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Ricardo Ravelo

04/09/2020 - 12:05 am

Sinaloa y CJNG, dueños del país

Al rendir su segundo informe de Gobierno, el Presidente Andrés Manuel López Obrador mintió: Dijo, a boca llena, que la delincuencia organizada ya no manda en el país, como antes. Esta aseveración exhibe al mandatario como un personaje que miente mecánicamente, que no es consciente de sus expresiones o que simplemente piensa que la sociedad es ignorante.

Entre Ambos Cárteles Hay Marcadas Diferencias No Se Compara El Cártel De Jalisco Con El De Sinaloa Foto Cuartoscuro

– Baja California: la encuesta que enoja a Bonilla

A base de violencia y corrupción, amenazas vía las redes sociales, uno de sus nuevos instrumentos de guerra, el cártel de Jalisco Nueva Generación se posiciona como el segundo grupo criminal a un año y ocho meses de que el Presidente Andrés Manuel López Obrador tomó el poder. Si su ascenso era fulgurante, el cártel que dirige Nemesio Oseguera se ha convertido en amo y señor de las rutas de “el huachicol”, pues ya domina desde el sureste hasta el norte del país. Sus tentáculos atenazan estados como Tabasco, Campeche y Quintana Roo, pero también alcanzan a Veracruz, Puebla, Hidalgo, Querétaro, Guanajuato –ya son los amos tras la captura de “El Marro»–, Jalisco, Sonora y Baja California. En esta última entidad sellaron una alianza con el cártel de Tijuana Nueva Generación. Por si fuera poco, están presentes en la Ciudad de México, pues se asociaron con el cártel Unión Tepito. No le ha ido mal a Nemesio Oseguera en el Gobierno de la Cuarta Transformación. La política de “abrazos y no balazos” le ha permitido consolidarse como el segundo cártel más poderoso de la República mexicana.

Al rendir su segundo informe de Gobierno, el Presidente Andrés Manuel López Obrador mintió: Dijo, a boca llena, que la delincuencia organizada ya no manda en el país, como antes. Esta aseveración exhibe al mandatario como un personaje que miente mecánicamente, que no es consciente de sus expresiones o que simplemente piensa que la sociedad es ignorante.

Unas horas después, en la colonia Barona de Cuernavaca, Morelos, un grupo armado asesinó a ocho personas que asistieron a un velorio. Los criminales abrieron fuego, en pleno velatorio, exhibiendo no sólo el poder que detentan sino la impunidad, la terrible impunidad con la que operan los criminales en todo el territorio nacional.

Cabe decir que el estado de Morelos no tiene paz, que durante el Gobierno de Graco Ramírez el cártel de “Los Rojos”, que encabezaba Santiago Mazari, “El Carrete”, fue protegido y que debido a la impunidad que cobijó al crimen Ramírez heredó un estado sin ley y dominado por la violencia criminal.

También es un hecho que el actual Gobernador, Cuauhtémoc Blanco, no termina de consignar las carpetas en contra de su antecesor: habla y habla de que se está investigando la corrupción de Graco Ramírez, pero se trata de una promesa incumplida, hasta ahora, y más bien se habla de que entre ambos ya hubo negociaciones. Graco Ramírez se mueve por el país sin mayores preocupaciones.

Lo cierto es que así como en Morelos el narcotráfico y otras modalidades del crimen organizado están impunes –como lo está todo en el país, por desgracia– llama la atención que tras la captura de José Antonio Yépez, “El Marro”, ahora el nuevo amo y señor del huachicol sea Nemesio Oseguera, “El Mencho”, líder del cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), el segundo grupo criminal más poderoso de América Latina, después de Sinaloa.

La radiografía sobre la expansión de este cártel da cuenta que el grupo criminal de “El Mencho” es muy bien tratado por el Gobierno de la Cuarta Transformación, pues el control que ejerce en el robo de combustibles abarca desde Campeche hasta Baja California. Es el más amplio corredor que ha controlado un cártel sin ser molestado ni por elementos de la Guardia Nacional ni por las Fuerzas Armadas que ahora operan en todo el territorio realizando tareas policiacas. En el sexenio de la más amplia militarización –ni con Felipe Calderón hubo tantos soldados operando en el país, actualmente se disponen de más de 200 mil elementos– el CJNG goza de la más amplia impunidad.

