnos su ingrediente secreto para enganchar al lector. Esta es la entrevista para Puntos y Comas.

DE DIOSES Y LENGUAS MUERTAS 

Otra de las preocupaciones más evidentes, quizá la principal, que atraviesa todo el libro es la idea de la divinidad; qué significa esta búsqueda de lo divino y sobre todo de los dioses originales. Esquinca dice al respecto: «las religiones recientes plagiaron en una especie de monstruo de Frankenstein. Así como los romanos asimilaron a los dioses griegos, de la misma forma ha hecho el cristianismo con varias culturas antiguas. A mí me interesó ir mucho más atrás y traer a los annuna, a los sumerios, a los demonios mesopotámicos, al gran Dios Pan, que pertenece a la mitología clásica griega. También inventar mis propios dioses y traer dioses que otros escritores han inventado, como los del autor Thomas Ligotti».

«Es fundamental el relato canónico El Gran Dios Pan es de Arthur Machen, el cual escribió a finales del siglo XIX y principios del XX. Yo dialogo con este clásico en el cuento «La hora meridiana de Pan”. Me gusta particularmente este relato porque pongo en juego toda mi teoría sobre los dioses antiguos y por qué los prefiero sobre de los dioses más recientes. Sobre todo cómo un dios como lo es Pan puede estar teniendo un influjo en el mundo actual a través de una secta ecológica que de algún modo es una secta satánica porque rinde culto al Dios Pan y están haciendo actos de terrorismo para cuidar al bosque de la gente que lo está maltratando. Entonces este relato tiene muchas ideas que me gustan, espero que estén bien ejecutadas. Además fue el cuento más reciente que escribí, lo tengo mucho más próximo».

Arthur Machen

«Me parece interesante indagar sobre los dioses originales porque me parecen mucho más confiables que los dioses que llegaron después, pisando sobre ellos un poco. Tengo una fascinación en general por los misterios, y pues las escrituras antiguas, las lenguas muertas, son algo bastante misterioso a menos que seas un filólogo o un traductor bien enterado en las lenguas antiguas. Todo lo que tiene que ver con los símbolos (pues finalmente eso son), entrañan este misterio del lenguaje que nos es inaccesible. Entonces justamente eso: todo lo que nos es inaccesible representa puertas hacia lo desconocido. En este caso de El libro de los dioses, al estar yo hablando de dioses antiguos, parte de imaginar su presencia en la escéptica actualidad urbana, es conocer cuáles son sus herramientas, y claro que una de ellas es su lenguaje, su lengua muerta. Los dioses antiguos hablan neolítico, palaico, sumerio, arameo, etcétera. Simplemente esas palabras son sumamente misteriosas, solamente la evocación de estas palabras a mí ya me pone a funcionar la imaginación».

«Eso me parece fascinante y es algo que exploro en el relato «Los Anunna», sobre todo lo que le pasa al protagonista que está buscando un escritor que él recuerda de su adolescencia que parece estar desaparecido, que no encuentra registros de él, pero lo que encuentra es que ha sido traducido a una lengua muerta».

LA ESCRITURA, UNA EXTRAÑA PROFESIÓN

«También hay otros temas recurrentes en mi escritura, como el tema de mi profesión, que me intriga mucho. Me parece que los escritores nos dedicamos a algo muy extraño y hacemos cosas muy extrañas como estar metidos todo el día en nuestra mente, pensando en historias. Entonces estar reflexionando sobre mi propia profesión aquí está presente. Varios cuentos tienen como protagonistas a escritores: está «El método de escritura», está «El hombre de la paradoja», «El señor Ligotti», por supuesto. La presencia de los escritores como protagonistas de mis historias es recurrente porque me permite reflexionar sobre lo que yo hago”, agrega Bernardo.

“También relacionado con la escritura está la reflexión de dónde vienen las ideas, que también es un tema que me parece fascinante y de la misma forma me obsesiona. Los escritores luego nos creemos unos genios, pero no lo somos; las ideas nos vienen dadas ya de antes, por alguna entidad que nos supera, que está por encima de nosotros y que de algún modo mueve los hilos para que nosotros hagamos las cosas. Eso está reflexionado, por supuesto de manera siniestra (no podía ser de otro modo, soy escritor de horror), en «El método de escritura» donde en efecto el protagonista descubre que no es un ser autónomo, o en «El señor Ligotti», donde el protagonista vive toda una pesadilla relacionada con una entidad que está entrometiendo en su vida para generar la inspiración».

