Su vida estuvo en riesgo al menos en dos ocasiones antes. En 2013-2014 cuando fue líder de autodefensas en Tepalcatepec contra Los Caballeros Templarios y cuando sufrió un accidente aéreo. Este 2020, trabajando como Delegado del ISSSTE en Michoacán, el doctor Manuel Mireles se contagió de COVID-19, la cual se le complicó por su diabetes y problemas cardiovasculares. Falleció este 25 de noviembre a los 62 años.
Ciudad de México, 25 de noviembre (SinEmbargo).– El 26 de junio de 2014, el doctor José Manuel Mireles Valverde, casi siempre con sombrero en su cabeza canosa, y doña Evangelina Contreras fueron a la Mira, en el municipio de Lázaro Cárdenas, para buscar a cuatro personas para que les dijeran dónde tiraron o enterraron a la hija de la señora.
Sus muchachos encontraron las casas de los criminales. En una había un laboratorio de procesamiento de drogas; en otra, había armas y en una más había una mujer contando mucho dinero arriba de su cama. Las aseguraron. El Ministerio Público Federal de Lázaro Cárdenas nunca les contestó. Decidieron retirarse. Al día siguiente, mientras comía pollo asado en La Mira, Mireles fue detenido por uso de armas exclusivas del Ejército y supuesta portación de mariguana y cocaína.
A las 4:30 de la tarde, dos ministeriales se dirigieron rumbo al baño del restaurante donde comía con otro doctor. No entraron, sino que voltearon hacia él; uno le sujetó del hombro izquierdo y otro del hombro derecho, pero al darle un apretón y un jalón fuerte a su hombro y brazo hacia atrás, por reflejo, apretó el pollo (no lo soltó). La articulación del húmero clavicular se dislocó; escuchó el tronido y sintió un dolor intenso. Le pusieron esposas por detrás y una funda en la cabeza, le quitaron su sombrero, lo metieron a su propia camioneta y le pusieron otras esposas en los pies, narró el exautodefensa de Tepalcatepec en su libro «Todos somos autodefensas. El despertar de un pueblo dormido” (Grijalbo, 2017).
—Mira lo que te voy a cargar –le dijo un ministerial que le sombró armas.
—Señor, mis armas están nuevecitas —le contestó—, están registradas y las tengo en la casa; aquí están los papeles. Son las únicas armas que cargo, yo no cargo fierros viejos, no los necesito, yo no ando en guerra.
—Pues yo no sé qué le hiciste al pendejo de Castillo [Comisionado de Seguridad Alfredo Castillo Cervantes] que por culpa de él andamos chingándote a ti y a toda tu gente.
—¿“A toda mi gente”?
—Sí. Ya están deteniendo a todos en la plaza y en las calles, y a todo el que ven lo están cargando.
«LUCHÁBAMOS CONTRA EL MISMO ESTADO»
El subdelegado del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) en Michoacán, José Manuel Mireles Valverde, dio positivo a la COVID-19 el viernes 6 de noviembre, informó personalmente en su Twitter. Este fin de semana se informó que el exlíder de autodefensas de Tepalcatepec, señalado de declaraciones machistas, se encontraba en terapia intensiva debido a complicaciones, ya que tenía problemas cardiovasculares crónicos y diabetes que se agravaron durante el tiempo que permaneció en prisión hasta mayo de 2017. Finalmente falleció este 25 de noviembre.
«A todo el sector salud nuestro reconocimiento, respaldo y admiración. Tenemos algunos síntomas, pero con muy buen ánimo, fuertes y con la seguridad de que vamos a salir adelante», tuiteó entonces. Dos semanas después, se informó en su cuenta de esa red social que «el doctor sigue dando la batalla». Su pareja Estephanía Valdes aseguró el viernes 20 de noviembre que «es un guerrero nato» y se dijo orgullosa de él. Cuando estaba casado con Ana Delia Valencia, también tenía una novia joven a quien le confesó que tenía miedo de que lo mataran los Templarios o los militares y quería huir a Estados Unidos.
El médico cirujano Mireles es reconocido a nivel nacional porque a sus 55 años, junto con otros pobladores de Tepalcatepec, ante la pasividad de las autoridades estatales y federales, decidieron tomar las armas y chalecos antibalas en la Tierra Caliente de 2013 para defender a sus familias de la extorsión, el robo de cultivos, el secuestro, la violación y la tortura de Los Caballeros Templarios (derivados de la Familia Michoacana), cuyo líder de entonces, Servando Gómez “La Tuta”, fue captado en 2015 tomando una cerveza con Rodrigo Vallejo, el hijo del exgobernador priista de Michoacán, Fausto Vallejo.
«Los Templarios le mocharon las cabezas a mis vecinos por ser de Tepalcatepec. Seguíamos nosotros», mostró una foto Mireles en el documental Tierra de Cárteles (Matthew Heineman, 2015). «El Gobierno no proporciona las garantías de seguridad que el pueblo necesita. Todos los sobrevivientes ya nos hicieron algo a nuestras familias. Ya nos mataron a alguien, ya nos secuestraron a alguien, ya nos violaron a alguien. La mejor forma de morir nosotros era luchando».
