A través de relatos fantásticos y de horror, el autor mexicano Enrique Urbina busca acercar al lector a su entorno desde otro ángulo: “Estos géneros son muy útiles para aproximarnos a la realidad de una forma más directa y clara, contrario a lo que se piensa”, opina en entrevista este escritor amante de la mitología, las criaturas fantásticas y los relatos folk.

En este compendio de cuentos con finales desconcertantes, los personajes más que buscar una lógica en los hechos aterradores que presencian, se dejan intoxicar por esas realidades alucinantes.

Ciudad de México, 28 de noviembre (SinEmbargo).- Nadie encontrará mis huesos (Editorial Paraíso Perdido) es un libro de cuentos de horror, ecoficción y weird, donde los personajes, más que buscar una lógica en los hechos aterradores que presencian, se dejan intoxicar por esas realidades alucinantes.

El horror que viven los personajes es uno actual, uno en donde no es necesario que se haga de noche, o que nos encontremos en casas embrujadas para encontrarnos con lo terrible. El horror en este libro es aquello que damos por hecho y que ignoramos, como la naturaleza misma.

Los códigos fantásticos en los que está escrito este libro no buscan alejar de la realidad al lector; al contrario, buscan acercarlo a ella a través de lecturas que provoquen algún cambio en su percepción de la misma. Esto también es parte de la intoxicación “natural” que exploran esto cuentos, y que se muestra en sus referencias y estructuras narrativas.

Toda esta intoxicación deviene en una sola cosa: que el lector no pueda soltar el libro hasta que termine de leerlo. A continuación te presentamos, para Puntos y Comas, nuestra charla con Enrique Urbina, un joven autor amante del horror, la mitología, las criaturas fantásticas y los relatos folk.

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—¿A qué se debe tu fascinación por el género del horror y la fantasía? ¿Qué temas subyacen en tus relatos?

—¿Qué entendemos por «realidad»? Justo escribo en estos géneros porque a mí la idea de realidad como una serie de reglas y lógicas que nos permiten «funcionar» no me convencen, pues todo el tiempo (y sobre todo este año) nos hemos dado cuenta de que la realidad nos supera. Por eso muchas veces los personajes del libro no cuestionan los eventos fantásticos con los que se encuentran, y simplemente deciden ir con ellos.

Creo que todos estos géneros son muy útiles para aproximarnos a la realidad, contrario a lo que a veces se dice sobre que nos alejan de ella. Me parece que con estos géneros podemos transformar nuestra propia realidad y llevarla a esos mundos para exaltar ciertos aspectos de nuestra realidad y nosotros podernos acercar a ella de una manera diferente y más clara. Nos acercan más, de forma muy directa, a problemas sociales actuales.

Existe lo sobrenatural, que son fantasías que van más allá de la naturaleza, pero un concepto que subyace más en estos cuentos es lo «preternatural». Para mí todo lo que sucede en este libro son fenómenos preternaturales, es decir, que también son parte de la naturaleza pero no los conocemos y por ello normalmente los catalogamos como imposibles; pero solamente no nos hemos encontrado con ellos de forma directa. En ese sentido, me parece que la naturaleza funciona así un poco: la vemos como este ente desconocido y peligroso, casi contrario al ser humano. Nos vemos como diferentes a la naturaleza, pero obviamente somos parte de ella.

—Hay cuentos que me perturban particularmente, como «La noche y el hastío», donde los padres revelan su naturaleza ante los hijos. Me llama la atención el contraste de elementos tan coloridos como las flores, con temas tan sombríos como los que desarrollas a lo largo del libro. ¿Por qué usar la naturaleza de esta manera?

—Me interesa el género del folk horror, que ahora hemos visto varias películas que entrarían dentro de ese género, como La Bruja o Midsommar. Sobre ello hay toda una tradición. Generalmente estos imaginarios van encaminados hacia fiestas donde hay algún tipo de sacrificio. A mí lo que me interesaba era explorar cómo esta juventud rebelde, salvaje, es de alguna forma temida por el mundo de los adultos y al mismo tiempo ofrecida hacia la naturaleza como una semilla de posibilidades.

—Aunque de forma siniestra, creo que la portada revela bastante esa relación con la naturaleza…

—No había pensado en una portada hasta poco antes de que saliera el libro. Me gustó mucho el trabajo de la artista polaca Aleksandra Waliszewska porque justo me parece que muchas de sus pinturas tenían lazos en común con lo que yo quería expresar. Finalmente la contactamos y me mostró esta imagen que se adapta muy bien a lo que los lectores encontrarán en el contenido del libro. Se trata de una persona en una relación extraña con la naturaleza, con un gesto también incierto que parece sufrimiento, pero puede que no lo sea. Me parece que la ilustración en sí cuenta una historia.