IMPORTANTE: NO REVELAR EL MISTERIO 

«Me gusta mucho indagar en los misterios, pero no me gusta resolverlos del todo. Esa es una postura mía como narrador: si voy a narrar un misterio, resuelvo algunas cosas pero otras quedan abiertas. Creo que cuando un misterio se revela, ocurre una decepción y la imaginación se detiene. Cuando un misterio queda no resuelto, la imaginación continúa trabajando. Eso es algo que me interesa provocar, pues a mí como lector me gusta. Cuando me resuelven todo, hasta se me olvida trama al día siguiente. Pero cuando me dejan intrigado, mi imaginación sigue habitando en ese cuento y me quedo pensando qué pasó. Eso me encanta como lector, como escritor yo quiero transmitir eso a mis lectores», confiesa Esquinca.

«Lograr esto no es fácil, pues una cosa es ser un descuidado, un holgazán como narrador y entonces no trabajar suficientemente los relatos y dejar algo incompleto, y otra cosa es trabajarlos de cierta manera para que funcionen estos finales abiertos o estas situaciones no resueltas. Para que eso funcione, le tienes que dar suficientes elementos al lector para que imagine, y aunque lo dejes un poquito a la deriva, al final tengo de dónde agarrarse para él completar las cosas. Entonces sí implica un trabajo importante y es una convicción personal».

EL MAR, METÁFORA DE LO DESCONOCIDO

Al ser el mar escenario recurrente en estos cuentos, y en la literatura de ficción en general, pregunto al autor mexicano el motivo de esta obsesión. Él asevera: «El mar es un gran misterio y es un gran surtidor de mitos, leyendas y terrores, pues de ahí emergen cosas que a veces no podemos explicar.en general es un tema recurrente en la literatura, pero en la literatura de terror se ha prestado mucho más como escenario e inspiración. Finalmente es un lugar lleno de misterios; lo conocemos hasta cierto punto, pero en sus profundidades no sabemos exactamente qué hay. Además funciona como metáfora de muchas cosas, de lo que esconde, de lo que puede salir de ahí (de allí salió la vida hacia la tierra). Las criaturas que se han imaginado, no solo en la literatura de terror, también existen en las mitologías de cada cultura; los relatos de los viajeros marinos están llenos de criaturas fantásticas: el kraken, el calamar gigante, las sirenas. El mar es justamente una fuente de inspiración de criaturas fabulosas de lo desconocido».

«Entonces yo no me he podido resistir a eso. No tengo una particular obsesión por el mar, no soy una persona muy viajera (prefiero estar en mi casa pegado a la computadora), pero digamos que en estos casos se prestaba. Al tener el tema de la xilografía que tiene que ver con un pulpo, era inevitable hacer esta relación, que en este caso no es tanto el mar, sino un acuario donde está el pulpo que está ejerciendo un influjo sobre la pareja del relato. En el caso del primer relato de «Los Durmientes», por supuesto un relato muy lovecraftiano, la imagen que me vino a la mente, no sé de dónde, era justo una ballena encallada con un jeroglífico. Para mí lo principal era por qué una ballena que está encallada en una playa tiene un jeroglífico y yo quería escribir un relato para averiguar porqué».

EL SUEÑO DE LA ESPOSA DEL PESCADOR

La reeinterpretación de una xilografía del siglo XIX del artista japonés Katsushika Hokusai no sólo adorna esta edición pocas páginas después de abrir el libro. Es además el leiv motiv del relato «El sueño de la esposa del pescador». Un pulpo que está teniendo tratos carnales con la mujer que aparece en la ilustración. Sobre esta intrigante imagen me surgen algunas dudas. Esquinca detalla:

«Me parece una imagen muy potente, muy desconcertante. Esto acompaña el motivo principal del relato, que es el miedo a la paternidad, es lo que está detrás. No recuerdo si lo escribí estaba por ser papá o ya era papá. Eso es lo que subyace detrás de este relato».

«Cuando ya estaba pensando en cómo estructurar el libro, y hablando con los editores para ver la manera en cómo lo íbamos a editar, me parecía importante poner la imagen. En un principio había pensado en poner la imagen original, que además está libre de derechos porque tiene más de cien años de haber sido realizada. Pero finalmente no deja de ser una imagen demasiado potente. Hablando con mi editor Guillermo Quijas, pensamos que no solo me leen adultos, también me leen muchos adolescentes (Almadía acerca los libros a muchas secundarias), por lo que pensamos que esa imagen podía impedir un poco que el libro circulara tan ampliamente como esperábamos».