En enero de 2014 sufrió un accidente aéreo mientras iba a aterrizar en avioneta por La Huacana, por lo que fue hospitalizado en la Ciudad de México al presentar traumatismo cranoencefálico leve y mandíbula dislocada. Él mismo descartó un atentado. «Tengo tornillos en toda la cabeza. Dios me dio una segunda oportunidad», le comentó a su padre semanas después mientras lo abrazaba.
Medio año después, el 27 de junio de 2014, ya separado por diferencias de Estanislao Beltrán «El Papá Pitufo» e Hipólito Mora, fue detenido en Lázaro Cárdenas junto con otros autodefensas por portación de armas de uso exclusivo del Ejército, ya que el Gobierno federal envió a Alfredo Castillo como Comisionado para la Paz y Seguridad para desarmarlos y uniformarlos paulatinamente. Ante la detención del exsecretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos, por presunto nexo con el narcotráfico, el doctor Mireles tuiteó en octubre pasado que terminaba de entender por qué hace seis años lo detuvieron, lo raparon, lo incomunicaron y permaneció casi tres año preso.
«Mi detención fue resultado del anuncio de recuperar el municipio de Lázaro Cárdenas para liberar el puerto de carga más importante del país, donde se traficaban cantidades importantes de drogas y minerales. Ahora entiendo la consigna, luchábamos contra el mismo Estado», escribió. Mientras estaba hospitalizado, al General Cienfuegos se le retiraron los cargos en Estados Unidos para ser enviado e investigado en México, de acuerdo con la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
Actualmente, con el enfrentamiento entre el Cártel de Jalisco Nueva Generación y “Los Viagras”, cártel de los hermanos Sierra Santa que se extendió tras el arresto de Mireles y luego de que Castillo los reconoció como autodefensas, la violencia en Michoacán continúa.
Mireles, considerado preso político, fue liberado en mayo de 2017, un año antes del término del Gobierno de Enrique Peña Nieto. En diciembre de ese año, publicó el libro Todos somos autodefensas. El despertar de un pueblo dormido (Grijalbo, 2017), el cual escribió durante su estancia en el penal de Hermosillo, Sonora, y luego en el de Tepic, Nayarit. En total estuvo recluido 47 meses, y el libro, dice, se redactó en sobres y rollos de papel higiénico, porque estuvo en incomunicación absoluta.
«¿Quién es más criminal?», planteó Mireles en entrevista con SinEmbargo a un mes de su liberación, «Manuel Mireles, que lo único que hizo fue defender su vida y su pueblo o el que vino a armar a los criminales para que nos siguieran jodiendo a todos los civiles”, cuestionó respecto a Alfredo Castillo, primero hermano del entonces Procurador General de la República, Raúl Cervantes Andrade.
En el libro, escribió: «como autodefensas el único criterio de todos nosotros era defender nuestro pueblo, nuestras vidas, nuestras familias, nuestra productividad y nuestra propiedad».
SUS DICHOS SOBRE LAS MUJERES
Al doctor Manuel Mireles se le conocieron varias parejas y su esposa Ana Delia sabía que «ese era su problema». En plena grabación del documental Tierra de Cárteles (2015) se le ve acosar a una joven mujer, a quien le agarra la pierna sin su consentimiento.
–¿Sí sabes tú que las libras son las mejores parejas de los escorpiones? Me enamoré de usted a primera vista– le dijo estando casado. La mujer sonríe muy incómoda.
En septiembre del año pasado durante un evento en Apatzingán, el subdelegado del ISSSTE de Michoacán llamó “pirujas” a las concubinas de los derechohabientes de la dependencia federal. Las acusó de pagar bajas cuotas y exigir atención médica costosa para el tratamiento de enfermedades crónicas en el marco de la quiebra de la delegación.
«Aparte de atender a este señor con hemodiálisis, tenemos que atender a toda su familia. Y tenemos que atender a la primera… yo les digo de otra manera… Hay que atender a la primera piruja, segunda piruja y hasta la quinta. Ahora resulta que están viendo la manera en que atendamos al novio de los hijos del derecho-habiente (…) Por favor, pero no aportan más (…) No es justo”, declaró Mireles.
Al ser criticado por la opinión pública por su comentario machista, colgó un video en Twitter para ofrecer disculpas. «De todo corazón, ofrezco mis disculpas pues siempre he tenido un gran respeto por la mujer, no nada más porque yo salí de una mujer, sino porque la mujer es la puerta de nuestras vidas», declaró. “Sí se me escapan los malos términos, pero nunca ha sido mi intención ofender a nadie”.
Solo cinco días después, ahora en Uruapan, contó que una persona lo amenazó con llevarle 15 mil personas a tomar la Delegación del ISSSTE, «si no le daba una base porque había conocido una ‘nalguita’ nueva. Son palabras se él, no mías”, afirmó. Ante las risas de algunos de los asistentes, aclaró que «yo les llamo de otra cosa, a lo mejor más feas, pero son palabras mías”.
Frente a ambas declaraciones, el Instituto Nacional de Mujeres (Inmujeres) y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) le pidieron capacitarse en lenguaje no sexista.