Los nueceros chihuahuenses reportaron hace tres años que el municipio de Jiménez es el territorio con mayor superficie de huertas nogaleras en Chihuahua con 11 mil 228 hectáreas. Le sigue en superficie Camargo con 8,539 hectáreas; de las cuales, poco más de 5 mil estaba en producción y 3 mil 500 en desarrollo. En total, en la entidad hay 115 mil hectáreas y se estima que genera alrededor de 10 mil empleos directos por año y 3.1 millones de jornales.
Por Gardenia Mendoza
Los Ángeles, California, 20 de octubre (LaOpinión).- Si acostumbras a comer nuez, es probable que formes parte de un problema entre México y Estados Unidos que se tornó dramático en los últimos días cuando los habitantes del poblado de Camargo, Chihuahua, convocados por las campanas, se enfrentaron a la Guardia Nacional con palos para tomar el control de una presa.
Hubo dos muertos.
La fiebre de las nueces para las dietas fitness en todo el mundo tiene a los dos países al borde de un conflicto internacional. No es la única causa, pero sí la catapulta, reconocen autoridades, porque el estado de Chihuahua se montó en la tendencia nutricional de “la grasa buena” y se lanzó a lo grande con la siembra de nogal, un cultivo que se chupa millones de metros cúbicos de agua.
“Sólo el municipio de Jiménez produce más nuez pecanera que todo el estado de Texas, Estados Unidos”, presumió en 2017 el Comité Mexicano del Sistema Producto Nuez A.C. con base en un estudio de mercado donde también se dio a conocer que la región chihuahuense produce el 20 por ciento de la producción mundial y el 65 por ciento en México.
El dato encendió la alerta de diversas instituciones, entre ellas, el Instituto Nacional de Investigación Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Esta última lanzó un año después una alerta roja en su plan hídrico.
“¡Se sembraron 100 mil hectáreas de nuez pecanera en los últimos 10 años!” destaca el diputado local Benjamín Carrera.
Los nueceros chihuahuenses reportaron hace tres años que el municipio de Jiménez es el territorio con mayor superficie de huertas nogaleras en Chihuahua con 11 mil 228 hectáreas. Le sigue en superficie Camargo con 8,539 hectáreas; de las cuales, poco más de 5 mil estaba en producción y 3 mil 500 en desarrollo.
En total, en la entidad hay 115 mil hectáreas y se estima que genera alrededor de 10 mil empleos directos por año y 3.1 millones de jornales.
La apuesta, efectivamente trajo bonanza a los municipios Camargo, Jiménez y los alrededores ubicados en la frontera con el estado de Tamaulipas y Coahuila. Datos oficiales ubican a estos municipios como uno de los más ricos de la región gracias a la agricultura y la ganadería.
Por sus calles áridas se observan circular ostentosas camionetas e imponente maquinaria agrícola como símbolo del poder que les da el agua de los ríos (el 80 por ciento del agua en Chihuahua es para uso agrícola) así como la presa La Boquilla.
¿El costo? Una factura que debe pagar porque parte de ese líquido debe compartirlo con Estados Unidos, según un tratado firmado en 1944 por las dos naciones.
EL TRATADO Y LA POLÍTICA
El acuerdo establece que EU aportará a México mil 850 millones de metros cúbicos de agua anuales de la cuenca del Río Colorado, mientras a México le corresponde aportar alrededor de 2 mil 158 metros cúbicos en ciclos de cinco años. Los faltantes siempre se deben reponer en el ciclo siguiente.
Actualmente está por finalizar el ciclo 35, en el cual, México debe a su vecino 301 millones de metros cúbicos y la fecha límite para cubrir el adeudo es el 25 de octubre.
Para pagar la cuota, el Gobierno de AMLO envió a la Guardia Nacional desde febrero pasado a la presa La Boquilla en el municipio San Francisco de Conchos para vigilar los preparativos del trasvase del agua y así cumplir con el tratado, pero hasta ahí llegaron 3 mil agricultores para evitarlo.
“No podemos dejarnos porque aquí todo es agricultura y todos dependemos de ello”, Jorge Aldana, dirigente de la Asociación Agrícola de Camargo.