Esta es la radiografía:

Tras la caída de José Antonio Yépez, “El Marro” –jefe del cártel de Santa Rosa de Lima– el cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) se colocó como la segunda fuerza criminal del país, abajo del cártel de Sinaloa. Sin embargo, la organización que encabeza Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, sigue conquistando territorios y actualmente ya domina un amplio corredor que abarca desde el sureste hasta el norte de la República.

Con apenas 15 años de existencia, el cártel de Jalisco irrumpió como un grupo ligado al cártel de Sinaloa y a “Los Cuinis”, éste fue encabezado por Gerardo González Valencia, cuñado de “El Mencho”, quien purga una larga condena en el penal de Puente Grande, Jalisco. Este personaje se caracterizó por operar el narcotráfico a través de buques de carga procedentes de Europa, Asia y algunos países de América Latina como Colombia y Venezuela.

Luego de romper con Sinaloa, comenzó el ascenso de Oseguera Cervantes y su grupo criminal. Al igual que lo hicieron “Los Zetas” en su época, el CJNG diversificó sus actividades: puso en marcha los secuestros y a la par las extorsiones, venta de drogas químicas, robo de combustibles a Petróleos Mexicanos, entre otras, que lo comenzaron a posicionar en todo el país. Pero fueron desplazados.

El cártel de Jalisco, además, es el segundo más poderoso en la exportación de cocaína y mariguana a Estados Unidos. Cálculos de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) estiman que esa organización criminal introduce unas 15 toneladas de droga trimestrales a la Unión Americana, pero el trasiego más fuerte lo realizan con las drogas sintéticas, las que tienen amplia demanda en Estados Unidos.

En el territorio nacional, el CJNG controla veinte entidades federativas. Antes de la captura de “El Marro” Guanajuato fue epicentro de una lucha armada entre los cárteles de Santa Rosa y el CJNG. Además del control del mercado de las drogas, la plaza interesaba a “El Mencho” porque esa entidad está entre las más boyantes del país; es una zona comercial e industrial donde se mueve mucho dinero, nada más preciado para desarrollar una industria criminal basada en el secuestro y las extorsiones.

Pero “El Marro” no estaba dispuesto a negociar ni a dejar la plaza y decidió pelear: esto causó que la región de “El Bajío” se convirtiera en la más violenta del país.

Luego de la caída de “El Marro” –fue detenido en flagrancia tras el secuestro de una empresaria de Apaseo El Alto, Guanajuato, junto con cinco secuaces–, el CJNG se apoderó de esa entidad y, con ello, amplió el boyante corredor que ahora explota.

Y es que ahora el CJNG domina la ruta de trasiego de drogas y de “huachicol” más amplia de todo el territorio nacional. El grupo criminal que dirige “El Mencho” controla el estado de Tabasco y Campeche; de aquí se conecta con Quintana Roo, otro de sus feudos claves. También está posicionado en Veracruz y Puebla –zona huachicolera– y sus tentáculos alcanzan a Hidalgo –otro estado estratégico para el robo de combustibles– y enseguida salta a Querétaro y Guanajuato. Esta segunda entidad les interesaba porque pueden operar con todas sus actividades criminales. Sigue Jalisco, su territorio base, y continúa su red hasta los límites con Sinaloa, entidad donde no han podido penetrar por la guerra que enfrentan con Iván Archivaldo, José Alfredo y Ovidio Guzmán, hijos de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo», y con “El Mayo” Zambada, quien, según la DEA, es el verdadero líder de ese cártel. El control territorial del CJNG sigue avanzando por todo el norte de la República y llega a Sonora y Baja California. En este segundo estado selló una alianza con el cártel de Tijuana Nueva Generación, renovado con sangre joven, aunque sigue manteniendo ligas con la familia Arellano Félix, fundadores en la década de los ochenta de esa organización criminal.

De acuerdo con informes oficiales –incluso el Presidente Andrés Manuel López Obrador pregonó en su conferencia mañanera del viernes 14 de agosto que con la captura de “El Marro” Guanajuato ya no ocupa el primer lugar en violencia– la estructura criminal de José Antonio Yépez Ortiz está intocada, lo mismo que su base financiera y la amplia red de clientes, principalmente gasolineros que compraban combustible robado.