—La mitología, las leyendas, las criaturas fantásticas hacen eco en todos los relatos de este libro. ¿Cómo se nutre tu narrativa de otras disciplinas?

—A la hora de pensar este libro, necesitaba delimitar tanto temas como secuencias. Desde la portada queda claro que lo que quería explorar justo era la relación de la naturaleza con el ser humano. Para eso realicé una selección de autores que me podían funcionar. Comparto muchas cosas con la imaginación de Guillermo del Toro, específicamente El laberinto del fauno. Escritores anglosajones como Jeff VanderMeer con su serie Aniquilación, que también tiene que ver con este tema de la relación de la naturaleza con el hombre y el lenguaje que puede existir entre ellos.

Escenas de la película “Aniquilación”, inspiración para los relatos de Enrique Urbina. Foto: Especial
Escenas de la película “Aniquilación”, inspiración para los relatos de Enrique Urbina. Foto: Especial

Películas como Babadook que tiene una relación tormentosa entre una madre y su hijo, tema que se puede ver un poco en el cuento «Raíces». Los cuentos de hadas también fueron muy importantes para este libro, de hecho podría decirse que algunos relatos son reescrituras de cuentos de hadas. Me parece interesante cómo es la naturaleza de un personaje de cuento de hadas. También de los cómics retomo varias cosas. Junji Ito, autor de manga, cuya serie Uzumaki es muy famosa. Series animadas como Over The Garden Wall, que incluye este tema de la cosecha y el estar perdido dentro de un bosque. Diría que todas estas son las principales.

Algunas viñetas del manga Uzumaki que refiere Urbina. Foto: Especial

—¿Te gustaría pasar tus cuentos a un formato audiovisual, ahora que el género de fantasía y horror es bastante demandado en el streaming?

—No me han hecho propuestas de guion, pero la verdad es que sí me gustaría. Me gusta explorar todos los géneros y creo que el formato cinematográfico, a pesar de tener sus diferencias con el literario, en cuanto acción se podría representar muy bien. Como soy fanático de todo este tipo de películas y series, y además me inspiro en ellas, no se me haría tan complicado ese salto a otro medio.

—Cuéntanos sobre tu acercamiento a Paraíso Perdido. ¿Qué puedes decirnos de este y otros sellos independientes?

—El cuento «Raíces» de este libro es como una segunda edición de una plaquette que salió con ellos hace como cuatro años. Después, hace como dos años, ellos se acercaron a mí de nuevo y me preguntaron si me interesaba mandarles algo para continuar con esa puerta que se abrió, y entonces les mandé este libro que estuve trabajando un tiempo y finalmente se logró publicar.

Creo que a pesar de que es difícil competir contra la distribución que tienen editoriales trasnacionales, las editoriales independientes tienen sus lectores y estos son generalmente quienes le apuestan porque saben que estos sellos tendrán propuestas diferentes y que se adapten más a su gusto. En una trasnacional sí caben estos géneros de ficción, pero ya habrá pasado por algunos filtros que tal vez cambien un poquito los temas y la forma en que se abordan. Aunque se repita mucho esto de las editoriales independientes, es cierto que son un espacio para voces diferentes.

—Dinos tu opinión sobre el nicho de la literatura de ficción en México. ¿Ya se valora más? ¿Qué autores jóvenes destacarías?

—Creo que en México siempre hemos vivido junto a las historias de terror, para empezar con las leyendas que van desde tiempos prehispánicos. A México siempre le ha gustado mucho el terror en cuanto a películas, series y autores, pero a penas nos estamos dando cuenta de ello. Es cierto, el horror estaba algo escondido y ahorita hay una explosión total, lo cual me da mucho gusto.

Actualmente de autores jóvenes que esté leyendo, se encuentra Lola Ancira, quien escribe en un registro muy psicológico, pero siempre explorando los temas del horror. Yesenia Cabrera también está trabajando sobre esos temas al igual que Gerardo Lima, quien tiene una propuesta interesante en cuanto a este género. Espero que haya más autores y más conversación entre mexicanos.

Respecto a mi libro, que se suscribe a ese género, me ha gustado ver que aunque hay gente que no disfruta el horror, se ha adentrado en él y lo ha disfrutado con esto cuentos. Estos relatos son para cualquiera que le interese el género y es un libro para divertirse, que ese es uno de mis propósitos principales.

Enrique Urbina (1993) ha publicado la plaquette Raíces (Paraíso Perdido, 2016) y el poemario Aquí el silencio no descansa (Dharma Books, 2018). También ha colaborado con diversos medios impresos y electrónicos como Tierra Adentro, Penumbria, Letralia y Axxón. Fue becario del programa PECDA-EM 2019- Actualmente es editor de la sección #eintervenciones de la revista Vozed.