Pintura Del Artista Japonés Katsushika Hokusai

«Entonces pensé en el ilustrador Alejandro Montes Santamaría, con quien ya había trabajado en «El relato del señor Ligotti», que está incluido en El libro de los dioses, pero se había publicado antes de manera autónoma en un pequeño librito de obsequio que Almadía hizo para celebrar su 14 aniversario, y lo ilustró Alejandro. Entonces pensé que él sería el indicado para reinterpretrar esta imagen de Hokusai, para que no fuera tan gráfica y literal en el sentido erótico, sobre todo por los adolescentes que podían acercase al libro. Alejandro estuvo encantado de hacer e hizo esta interpretación, donde creo que la deserotiza y le da un tinte más siniestro. También él hizo una ilustración más, que es la de los jeroglíficos de los Anunna, jeroglíficos que refieren a los dioses que bajan de los cielos. Esa imagen existe y la había tomado de internet (igualmente no tenía derechos), y la reinterpreta también. Fue interesante colaborar con Alejandro. Ya habíamos colaborado juntos para la novela de Edgar Allan Poe con Mario Rivière, que es un ilustrador español».

HOMENAJE A LOS MAESTROS DEL HORROR

El libro de los dioses tiene muchas resonancias con autores que me han sido fundamentales para el autor mexicano, desde joven hasta la fecha: «Por supuesto Edgar Allan Poe es uno de ellos. En el tejido de los cuentos hay una presencia importante de Thomas Ligotti, e incluso le robo esta deidad que él inventa, que es el dios que mata otros dioses. Está presente por supuesto Arthur Machen con su Gran Dios Pan, y por eso el protagonista de «La hora meridiana de Pan» se llama Arturo, haciendo una clara referencia a qué sé de dónde viene mi cuento».

Retrato Ilustrado De Thomas Ligotti Foto Especial

«Está presente Richard Matheson, a quien estuve releyendo mientras escribía los primeros relatos de este libro. Un autor clásico de la literatura estadounidense de la segunda mitad del siglo XX que incluso hizo varios capítulos de la Dimensión Desconocida. Justo la inspiración del cuento «El método de escritura» nace de una charla en la que una chica me dijo que un cuento mío le recordaba mucho a un cuento de Matheson. Cuando llegué a casa a releer ese cuento porque no lo recordaba, me puse a imaginar qué pasaría si ese cuento no existiera, que es un poco lo que le pasa al protagonista. También el cuento «15-11-29″ es un homenaje a Matheson, pues su manera de ejecución es muy a su estilo».

Richard Matheson

«Por supuesto menciono a Lovecraft con sus deidades antiguas, sumergidas en el fondo del mar. La orden que existe en el cuento de «El hombre de la paradoja», que es esta orden que da una especie de terapia basándose en los libros de terror, es también una declaración de principios: la ficción de estos autores que he mencionado para esta orden son verdades absolutas, pues se trata de gente iluminada que accedió a los otros mundos que están dentro de este. Estas son varias de las referencias que aparecen por ahí. Estoy haciendo un constante diálogo con los autores que me han influido y me siguen influyendo».

MUJERES A LA CABEZA DE LA FICCIÓN LATINOAMERICANA

Entre las referencias citadas de los autores clásicos, Esquinca viaja en el tiempo hasta la actualidad para aplaudir también a las escritoras latinoamericanas de las cuales destaca nombres como Mónica Ojeda y Mariana Enriquez: «En AL las mujeres están escribiendo increíble, muchas de ellas ligadas a estos temas. De Mariana Enríquez ni se diga: es la escritora más potente al respecto y está revitalizando el género de manera muy importante y además ya con una proyección internacional y muchos lectores que la aman, con justa razón. También pienso en Liliana Colanzi de Bolivia, Mónica Ojeda desde Ecuador. En México Liliana Blum. Simplemente por soltar algunos nombres de muchísimas que hay. Entonces está siendo revitalizada la literatura en general por las mujeres en AL, y en particular por su enfoque en la literatura del horror».

«En México siempre se le ha visto como un género menor al horror. ¿Cómo te puedes explicar que viviendo en un país lleno de leyendas sobrenaturales, tan rico en pensamiento mágico, con tantas leyendas de fantasmas y con la relación tan profunda que tenemos con lo macabro como cultura desde la época prehispánica, ¿cómo te puedes explicar que no abunda la literatura fantástica y de terror? Abunda la literatura realista. Eso es algo que no van a explicar los académicos, lo tiene que explicar un psiquiatra literalmente».