Así comenzó un estira y afloje entre los campesinos y el gobierno federal. “Los tratados se cumplen”, advirtió el presidente Andrés Manuel López Obrador. “No hay condiciones”, reviraron los otros y comenzaron a sacar agua del río hasta que les dijeron basta y así volvieron al ataque.
En septiembre, los agricultores tomaron el control de la presa La Boquilla luego de confrontar con palos y piedras a elementos de la Guardia Nacional, quienes respondieron con gas lacrimógeno, lo que dejó varias personas lesionada y daños a una oficina de la Comisión Federal de Electricidad.
A la par, tomaron el control de las vías del tren y pusieron condición para liberarlas que el Estado les perfore 10 pozos y la construcción de una carretera. “No nos van a arruinar el negocio”, dijo el Aldana, el dirigente campesino.
Hasta el sexenio anterior, el Estado mexicano vio con buenos ojos el crecimiento del cultivo de la nuez y hasta apoyó estrategias para consolidar los mercados en Estados Unidos de América, Canadá, países de la Unión Europea, China, Turquía y Corea del Sur, según información divulgada por la Secretaría de Agricultura.
Pero la sequía en los últimos tres años se agregó a la demanda excesiva de agua que requiere el nogal, además de los cultivos tradicionales (aunque en menor escala) de alfalfa, algodón, avena, cacahuate, cebolla, cereza, chile, manzana, maíz, pistache y trigo.
López Obrador en su conferencia de prensa dijo que había algo más: la manipulación política por parte de la oposición —encabezada localmente por el gobernador Javier Corral, del Partido Acción Nacional— para golpear al gobierno federal, responsable de cumplir el Tratado de Aguas.
Por eso, su administración congeló cuentas de políticos y líderes sociales como Salvador Alcántar, presidente de la Asociación de Usuarios de Riego del Estado de Chihuahua. En los últimos días, éste se reunió con la secretaria de Gobernación en busca de soluciones.
Mientras tanto, el Gobernador de Texas, Greg Abbott, se encuentra en espera de la ayuda que solicitó al Departamento de Estado de EU para presionar a México para saldar su deuda hídrica. El Presidente Donald Trump aún no se pronuncia al respecto.
LAS OPCIONES
Ramón Mendoza es un vendedor de nueces de su familia en Camargo. Lo hace a poca escala, al menudeo, pues su producción es pequeña porque depende de un solo pozo que tienen en sus terrenos; no del río ni de la presa La Boquilla. “Estaríamos en problemas si así fuera”, reconoce en entrevista telefónica. “Sobre todo porque somos pequeños agricultores y esos han sido los más perjudicados sean de nuez o de otro cultivo”.
Santos Anchondo, dirigente de la Asociación de Productores Lecheros en pequeño de Meoqui, lamentó el panorama “desolador” que se percibe en esa zona donde no lograron frenar la extracción de agua durante poco más tres meses de la presa Madero que quedó con un volumen de 62.656 millones de metros cúbicos, lo cual significa el 17.64%.
“No sabemos si habrá agua para nuestro ganado”.
Frente a este panorama, la comunidad de Estación bloqueó las vías del tren. Los pobladores atravesaron maquinaria agrícola y tractores, echaron toneladas de tierra sobre los rieles, y en algunos tramos quemaron los durmientes para exigir los pozos que dotarían el agua para sus cultivos que no son nuez y para consumo doméstico.
“Los grandes productores de nuez, ha dejado a la población sin agua potable”, acusó Saúl García, un campesino local ente medios de comunicación. “Nosotros hemos solicitado ayuda al gobierno para solucionar el problema y no nos ha hecho caso.
El académico de la Universidad de Chihuahua, Carlos Manjarrez asegura que el problema del agua actual irá de mal en peor si no se atiende el problema de sequía y las plantaciones de nogales una situación que no ha sido debidamente regulada por los gobiernos estatal y federal, pese a que es un factor clave en las tensiones.
“En vez de ver vegetación de desierto vemos grandes extensiones de cultivos agrícolas, donde impera el nogal e impera la alfalfa”, explica. “Posiblemente la capacidad del estado no es para tener esa cantidad”.