No es todo: También está intacta la base de protección política y policiaca que disponía “El Marro” para mantenerse impune en sus actividades criminales. Y, hasta donde se sabe, no existen investigaciones que apunten al desmantelamiento de este andamiaje de protección.

Con este crecimiento exponencial, el CJNG se colocó en la segunda organización más poderosa del país y disputa con el cártel de Sinaloa el control de otros territorios, entre otros, el estado de Yucatán y Quintana Roo, en la ruta del Caribe.

Entre ambos cárteles hay marcadas diferencias. No se compara el cártel de Jalisco con el de Sinaloa. Éste último está considerado por el “El Mencho” y tiene controles en América Latina solamente, pero continúa en ascenso. Sin embargo, ambos cárteles coinciden en algo: cuentan con la venia del Presidente de la República, por eso son intocables.

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Baja California: la encuesta que enoja a Bonilla

La semana pasada se desató una tormenta en Baja California luego de que el Presidente municipal de la ciudad de Tijuana, Arturo González Cruz, denunció públicamente que fue amenazado por el entonces Subsecretario de Gobernación, Ricardo Peralta, protegido de Olga Sánchez Cordero, quien por cierto fue corrido de la Secretaría de Gobernación bajo el argumento de que su salida era por cuestiones de austeridad. Nada creíble la razón.

Este hecho, sin embargo, desató una confrontación con el Gobernador Jaime Bonilla, quien trae un conflicto directo con González Cruz porque éste, como es legítimo, quiere ser Gobernador de Baja California en el 2021. Esta decisión no la tolera Jaime Bonilla, por eso es que el mandatario bajacaliforniano se ha pasado cuestionando a González Cruz: le recrimina que no trabaja y que desatiende el municipio porque está muy ocupado en buscar la gubernatura. Es obvio que Arturo González Cruz no es el candidato de Bonilla, pero esas diferencias deben limarse porque el munícipe tijuanense no puede aspirar a la gubernatura estando confrontado con el Gobernador. Y cabe decir que si bien una encuesta será la que determine quién será el candidato, la voz del mandatario pesa en el seno de Morena y en el ánimo del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Todo esto viene a cuento porque recientemente la casa encuestadora Massive Caller, una de las más serias, realizó una encuesta para conocer la posición de los aspirantes de cada partido a la gubernatura.

El resultado es muy claro: Arturo González Cruz le lleva veinte puntos de ventaja al más cercano competidor del PAN –en cuya lista aparecen Gustavo Sánchez, Óscar Vega Marín, Gustavo de Hoyos y Gina Cruz– y por si fuera poco encabeza las preferencias electorales entre los aspirantes de Morena, entre quienes figuran Marina del Pilar Ávila, Jesús Ruiz Urbe, Mario Escobedo, Marco Antonio Blázquez, Fernando Castro Trenti, entre otros.

Ante la pregunta respecto de si hoy fueran las elecciones de Gobernador, González Cruz barre con todos. Encabeza las preferencias electorales con un 36.5 por ciento, su inmediato competidor es el PAN con 16.6 por ciento.

Por parte del PRI hay poco que decir: su lista de aspirantes está encabezada por Jorge Hank Rhon, un personaje ligado a escándalos: al juego, presuntamente al crimen organizado, entre otros giros oscuros.

Quizá esta realidad sea la verdadera razón del berrinche del Gobernador Jaime Bonilla, quien tiene su preferencia inclinada por la Edil de Mexicali, de quien dice que ha trabajado muy bien. Pero la decisión se tomará basada en las encuestas y ésta que realizó Massive Caller no deja lugar a dudas.

 

 

 

Ricardo Ravelo
Ricardo Ravelo Galó es periodista desde hace 30 años y se ha especializado en temas relacionados con el crimen organizado y la seguridad nacional. Fue premio nacional de periodismo en 2008 por sus reportajes sobre narcotráfico en el semanario Proceso, donde cubrió la fuente policiaca durante quince años. En 2013 recibió el premio Rodolfo Walsh durante la Semana Negra de Guijón, España, por su libro de no ficción Narcomex. Es autor, entre otros libros, de Los Narcoabogados, Osiel: vida y tragedia de un capo, Los Zetas: la franquicia criminal y En manos del narco.
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