«A Francisco Tario, que fue el papá de todo esto en los años 40, cuando escribía de fantasmas nadie lo pelaba. Tuvieron que pasar décadas para que lo re descubrieramos. Lo mismo le pasó a Amparo Dávila, la gran maestra del terror en México, en los años 60. Julio Cortázar fue el que la «descubrió» y la elogió cuando aquí nadie la pelaba. Entonces no ha sido un camino fácil, por supuesto por un malentendido, porque en el ámbito anglosajón nadie duda que Mary Shelley o Bram Stoker son un clásico. Pero en este país siempre ha habido ese prejuicio que no solamente venía de la crítica y la academia, sino de los propios escritores”.

“Las nuevas generaciones de escritores vienen desprejuiciadas y está muy nutrida por la cultura pop, donde en las series de televisión y en la novela gráfica son temas muy naturales. Cada vez más autores están entrando sin prejuicio a estos géneros, y en efecto, coincido con Mariana Enríquez cuando dice que en América Latina está habiendo un nuevo empuje de esta literatura sobrenatural y viene muy bien, pisando fuerte. Obviamente, la crítica está cambiando un poco también, los académicos lo están entendiendo mejor, y sobre todo los editores ya lo entendieron. Si antes rechazaban estos temas, ahora por supuesto lo aceptan porque saben que vende, a la gente le gusta».

VASOS COMUNICANTES CON EL CINE

Además de ser amante del mundo de las letras, este autor también lo es del lenguaje audiovisual: «El cine es muy importante en mi vida y en mi escritura. La inspiración que tomo, incluso los recursos cinematográficos que adapto a mi escritura, es muy importante para mí, me nutre muchísimo, además de la música, la propia literatura y otras expresiones de la cultura pop, como la novela gráfica».

«Al ser yo una persona muy cercana al cine, pues es algo que disfruto mucho, he estado colaborando con cineastas que se han acercado y se han vuelto buenos amigos míos y estamos desarrollando distintos proyectos, además de que he estado aprendiendo a hacer guion. Me he ido acercando mucho en los últimos años a ese mundo. Existe un cortometraje llamado A donde voy siempre es de noche, que hizo el director mexicano José Manuel Craviotto, basado en un cuento mío. Eso es lo único que hasta la fecha se ha filmado tal cual».

«En efecto mi literatura es muy visual, concuerdo con los que creen que es adaptable, y por lo mismo diversos productores y cineastas se han dado cuenta de eso y entonces han adquirido los derechos. Hay distintos proyectos en desarrollo. Unos en etapas muy iniciales, pero puedo decir que más personas me han comprado derechos para llevar otros cuentos a series de televisión o largometrajes. Todo esto me entusiasma mucho».

«Quizá el proyecto más serio, que es un hecho que se va a filmar, es una serie de televisión basada en la novela Toda la sangre, que forma parte de la saga Casa sola, la cual se va a poder en la plataforma Starz Play, y que la está haciendo la productora londinense Fremantle, junto con Lionsgate, que es estadounidense. Están respetando el espíritu de la novela, y a la vez creando un universo nuevo, expandiendo el universo que yo creé de manera muy interesante, pues son diez capítulos y quieren hacer varias temporadas utilizando otros libros de la saga. Es algo inminente y se filmará, si todo lo permite, el año que viene en la Ciudad de México, para verse en 2022″.

«Es un buen momento por la explosión mundial del streaming y por ello las productoras están buscando contenido no solo original, sobre todo historias basadas en libros. Y más aún, las historias de terror, pues es un género que vende. Curiosamente en la literatura es un género que se ha menospreciado mucho por ciertos sectores de la crítica y la academia. Pero en el mundo del cine y la televisión claramente es algo que vende mucho y gusta. Entonces es buen momento para los escritores. Como ahora los tiempos de producción deben recortarse por la pandemia, si ya hay un libro antes, todo se desarrolla muchísimo más rápido que partiendo de cero».

***

Cerramos la conversación y Esquinca asegura que estos relatos, además de divertir y asustar, sobre todo guardan muchas reflexiones para todo tipo de lector. Incluso para el más escéptico con el género del horror. “Es un libro que les va a causar felices pesadillas”, concluye con una risa macabra.

Nació en Guadalajara, Jalisco, el 4 de enero de 1972. Narrador y periodista. Estudió Ciencias de la Comunicación en el ITESO. Fue productor y locutor de radio en la Universidad de Guadalajara. Ha publicado en Crónica, Día Siete, El Financiero, La Jornada Semanal, Letras Libres, Milenio, Nexos, Reforma Tierra Adentro. Becario del FONCA, 1996. Miembro del SNCA. Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 1994. Participó en la antología Grandes hits volumen 1. Nueva generación de narradores mexicanos, editada por Almadía. Belleza roja fue reconocida por el diario Reforma como la Mejor Primera Novela de 2005.

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